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España no se arrodilla ante Inglaterra: por qué esta derrota escuece menos que antes
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PAGÓ MUY CARO LOS ERRORES DEFENSIVOS

España no se arrodilla ante Inglaterra: por qué esta derrota escuece menos que antes

España pagó muy cara una horrible primera parte ante Inglaterra que le costó encajar tres goles. En la segunda, demostró que hay cosas que han mejorado y mereció el empate

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Se puede perder (2-3), pero nunca arrodillarse. Y eso es lo que hizo España contra Inglaterra en una segunda parte que apaga las alarmas que se encendieron después del ridículo defensivo del primer periodo. Luis Enrique tardará en olvidar ese desastre defensivo que es impropio de un equipo que se tiene que caracterizar por la identidad de su dueño. A España le faltó contundencia y atención en los tres goles de los ingleses. Una lección que tiene que aprender el equipo que está construyendo Luis Enrique, porque una cosa es sufrir un accidente y otra dejar que se convierta en hemorragia, y la Selección española pareció un grupo de jugadores moribundos en defensa.

Inglaterra reventó las espaldas de Busquets, Sergio Ramos y Nacho con demasiada facilidad cuando se activaron Kane, Sterling y Rashford. Un ataque tan previsible y sencillo como la táctica de los ingleses. Estar ordenados, bien replegados y esperar a lanzar el contraataque. España empezó a caer en la trampa con demasiada inocencia. Culpa de Luis Enrique, el primero, por no modificar esa sangría. Debió meter a Rodrigo para hacer más sólido el bloque. Culpables también los jugadores por defender con la mirada y caer en la desconfianza y la inseguridad.

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El escenario, con 0-3 al descanso, era dramático. Las sensaciones de España eran las de un equipo en ruinas y derrumbado. El coladero defensivo dejó a los futbolistas aturdidos. Un esperpento que podía tener peores consecuencias si no se producía una reacción. La hubo, porque hay un entrenador experimentado que ha visto muchas batallas como esta y supo meter en la cabeza de los futbolistas que la remontada era posible. Cambió la actitud radicalmente y esto es lo más positivo que se puede sacar de la primera derrota de la España de Luis Enrique. No le dio para igualar el resultado, pero se pasó de la desintegración al ardor de querer demostrar que esa primera parte fue un accidente.

placeholder Morata, ante Inglaterra. (Reuters)
Morata, ante Inglaterra. (Reuters)

Penalti claro no pitado

No fue posible recortar diferencias porque a falta de media hora el árbitro no pitó un clarísimo penalti de Pickford a Rodrigo. El delantero arrebató la pelota al portero y este le sujetó descaradamente hasta impedirle rematar. Una obstrucción clarísima que protestaron airadamente Luis Enrique y todos los jugadores españoles, que se comían al colegiado. Jugada clave. España empezó a tener contra las cuerdas a Inglaterra con disparos de Saúl y Marco Asensio. Los cambios funcionaron. Entró Paco Alcácer para hacer un gol de cabeza cuando llevaba dos minutos en el campo. Luis Enrique arriesgó para quitar a Saúl y Aspas, primero, y meter a Alcácer y Ceballos. El tercer cambio fue Morata por Rodrigo. España no bajó los brazos ni tiró la toalla y se fue a por los ingleses, pero el resultado era amplio y el árbitro ponía más piedras. No hubo ni suerte. Marcos Alonso estrelló un balón al palo —minuto 96— y segundos después marcó Sergio Ramos el 2-3.

Luis Enrique llegó para hacer evolucionar el estilo, darle más verticalidad y mejorar la finalización. En los tres primeros partidos, el plan iba sobre ruedas. Triunfo en Wembley, goleadas a Croacia y Gales. Esta derrota es dura por una hecatombe defensiva en la primera parte que no compensa la mala imagen. Pero no puede servir para destruir todo lo bueno que está en marcha, porque tampoco somos tan buenos como nos queremos creer. Más vale perder ahora así y reconocer que esta Selección tiene que mejorar en contundencia atrás. Delante hay una clara mejoría que quedó empañada por el embotamiento del primer periodo. Pero duele menos ver perder así al combinado nacional que la imagen de tristeza y bloqueo que tenía en el Mundial de Rusia. Hay un entrenador que pincha a los futbolistas. Lleva poco tiempo y ha sufrido un aviso de desplome del que no hay dudas que se recuperará. Enfrente estaba Inglaterra —semifinalista en el Mundial—. España no estuvo fuerte atrás, pero sigue dependiendo de sí misma para clasificarse y le queda reacionar en Croacia —15 de noviembre—.

Se puede perder (2-3), pero nunca arrodillarse. Y eso es lo que hizo España contra Inglaterra en una segunda parte que apaga las alarmas que se encendieron después del ridículo defensivo del primer periodo. Luis Enrique tardará en olvidar ese desastre defensivo que es impropio de un equipo que se tiene que caracterizar por la identidad de su dueño. A España le faltó contundencia y atención en los tres goles de los ingleses. Una lección que tiene que aprender el equipo que está construyendo Luis Enrique, porque una cosa es sufrir un accidente y otra dejar que se convierta en hemorragia, y la Selección española pareció un grupo de jugadores moribundos en defensa.

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