"Los Verstappen y Sainz no surgen así como así": las tribulaciones del millonario Stroll
El canadiense ha llegado con un buen palmarés a la F1, pero también acompañado por sus circunstancias personales. Desde Montmeló a Albert Park, los comienzos están siendo duros
El enemigo del debutante canadiense Lance Stroll en el Gran Premio de Australia no fue su compañero, Felipe Massa, sino alguien que ni siquiera iba a correr, el italiano Antonio Giovinazzi. El tercer piloto de Ferrari puso en evidencia con un Sauber al Williams del debutante mejor preparado desde la llegada de Lewis Hamilton a la Fórmula 1.
Desde que iniciara su carrera deportiva en el karting, Stroll ha contado con la inmensa fortuna familiar creada por Lawrence, su padre, artífice del imperio de Tommy Hilfiger. Pero la Fórmula 1 le está resultado un calvario. Por su parte, Giovinazzi contaba con un breve kilometraje en Montmeló como aclimatación real para un F1. No conocía la pista. Solo al levantarse el viernes descubrió que salía al ruedo. Lo que vino después tampoco ayudó a Lance Stroll.
El ejemplo de los dos debutantes en Albert Park confirma cómo estos nuevos monoplazas –y los neumáticos– pueden marcar diferencias entre los propios pilotos, y más con los jóvenes. Stroll ha comenzado a la contra y necesita demostrar que merece su presencia en la Fórmula 1 por algo más que el apoyo económico que ha recibido en su carrera deportiva. “La gente se ha llegado a creer que los Verstappen y los Sainz surgen así como así, como si nada”, comentaba al respecto un ‘insider’ en Montmeló a El Confidencial, cuando el canadiense comenzaba su pesadilla.
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Casi levanta la cartera a Ericsson
“Me intentaron informar por la noche, pero era muy tarde, ya estaba en la cama, así que me enteré esta mañana cuando me desperté”, contaba Giovinazzi el sábado. “Lo primero que pensé es que me estaban gastando una broma”. Salió pitando a la pista. “Llamé antes a mis padres y les dije que no se acostaran porque iba a correr”. Cuando Pascal Wehrlein tiró la toalla, Sauber tiró del piloto que solo había rodado en la primera sesión de pretemporada en Montmeló.
Con los terceros libres como todo bagaje, en una pista desconocida, sin haber vivido una sesión clasificatoria antes, Giovinazzi se tiró a muerte. Y no solo dejó en evidencia a Stroll. También a su compañero de equipo, Marcus Ericsson, al que superaba durante el Q1. En su última vuelta rodaba por delante del sueco cuando en la curva 15 bloqueó la rueda. Quedó a dos décimas de pasar a la siguiente manga. “No sé si sorprendido, pero me quedé bastante impresionado, digámoslo así”, reconocía el sueco. Giovinazzi se convertía, además, en el primer italiano presente en una parrilla de Fórmula 1 desde 2011.
En Ferrari sonreían no solo por Vettel
Williams, por su parte, tenía que trabajar a destajo para preparar el monoplaza que Stroll había dañado otra vez, ahora en los libres 3, el último de una larga racha que comenzó en Montmeló el primer día de pretemporada, cuando tras solo doce vueltas su salida de pista canceló la jornada de Williams. Habría más. Massa tuvo que llevar a cabo toda la carga de trabajo del equipo británico en pretemporada. El sábado, Stroll fue penúltimo, solo por delante de Palmer.
En carrera, el canadiense planificó un neumático en los primeros compases y tuvo que entrar en boxes. Abandonó con problemas de frenos. Massa terminó sexto. Giovinazzi, por el contrario, terminó penúltimo, sin errores, y por delante del McLaren de Vandoorne. El italiano se convirtió en una de las estrellas del fin de semana dadas las circunstancias. En Ferrari no solo sonreían por la victoria de Vettel.
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Stroll siempre ha mostrado talento, pero con la duda de su alcance real ante los medios espectaculares a su alcance. Solo había que ver su motorhome personal con guardaespaldas en Montmeló. Después de pasar por la Ferrari Driver Academy, su padre contrato el responsable por entonces, Luca Baldisserri, que abandonó el equipo italiano para dedicarse en exclusiva al joven canadiense.
Para empezar, con el estigma a cuestas
Lance Stroll ganó en 2014 la F4 italiana, en 2015 conquistó las Toyota Racing Series y quedó quinto en la F3 Europea, arrasando en este campeonato el pasado año con el equipo Prema, el mejor de los últimos años en la categoría… y adquirido por su padre a comienzos de la pasada temporada. Vinculado a Williams accionarialmente, el hijo ha recibido el apoyo técnico del equipo británico desde hace años, con 'coaches' ingenieros que le han acompañado durante su carrera.
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En el último año, Williams también sometía a Lance Stroll a un intenso programa de preparación físico y mental, para el que se captaba a Ville Vihola, el entrenador personal anterior de Lewis Hamilton. Un programa que ha incluido durante el último año rodar numerosas sesiones con el monoplaza británico de 2014. Stroll padre no reparaba en gastos y algún medio se atrevió a calcular en unos 35 millones de dólares la inversión realizada para vertebrar la carrera deportiva de su hijo.
“Lo que hemos intentado hacer con Lance es lograr que no tenga que pensar en toda la rutina que un piloto ha de vivir en un fin de semana, desde que entra en el coche hasta que cae la bandera a cuadros. Entonces tendrá más capacidad mental para aplicarse al proceso de hacer que el coche vaya más rápido”, explicaba Rob Smedley, director operativo de Williams. De momento, suficiente tiene con mantenerse en el asfalto cada sesión. Lance Stroll quizás demuestre su talento algún día, pero ha empezado con el viento en contra de su peor estigma: demostrar que para competir en la Fórmula 1 hace falta algo más que dinero.
El enemigo del debutante canadiense Lance Stroll en el Gran Premio de Australia no fue su compañero, Felipe Massa, sino alguien que ni siquiera iba a correr, el italiano Antonio Giovinazzi. El tercer piloto de Ferrari puso en evidencia con un Sauber al Williams del debutante mejor preparado desde la llegada de Lewis Hamilton a la Fórmula 1.