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El patito amarillo de Carlos Sainz y los baños de hielo de los pilotos de Fórmula 1
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TERAPIA DE CHOQUE CONTRA EL CALOR Y HUMEDAD

El patito amarillo de Carlos Sainz y los baños de hielo de los pilotos de Fórmula 1

Muchos pilotos de Fórmula 1 ya usaban la inmersión en agua fría, pero los baños de hielo son cada vez más populares y sobre todo imprescindibles en la carrera más dura del año

Foto: Sainz, durante la jornada de entrenamientos libres. (Reuters/Edgar Su)
Sainz, durante la jornada de entrenamientos libres. (Reuters/Edgar Su)

Dentro de la maleta de Carlos Sainz no falta un elemento clave de su preparación: el patito amarillo con su nombre que siempre le acompaña para sus baños de hielo. Quizás en ningún sitio son tan importantes —el baño y el patito— como en el Gran Premio de Singapur. Días antes de comenzar, Hamilton y Russell se fotografiaron juntos en sendas bañeras de agua helada como parte de su preacondicionamiento para las duras condiciones que se afrontan este fin de semana. No en vano es la carrera más dura del año.

Si el calor representa uno de los peores enemigos de un piloto engullido en el habitáculo de su monoplaza, la humedad ejerce como puntilla letal. En Singapur, la temperatura supera los 35 grados, con índices de humedad del 80%. Con ritmos cardíacos que superan las 175 pulsaciones de manera sostenida, la temperatura corporal de un piloto entra en ebullición. Desde hace tiempo, los baños de agua fría eran ya moneda común para los pilotos, pero los directamente en hielo se han extendido. Su objetivo es no solo facilitar la termorregulación corporal, sino también una rápida recuperación. Al bajarse ayer de sus monoplazas en Marina Bay, muchos de ellos se metían directamente en sus bañeras. Sainz, con su inseparable patito.

Agua fría, y cada vez más hielo

En los últimos tiempos, los baños de hielo se han convertido en una práctica cada vez más extendida fuera de la competición y el deporte. Uno de los artífices de su popularización es el holandés Wim Hoff, también conocido como Hombre del hielo. Hippie en su juventud, amante del yoga, comenzó a practicar los baños debajo de la capa de hielo del estanque cercano a su casa para superar el impacto emocional del suicidio de su joven esposa, que le dejó solo con cuatro hijos. Las inmersiones en agua helada aliviaban su sufrimiento. Con el tiempo llegó a la televisión, que popularizó sus hazañas.

Hoff se ha hecho inmensamente popular en las redes sociales y entrado en contacto con grandes figuras sociales y del deporte, que han acogido con entusiasmo las prácticas del holandés. Los pilotos de Fórmula 1 ya utilizaban la terapia de agua fría, pues tienen necesidades mucho más acuciantes e inmediatas cuando se bajan de su monoplaza. Pero la presencia de hielo se ha hecho cada vez más popular en sus bañeras. Charles Leclerc reconoció que había introducido el pasado año los baños como parte de su rutina de preparación antes de una carrera o de recuperación tras una sesión. Varios pilotos usan ya los baños de hielo como rutina en la línea predicada por Wim Hoff y otros especialistas en salud deportiva. Pero en Singapur el hielo es imprescindible.

Efecto de choque inmediato

La humedad y el calor combinados elevan las moléculas de agua en el aire, lo que dificulta la regulación de la temperatura corporal, impidiendo la disipación del calor. Condiciones ya de por sí exigentes para una persona normal, se elevan a la enésima potencia con el ejercicio físico. Dentro del habitáculo, sin la menor corriente de aire, y embutidos los pilotos en sus prendas ignífugas. El ritmo cardíaco se eleva brutalmente. El piloto pierde grandes cantidades de agua y sales. Estos elementos se pueden reponer al bajar del monoplaza, pero la temperatura corporal necesita ser regulada. El método más efectivo son los baños de agua fría. O, literalmente, llenos de hielo.

Hoff, por ejemplo, es capaz de dar largas caminatas por la montaña en condiciones de ventisca y bajo cero, o bañarse en el Ártico con un simple bañador. El holandés predica los baños de hielo como forma de sacar al cuerpo de la zona de confort de unos hábitos de vida que anestesian su sistema inmunológico. Pero los pilotos necesitan un inmediato efecto de choque.

Toallas congeladas, chorros de aire lanzado a través de bolsas de hielo, chalecos termo regulados, sprays de líquido y hasta en algunos casos —como en el equipo Haas— caramelos mentolados… Todo ello, con el fin de gestionar y manejar la percepción del calor y la humedad. Antes de salir a pista, los pilotos también intentan reducir su temperatura corporal al máximo, pero el hielo es el recurso último al bajarse del monoplaza.

Chute de neurotransmisores

Lógicamente, una elevada temperatura corporal también incluye al cerebro, lo que puede afectar a las facultades mentales y estados de ánimo. La termorregulación, por tanto, también pretende una más rápida recuperación cerebral. La exposición al hielo implica un chute de neurotransmisores como la dopamina, la noradrenalina, y endorfinas que estimulan el funcionamiento cerebral. Igualmente, la exposición al frío y su impacto en el cuerpo mejoran la respuesta al estrés.

El hielo también contribuye a reducir la inflamación corporal. El intenso ejercicio físico eleva la inflamación y el estrés oxidativo y, en este sentido, un baño de hielo al terminar una sesión potencia la capacidad antioxidante del cuerpo. No solo se trata de termorregulación, sino de una más rápida recuperación corporal a corto plazo, tanto por la vasoconstricción inicial como por la posterior aceleración de la circulación sanguínea y, por tanto, la oxigenación muscular. Son todo beneficios, por mucho que se sufra. O, quizás, es el sufrimiento la manifestación de los beneficios del baño de hielo. A fin de cuentas, como Wim Hoff demuestra con sus propios testimonios, es el exponente del impacto sobre el cuerpo humano.

"Demasiado para mí, quizás normal para una persona normal, pero lo paso mal en agua fría, no sé por qué. Desde que era pequeño, odio el agua fría", comenta Carlos Sainz en uno de sus vídeos. Si lo dice un atleta de élite… Pero ya se sabe, sarna con gusto no pica.

Dentro de la maleta de Carlos Sainz no falta un elemento clave de su preparación: el patito amarillo con su nombre que siempre le acompaña para sus baños de hielo. Quizás en ningún sitio son tan importantes —el baño y el patito— como en el Gran Premio de Singapur. Días antes de comenzar, Hamilton y Russell se fotografiaron juntos en sendas bañeras de agua helada como parte de su preacondicionamiento para las duras condiciones que se afrontan este fin de semana. No en vano es la carrera más dura del año.

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