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El 'nuevo' Fernando Alonso, un piloto que nunca antes se había visto en la Fórmula 1
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UNA SITUACIÓN NUEVA EN SU CARRERA

El 'nuevo' Fernando Alonso, un piloto que nunca antes se había visto en la Fórmula 1

El piloto de Alpine se enfrenta a una situación inédita en su carrera. La falta de tiempo y de adaptación a los actúales monoplazas ofrece un perfil nuevo del personaje, y quizás también de la persona

Foto: Fernando Alonso, en la rueda de prensa de la pretemporada en Bahrein
Fernando Alonso, en la rueda de prensa de la pretemporada en Bahrein

“Me pasan los coches, no los pilotos”. Un joven Fernando Alonso de 19 años, en el Gran Premio de Australia de 2001. “No rendí bien. Tengo que estar más preparado para la próxima carrera, da igual que tengas poco tiempo o ninguno en el coche”. El mismo piloto, pero veinte años después y doble campeón del mundo. “Probablemente no tenía confianza con el coche en Bahrein, tampoco aquí, no la tendré en Portimao…. No es algo que se logre de un día para otro llegar a ese 100 por cien. Llevará tiempo”. Pocas veces -o ninguna- se ha visto al Fernando Alonso del Gp de Emilia Romagna. Dentro, pero también fuera de la pista. “Sin excusas”.

El asturiano destila en estos tiempos un perfil inédito respecto al de tantos años en la Fórmula 1. Porque ha bajado a la arena de la sinceridad y la humildad para reconocer sus debilidades en esta etapa, despojándose de esa coraza de asertividad -y a veces arrogancia- desplegada en los tiempos de Ferrari o McLaren. Un ejercicio quizás incómodo, ahora sentado en el banquillo ante la opinión pública en un juicio buscado por el protagonista a pesar del capital deportivo ya acumulado.

placeholder En los tiempos de McLaren, el piloto defendía su talento por encima de una máquina poco competitiva. Ahora, es el coche quien todavía no está por la mano
En los tiempos de McLaren, el piloto defendía su talento por encima de una máquina poco competitiva. Ahora, es el coche quien todavía no está por la mano

El gesto, la mirada, las palabras

Ni su gesto es el mismo, tampoco su mirada o sus palabras, tan lejanas a las de aquellas carreras con McLaren, por ejemplo, cuando se bajaba de su monoplaza desafiante para reafirmar su talento por encima de las carencias de la máquina. Ya en Sakhir, pero sobre todo en el Dino y Enzo Ferrari, Fernando Alonso arrojó escudo y armas para mostrarse a pecho descubierto. Como le recordaba recientemente el ingeniero Rob Smedley a Carlos Sainz, mostrar debilidades en la Fórmula 1 es abrir canales para la derrota. En la pista de Imola, minutos antes, nunca se había visto a un Alonso tan vulnerable en un monoplaza de Fórmula 1. Pero Alonso ahora no sigue la senda aconsejada por Smedley.

Como argumentos de defensa ante el veredicto del público, cabe reconocerle el valor de arriesgar el prestigio acumulado estos años, sin la garantía de éxito. Alonso quería incorporarse al tren de un nuevo reglamento en la Fórmula 1 que ahora llegará con un retraso inesperado. Nadie duda de su progresión personal en las próximas citas. Pero si el A521 sigue renqueando, Alonso andará por un camino de espinas. El margen de correccción está condicionado por los recursos dedicados al monoplaza de 2022, el verdadero objetivo para equipo y piloto.

placeholder Si el A521 mantiene el actual nivel durante el resto de la temporada, será un año duro para Alonso.
Si el A521 mantiene el actual nivel durante el resto de la temporada, será un año duro para Alonso.

Siempre fue la excepción

Figura de enorme polarización, Alonso abre nuevamente el flanco para sus detractores, pero también para el público fiel. El argumento de no errar el tiro de nuevo al elegir equipo será ondeado profusamente. Habrá quien dude si con casi 40 años mantendrá ese nivel implacable del pasado, si el crono de la vida resta esa décima que te hace entrar en el Q3 o quedar decimoquinto. Pero es prematuro convertir en categoría la anécdota de Imola. En los entrenamientos de finales de 2020 todos se maravillaban con el ritmo del español, incluyendo la exhibición con el R25. O mismamente en Shakir, donde volaban las campanas el sábado tras los entrenamientos o por su actuaciòn en carrera hasta su abandono. Pero el Alpine parece un ‘hierro’ por ahora, sí, aunque el piloto que lo manejaba reconocía en Imola no estar todavía a la altura. Era cierto.

Pero Alonso también puede ser víctima del marco que él mismo ha propiciado durante estos últimos años. Por un lado, adaptándose con increíble precisión y éxito a las demandas de las 500 Millas (pudo ganar el primer año) Le Mans o Daytona. Pero también, el concepto propagado a los cuatro vientos, esto es, ahora es “mejor piloto” que aquel que dejó la Fórmula 1 en 2018. El Gran Premio de Emilia Romagna dio otra impresión diferente. Las exigencias de Imola a todos los pilotos que competían con nuevo monoplaza, Alonso entre ellos. Correr en esta pista el domingo era para echar canas. Pero el Fernando Alonso al que nos ha acostumbrado el propio interesado siempre fue esa excepción en el pasado. El reconocimiento de las carencias en las 500 Millas o Le Mans encajaba en aquellos contextos, pero choca en la Fórmula 1. Ahora, admite que va detrás de ella. De aquí el desconcierto y la novedad.

placeholder Fernando Alonso no ha tenido temor a afrontar todo tipo de desafíos en la Fórmula 1, aquí donde ha encontrado el último
Fernando Alonso no ha tenido temor a afrontar todo tipo de desafíos en la Fórmula 1, aquí donde ha encontrado el último

La madurez es lo que tiene

Aunque la experiencia actual de Alonso también incentiva otros alicientes. Pudo renunciar a aquello que da sentido a su existencia para evitar la vulnerabilidad. Solo el interesado conocerá íntimamente el síndrome de mantenerse en el foco público como factor motivante para volver a la Fórmula 1, pero en la coherencia de su vida está la respuesta: un doble campeón del mundo y ganador en Le Mans sigue compitiendo hasta en carreras de karts de alquiler, o subido al suyo en Oviedo a la mínima oportunidad. El desafío del Dakar fue otro ejemplo.

Asumir públicamente que te faltan recursos para controlar ese ‘hierro’ en mojado, o que un Esteban Ocon -gran piloto, no un crack- te moje la oreja... De aquí el interés de esta inédita experiencia con el ‘nuevo’ Fernando Alonso, desnudo del pasado y abierto hoy a condiciones poco idóneas. Su evolución arroja atractivos para quien también vive el deporte a través de la experiencia humana de sus protagonistas. Con Alpine, Alonso habla poco a los medios, pero resultan más interesantes sus sensaciones del presente que los discursos huecos propios de la rutina del pasado. El español ha vuelto a ponerse el mono, pero de trabajo. En Imola, seguro que llegó un flechazo al corazón de quien presumía repetidamente de pulverizar a sus compañeros de equipo. Cómo te sacas esa flecha y recuperas al guerrero que fuiste también puede ser una gran aventura. La madurez es lo que tiene.

“Me pasan los coches, no los pilotos”. Un joven Fernando Alonso de 19 años, en el Gran Premio de Australia de 2001. “No rendí bien. Tengo que estar más preparado para la próxima carrera, da igual que tengas poco tiempo o ninguno en el coche”. El mismo piloto, pero veinte años después y doble campeón del mundo. “Probablemente no tenía confianza con el coche en Bahrein, tampoco aquí, no la tendré en Portimao…. No es algo que se logre de un día para otro llegar a ese 100 por cien. Llevará tiempo”. Pocas veces -o ninguna- se ha visto al Fernando Alonso del Gp de Emilia Romagna. Dentro, pero también fuera de la pista. “Sin excusas”.

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