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Abel Caballero, el alcalde que desafió a Florentino Pérez
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el fútbol descubre a un histórico político

Abel Caballero, el alcalde que desafió a Florentino Pérez

El Madrid choca contra la fuerte personalidad de un regidor que gobierna Vigo con mayoría absoluta y no esquiva los enfrentamientos hasta con sus compañeros de partido

Foto: Abel Caballero, alcalde de Vigo y presidente de la FEMP. (EFE)
Abel Caballero, alcalde de Vigo y presidente de la FEMP. (EFE)

“Algunos parece que no tenían hoy la inteligencia suficientemente dispuesta”. Esto decía el pasado sábado el alcalde de Vigo, Abel Caballero, ante las críticas que ya provocaban entre algunos sectores su decisión de prohibir la celebración del Celta-Madrid del domingo en Balaídos, debido al evidente riesgo por temporal de desprendimiento de la cubierta de la grada de Río. Se oyó de todo: desde acusaciones de intentar favorecer al equipo vigués hasta propuestas de jugar a puerta cerrada o de improvisar cualquier otro campo, con tal de no desaprovechar la oportunidad que se le presentaba al Real Madrid de enfrentarse a un equipo centrado en la Copa. A medida que pasaron las horas, Caballero centró el tiro de su acusación en el club que preside Florentino Pérez: “El Real Madrid no manda en las decisiones de Vigo”, afirmó, mucho antes de conocer el comunicado oficial del club madrileño, que no llegó hasta la última hora de la tarde de este lunes.

Foto: Abel Caballero, alcalde de Vigo (Emilio Naranjo/EFE)

No es habitual en los tiempos actuales que ningún dirigente deportivo confronte con el todopoderoso club blanco. Mucho menos en el caso de una autoridad política, pero las horas que sucedieron al anuncio “irreversible” de que el partido no se disputaría en las instalaciones municipales de Balaídos fueron colmando la paciencia de un regidor que no se caracteriza por rodear los charcos. El veterano político socialista, ministro de Transportes con Felipe González entre 1985 y 1988 y ahora presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias, ya lo advirtió en una de las numerosas entrevistas que concedió a lo largo del fin de semana: “¿Presiones? Quien me presiona a mí no sabe dónde se mete”, advirtió. Y en efecto, acabó por ponerle nombre a esos que, según él, tenían la inteligencia destemplada.

“Hubo presiones de todo tipo del Real Madrid, denunció ya abiertamente este lunes, después que desde el club blanco, siempre de forma oficiosa hasta que finalmente se hizo oficial este lunes, se amenazara con viajar a Vigo y se invitara a los aficionados a desplazarse como si no hubiese una prohibición municipal. O de que se intentara que LaLiga mantuviese la cita en Balaídos, con notable peligro para aficionados y jugadores. O de que se desatara una campaña mediática para hacer aparecer a Caballero como un mero intermediario del presidente del Celta, Carlos Mouriño, para lograr un descanso deportivo previo al choque de Copa del miércoles frente al Alavés, cuando lo cierto es que las relaciones de Mouriño y Caballero están lejos de pasar por un buen momento.

Unos meses atrás, Mouriño y Caballero se llamaban mutuamente “amigos” e iban de la mano en todos sus proyectos, pero todo eso cambió desde el día que se supo que el presidente del Celta pretendía vender el club a un holding chino. Más concretamente, desde que el presidente céltico comenzó una campaña –reuniones con las peñas, citas con los empresarios, entrevistas en los medios…– para lograr que se le vendiera el estadio de Balaídos, ahora municipal, con el objetivo de “anclar el Celta a Vigo”; es decir, como condición para renunciar al traspaso de sus acciones. El alcalde se mantuvo impermeable a las presiones de Mouriño, y aunque de él no salió una sola palabra contra el presidente del club, sus gestos y sus declaraciones permitieron interpretar que Caballero entendió la táctica de Mouriño como poco menos que un chantaje.

Al menos Mouriño evitó que Caballero optara por la confrontación directa, una opción que no suele evitar el alcalde de Vigo cuando considera que se están menoscabando los intereses de su ciudad, lo que le ha valido entre sus detractores la consideración de “localista”. Célebres son sus enfrentamientos con el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, al que lo más reciente que le ha llamado es “antidemocrático, chantajista y ventajista”. Se podría entender ese enfrentamiento en la dinámica de la pugna habitual entre dos formaciones políticas competidoras, si no fuera porque también con su propio partido ha confrontado con virulencia cuando lo ha considerado oportuno.

Foto: Jugadores del Celta celebran el pase a las semifinales de la Copa del Rey tras eliminar al Real Madrid (EFE)

Un ejemplo de esas disputas internas que Caballero no esquiva la mantuvo con Pedro Sánchez, entonces secretario general del PSOE, cuando lo acusó de “reventar el proyecto de unidad” entre los socialistas gallegos que se atribuía el propio Caballero. O con el último candidato del PSOE a la presidencia de la Xunta, Xoaquín Fernández Leiceaga, del que se desmarcó desde el primer día y al que pidió que asumiese su responsabilidad la misma noche de su descalabro electoral. O, unos años antes, con el entonces comisario europeo Joaquín Almunia, al que no dudó en declarar persona non grata por su oposición a un sistema de ayudas a los astilleros del que se beneficiaba el sector naval vigués.

Caballero gobierna en Vigo no sin críticas, pero en junio cumplirá 10 años al frente del Ayuntamiento tras ganar tres elecciones consecutivas, la última con mayoría absoluta. Se convirtió así no solo en el alcalde más respaldado en la historia democrática de la ciudad, sino también en el único regidor de una gran ciudad española en conseguir mayoría absoluta. Y entre sus hitos se encuentran dos manifestaciones. En 2010 logró reunir a cientos de miles de personas en la calle para protestar contra el intento de la Xunta de forzar la fusión de la caja de ahorros de Vigo, Caixanova, con la de A Coruña, Caixa Galicia. Cinco años después hizo otro tanto contra la “privatización encubierta” de la sanidad pública local, cuando Feijóo puso en marcha con notoria torpeza un nuevo hospital en Vigo con un modelo de colaboración público-privado.

Caballero se ha convertido en azote de las Mareas políticas gallegas y no ahorra pullas en la eterna rivalidad entre A Coruña y Vigo, aunque en diciembre no dudó en rendir una visita institucional de guante blanco a su homólogo coruñés, Xulio Ferreiro, y de paso estrechar la mano y expresar su admiración al exalcalde Paco Vázquez, súmmum del coruñesismo. Pocos días después, eso sí, se presentaba en una plaza de la ciudad ante los vigueses que acababan de tomar las uvas de fin de año para, en tono jocoso, proclamar que “el Celta va a ir a la Champions, y el Coruña no”. Eso, tras advertir que Vigo es “la mejor ciudad del mundo”. “¡Este año lo vamos a petar!”, alentó a la gente.

Foto: Balaídos no podía acoger el partido. (Salvador Sas/EFE) Opinión

Caballero se declara “muy del Celta”, y cuando las presiones para jugar el partido aún eran incipientes y el Madrid amenazaba con desplazarse a Vigo incluso se permitía bromear: “Quien venga, que venga a Vigo a hacer turismo, que es una ciudad muy bonita, pero al fútbol no se va a jugar”. Pero cuando la presión ya se hizo insoportable, y con un informe técnico en la mano que dejaba poco lugar a las dudas, se puso serio para defender el cierre. Esperaba que “la grandeza” del club de Chamartín facilitase la cosas cuando “están en juego la vida de las personas”. “Me da igual que sea el Madrid o el sursum corda: prima la seguridad de la gente”, zanjó.

“Algunos parece que no tenían hoy la inteligencia suficientemente dispuesta”. Esto decía el pasado sábado el alcalde de Vigo, Abel Caballero, ante las críticas que ya provocaban entre algunos sectores su decisión de prohibir la celebración del Celta-Madrid del domingo en Balaídos, debido al evidente riesgo por temporal de desprendimiento de la cubierta de la grada de Río. Se oyó de todo: desde acusaciones de intentar favorecer al equipo vigués hasta propuestas de jugar a puerta cerrada o de improvisar cualquier otro campo, con tal de no desaprovechar la oportunidad que se le presentaba al Real Madrid de enfrentarse a un equipo centrado en la Copa. A medida que pasaron las horas, Caballero centró el tiro de su acusación en el club que preside Florentino Pérez: “El Real Madrid no manda en las decisiones de Vigo”, afirmó, mucho antes de conocer el comunicado oficial del club madrileño, que no llegó hasta la última hora de la tarde de este lunes.

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