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En Roma ya saben que Luis Enrique no es Guardiola
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MUY CUESTIONADO TRAS ENFRENTARSE A TOTTI

En Roma ya saben que Luis Enrique no es Guardiola

Los aficionados de la Roma lucían este verano una sonrisa de oreja a oreja. Su equipo, uno de los más carismáticos y, a la vez, con

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En Roma ya saben que Luis Enrique no es Guardiola

Los aficionados de la Roma lucían este verano una sonrisa de oreja a oreja. Su equipo, uno de los más carismáticos y, a la vez, con una de las identidades más controvertidas del calcio, se había hecho con los servicios de Luis Enrique.

El exjugador internacional español llegó a la capital transalpina sin más experiencia en los banquillos que su paso por el Barcelona B. Pero debido a la buena imagen y resultados que consiguió dirigiendo a los jóvenes futbolistas que se encuentran en la antesala del Camp Nou, los romanistas (todos) hicieron la sencilla y precipitada inferencia de que con el 'nuevo Guardiola', la Roma sería el nuevo Barça.  

Han bastado un par de amistosos y otros tantos encuentros oficiales para que las sonrisas se tornasen en decepción y duras críticas. Y éstas son ahora tan unánimes como lo eran aquéllas. La Roma no jugará esta temporada competición continental al caer el pasado jueves en la previa de la Europa League ante el Slovan de Bratislava eslovaco. Y el entrenador español es señalado, sin piedad alguna, como principal culpable tanto por la prensa como por la afición.

Hubo un hecho clave que ayuda a entender las iras de la hinchada. El estadio Olímpico asistió atónito al cambio de su líder y estandarte Francesco Totti por el inexperto Stefano Okaka en el minuto 74 del partido de vuelta, cuando la eliminatoria estaba empatada y se entraba en la fase decisiva. En ese instante, Luis Enrique se acababa de colocar él solo la soga al cuello, y los tifosi no hubieran dudado en ejecutarle cuando, diez minutos después, un gol del Slovan les obligaba a apearse de un torneo europeo donde partían como firmes favoritos.

La seguridad en sí mismo roza la arrogancia

Pero los periodistas italianos se sorprendieron todavía más al comprobar la actitud, tirando a arrogante, que mostró Luis Enrique en la rueda de prensa posterior al fracaso. Evidentemente, el tema central de todas las preguntas era el cambio de Il Capitano. El técnico se hartó y llegó a desafiar a uno de los osados periodistas recordándole que era él el entrenador, y que era él quien se sentaba en el banquillo y quien tomaba las decisiones que consideraba oportunas. "Claro que hay motivos para la sustitución de Totti, pero no pienso hacerlos públicos", se atrevió a declarar Luis Enrique.

Un comportamiento que ya no sorprende en Italia. Desde el primer momento, Luis Enrique ha dado una imagen de seguridad en sí mismo y en su proyecto que roza en muchas ocasiones la altivez. Es un secreto a voces que su ego ha chocado con el de Totti, y en este duelo debe medir muy bien sus fuerzas porque el veterano delantero es mucho más que un líder. Se podría decir que es el tótem de la entidad.

Tras la derrota en Eslovaquia en el partido de ida, la afición ya había empezado a mirar mal al exbarcelonista por atreverse a dejar en el banquillo a Totti, que está cerca de cumplir 35 años. Y un día antes del citado cambio por Okaka, el asombro inicial de los hinchas dio paso al enfado debido a unas declaraciones con las que trató de bajar a la tierra al dios romanista: "Totti es un jugador más del grupo".

Este mismo domingo, el italo-estadounidense Thomas DiBenedetto, propietario del club, se vio obligado a echar un capote a su entrenador. "Yo admiro mucho a Francesco Totti, es un grandísimo jugador y muy importante para nuestro proyecto, pero es el entrenador quien decide quién y cuándo juega, y yo apoyo al entrenador al cien por cien", sentenció DiBenedetto.

"No llegará a comerse el 'panettone"

Además de las cuestiones extradeportivas (o a raíz de éstas, es difícil saberlo), el trabajo de Luis Enrique está dejando muchas dudas en el rendimiento deportivo del equipo. El entrenador ha implantado un sistema y una idea de juego idénticos a los que usa Pep Guardiola en su FC Barcelona y que es mimetizado por toda la cantera culé. Pero el error que le achacan al técnico romanista es que carece de los jugadores necesarios para llevar a cabo ese estilo de juego que enamora actualmente al Planeta Fútbol. La falta de gol es la principal preocupación de Luis Enrique.

Los aficionados de la Roma lucían este verano una sonrisa de oreja a oreja. Su equipo, uno de los más carismáticos y, a la vez, con una de las identidades más controvertidas del calcio, se había hecho con los servicios de Luis Enrique.

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