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La gracia del "maravilloso" Luis Enrique que no entienden todos por igual
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La gracia del "maravilloso" Luis Enrique que no entienden todos por igual

Luis Enrique asumió que la primera parte había sido mala, pero recordó que en la segunda el equipo se recompuso y que la Selección sigue dependiendo de sí misma para pasar a la fase final

Foto: Luis Enrique, durante el partido. (Reuters)
Luis Enrique, durante el partido. (Reuters)

"Está mal que yo lo diga, pero he estado maravilloso". A Luis Enrique, una derrota no le quita ese humor tan ¿peculiar? del que hace gala. Ese punto de soberbia, pero también de gracia. No se refería al partido entero, su primera derrota en el banquillo de España, solo a su tiempo en el descanso, la charla precisa que ayudó a que suequipo se reconstruyese y tuviese opciones de remontada. Después, en la rueda de prensa, reforzaría esa frase, recordando que hay muchos modos de hacer un descanso tras una goleada y que él, esta vez, escogió la moderación.

"Yo no puedo corregir nada, dentro del terreno de juego ellos son los protagonistas. Cada entrenador tiene su método, en mi caso depende de lo que haya visto, a veces hay que pegarle una patada a la mesa y cagarte en todo, y otras no. Estuve muy bien en el descanso, no lo dije con ironía, al final nos han faltado 10 minutos, pero el mérito es de los jugadores. Mi equipo no necesitaba, con la actitud que me ha demostrado, una patada, ni tres cambios, necesitaba reforzarlos, cambiar cosas, la salida del balón...".

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De eso, de fútbol, habló también Luis Enrique, con un análisis no muy concienzudo ni detallado. Tampoco era necesario esta vez, tan claros eran el mal de la primera parte como las virtudes de la segunda. Así trató de explicarlo él. "No ha sido nuestra mejor noche, lástima que no hayamos podido brindar una actuación completa. Esperábamos no sufrir tanto, nos ha costado mucho presionarles, nos han generado muchas transiciones, en eso son muy potentes, hemos estado imprecisos, nos ha costado el inicio del juego, hemos cometido errores individuales, el gol ha sido medicina para ellos y veneno para nosotros. La primera parte fue dolorosa", comentaba en rueda de prensa.

Sin medias tintas, como es él, pues poco antes, con TVE, había definido la primera mitad como "malísima" y había ahondado más en los errores. También quiso, por supuesto, señalar las bondades del equipo, que las tuvo en la segunda parte. "Saco una lectura muy positiva. Llevábamos en contra un resultado exagerado pero justo, nos seguía costando la circulación, hemos empezado a cerrar al rival cerca de su área, hemos tenido opciones, pero en una noche tan aciaga el gol ha llegado muy al final. Nos queda un partido de Nations League, fuera de casa, hay que ganar y esa es la mejor noticia, que depende de nosotros".

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Un entrenador experto

Esa última parte también forma parte del discurso. Primero, que es importante, recordar que él no ha llegado para jugar pachangas. La UEFA ha montado una competición que, de momento, no es grande, pero sí te enfrenta contra grandes y hace que partidos que antes podrían ser irrelevantes tengan su miga. "Ya sabíamos de antemano que era un grupo difícil, con dos semifinalistas del último Mundial no podía ser fácil, lo habíamos hecho todo tan bien que parecía así. Seguimos dependiendo de nosotros para clasificarnos, tenemos que ganar a Croacia y eso es lo que vamos a intentar". Esa es una verdad matemática, una victoria en Zagreb mete a España en la fase final.

También le pusieron los periodistas locales el capote para ver si sacaban al Luis Enrique enfadado, que existir existe. De momento, sigue sin aparecer por la Selección: cuando le preguntaron qué esperaba de la crítica cambió la dirección y dijo que prefería analizar lo ocurrido en el césped. Después, cuando hubo terminado de desmenuzar el partido, dejó una frase con solera pero sin maldad, recordando que él, a estas alturas, está curado de espanto: "Soy un entrenador experto, con mucha personalidad, estoy preparado para cualquier fiesta".

Foto: Álvaro Morata, en un entrenamiento en Las Rozas. (EFE)

En el discurso de Luis Enrique también hubo un lamento, no haber acertado antes porque se decía convencido de que el tercer gol podría haber sido cosa del Benito Villamarín. El asturiano afronta ahora una sensación nueva, pasarse un mes entero después de una derrota sin posibilidad de redención. En el fútbol de selecciones, solo es exprés una fase final, los periodos entre guerras pasan lentos y con muchas horas para pensar, pero eso tampoco le molesta.

"Nos viene de maravilla recargar pilas, analizar todo bien, mirar jugadores, mirar la lista, que la siguiente va a ser muy interesante porque hay jugadores que me han gustado y que en principio no habían tenido la oportunidad de estar en la primera lista, y a partir de ahí, ir a Zágreb con la artillería", señaló. Un poco de calma, que no sobra, no si se tiene en cuenta que llegó la primera derrota y que, en buena lógica, las críticas sobre esa primera parte saldrán a la superficie.

"Está mal que yo lo diga, pero he estado maravilloso". A Luis Enrique, una derrota no le quita ese humor tan ¿peculiar? del que hace gala. Ese punto de soberbia, pero también de gracia. No se refería al partido entero, su primera derrota en el banquillo de España, solo a su tiempo en el descanso, la charla precisa que ayudó a que suequipo se reconstruyese y tuviese opciones de remontada. Después, en la rueda de prensa, reforzaría esa frase, recordando que hay muchos modos de hacer un descanso tras una goleada y que él, esta vez, escogió la moderación.

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