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Alves, el Tarántula, deja mustio el vestuario del Barça y se lleva la alegría a la Juventus
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el brasileño pone fin a su andadura en España

Alves, el Tarántula, deja mustio el vestuario del Barça y se lleva la alegría a la Juventus

¿Por qué 'El Tarántula'? Esa pregunta se la hicimos a Antoñito, aquel jugador genial que tuvo el Sevilla y que compartió los primeros sudores y las primeras risas con un adolescente Alves

Foto: Dani Alves, antes de una rueda de prensa. (EFE)
Dani Alves, antes de una rueda de prensa. (EFE)

Cuando Dani Alves llegaba al vestuario de la ciudad deportiva del Barça, ojeroso y caminando a saltitos, su mirada iba directamente “al de siempre”, a Leo Messi, que ya de faena, lo recibía con la mejor sonrisa mientras sorbía mate con el charrúa Luis Suárez. En la otra esquina del vestuario, una voz resonaba dándole la bienvenida en portugués cerradísimo: se trataba del cuate Neymar. Respondía Dani Alves, Adriano Correia, su amigo de años, se unía a la fiesta. La música hip hop siempre corre como el agua de un río salvaje. Vestuario del Barça 2016. Ahora será diferente, Alves se ha ido con la música a otra parte: a la Juventus, el campeón del Calcio, donde 'El Tarántula' quiere seguir picando títulos.

¿Por qué 'El Tarántula'? Esa pregunta se la hicimos a Antoñito, aquel jugador genial que tuvo el Sevilla en época de Joaquín Caparrós y que compartió los primeros sudores y las primeras risas con un adolescente Dani Alves. “Es que tenía esa cabeza peluda y ensortijada y el cuerpo lleno de pelos y le llamábamos así”, dice Antonio con una risa de oreja a oreja, “y con la energía con la que se movía y la ambición que tenía pese a su juventud, Dani parecía una tarántula. Qué peligro, jajaja”.

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Dani Alves llegó al Sevilla en los rigores del invierno de 2002. Apenas tenía 19 años. Lo hizo de la mano de Antonio Fernández, secretario técnico (y por entonces mano derecha de Monchi, el director deportivo), que ya marcó su nombre en uno de esos torneos internacionales sub-20 que se dan en L‘Alcudia valenciana. “Lo vimos Pepito Alfaro y yo, y pese a que era un torneo sub-20 y el chaval apenas contaba con 18, ya se hacía notar”.

Antonio Fernández,viajó meses después al Sudamericano sub-20 y el bosquejo futbolístico de Alves se llenó de los mejores presagios. Lo cuenta Fernández: “Lo veo, anoto y anoto, llamo a Monchi entusiasmado y le digo que me llevó a ese chaval brasileño. Le digo a Monchi: Ramón, con este chico me la juego. Y me responde: “Sin problemas, como si lo hubiera visto yo. Y no nos equivocamos”.

Con una sonrisa nostálgica, el técnico relata un rasgo que vio en Dani Alves y lo definió como futbolista imperial. “Jugaba Brasil contra Colombia, el campo estaba a rebosar de gente, y Dani se había marcado en jugada desgraciada un gol en propia meta. Otro chaval con esa edad y representando a su país, se hunde. Pero él no. Y en la siguiente jugada, el balón volvió a su área y ante la fortísima presión de la grada, ese chico hizo un globo al delantero y al caer al suelo la pelota, le hizo de inmediato un caño. A todo esto en su área. El campo se caía. Eso se llama tener personalidad. Después cené con él y le propuse fichar por el Sevilla. Por el brillo de sus ojos noté que era un jugador diferente. Se veía su ambición y su hambre de triunfo. Ese chico tenía muy claro que quería triunfar con la pelota”.

Antoñito recuerda los primeros meses de Alves en Europa y en un club como el Sevilla. “Aquí cayó de pie. Era muy extrovertido y encajó a la primera en el vestuario. Teníamos a mucha gente de aquí, un montón de canteranos y se puede figurar la guasa. Parecía ya de aquí. Cuando llegó al Sevilla, Dani tenía mucha hambre de todo: hambre por triunfar y hambre… de comer. Corría una jartá y comía lo mismo. Se adaptó a la primera al ritmo de competición español. Era muy competitivo, sea en los partidos o en los entrenamientos”.

Debido a su carácter abierto y a su enorme empatía con todos, Monchi y Fernández asignaron a Antoñito el papel de jugador/anfitrión de Dani Alves. “Hasta que se acopló a la ciudad y al equipo, Dani se convirtió en mi sombra o yo en su sombra, no sabemos. La verdad es que había mucha química entre los dos. Yo lo llevé a mi barrio del Polígono de San Pablo y era uno más de la pandilla. Lo que más le gustaba a Dani eran los serranitos de lomo, pimiento y jamón de los bares del barrio. Anda que no comía ná el Dani. ¡Preguntadle por los serranitos del Polígono! Nos hicimos amigos desde el principio”, relata Antonio. “Su alegría era la nuestra y estoy seguro que todas las bromas que hizo en el Barcelona las aprendió en la Ciudad Deportiva del Sevilla”.

Dani Alves es el jugador sudamericano que más títulos ha conseguido en la historia. Escribió las primeras letras de oro con el Sevilla y siguió alimentando metales con el Barcelona, y ya oteando la madurez, Dani, polémico, bromista y directo como un tiburón, ha sorprendido a todos y levantado la mano: “Me marcho a la Juventus, donde quiero seguir ganando títulos y también luchar por una Champions con otra camiseta”. En la vecchia signora, el club con más adeptos en Italia, lo han recibido con los brazos abiertos. Ganará un salario de estrella y jugará las dos próximas temporadas y una opción por una tercera si logra una serie de objetivos. Dani Alves no baja la mano. “No la baja porque tiene siempre la misma ambición y eso no se apaga en él. Es un tipo muy competitivo y tiene en sus venas el gen ganador de los elegidos. Es un chaval extraordinario porque, pese a ser uno de los grandes de la historia, conserva la humildad de los chavales del barrio. Se lo puedo asegurar”, ha dicho Antonio Fernández, el hombre del Sevilla que apostó por él y no se equivocó.

Cuando Dani Alves llegaba al vestuario de la ciudad deportiva del Barça, ojeroso y caminando a saltitos, su mirada iba directamente “al de siempre”, a Leo Messi, que ya de faena, lo recibía con la mejor sonrisa mientras sorbía mate con el charrúa Luis Suárez. En la otra esquina del vestuario, una voz resonaba dándole la bienvenida en portugués cerradísimo: se trataba del cuate Neymar. Respondía Dani Alves, Adriano Correia, su amigo de años, se unía a la fiesta. La música hip hop siempre corre como el agua de un río salvaje. Vestuario del Barça 2016. Ahora será diferente, Alves se ha ido con la música a otra parte: a la Juventus, el campeón del Calcio, donde 'El Tarántula' quiere seguir picando títulos.

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