Lance Stroll hacia la F1: el piloto millonario creado en el laboratorio de Ferrari

“Todo lo que toca lo convierte en oro”, advierte su socio Silas Chou. Lawrence Stroll (Ginebra, 1958) siempre tuvo las ideas muy claras. Influenciado por la tienda de ropa de su padre, de joven supo que su vida iba a ser el sector textil y a principios de los 80 comenzó a desarrollarse cuando introdujo en Canadá Pierre Cardin y Ralph Laurent y, posteriormente, en Europa. Su mejor obra llegaría en los 90 cogió del brazo a la desconocida Tommy Hilfiger para hacerla crecer hasta codearse con las más populares. Hace 10 años, a la par de estos negocios (y otros como Michael Kors), el ya multimillonario -actual 722 en la lista de Forbes- quiso dar rienda suelta a su pasión por el automovilismo a través de uno de sus dos hijos: 'quiero fabricar un piloto de Fórmula 1'. Y Lawrence depositó en manos de Ferrari a su pequeño Lance. Si no se tuerce nada, este invierno dicha inversión alcanzará su objetivo cuando Lance Stroll se convierta en piloto oficial de Williams.

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La historia de Lance Stroll es muy particular. Es un piloto criado en un laboratorio y supervisado por uno de las mejores personas que podía tener como tutor, el ingeniero italiano Luca Baldisserri, presente en la Ferrari de Ross Brawn, Jean Todt y Michael Schumacher y reconvertido desde 2007 en el reemplazo de Brawn como jefe de ingenieros de la Scuderia. En 2008 y 2009 fue el responsable de estrategia y para 2010, cansado del agitado ritmo de las carreras, solicitó un cambio a un puesto más reposado. Fue entonces cuando se creó la Ferrari Driver Academy que dirigió desde sus comienzos y hasta que hace un par de años la abandonó para seguir velando por la carrera de Stroll.

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El joven canadiense tiene 17 años, es el actual líder de las F3 Europea y favorito para alcanzar el título matemáticamente en la próxima cita (en mes y medio). Con los resultados obtenidos ahora mismo, automáticamente conseguiría la superlicencia a final de temporada que le permite ser piloto de Fórmula 1 y, al mismo tiempo, cumplirá 18 años (29 de octubre), edad mínima para participar en el Mundial de F1. Tras la retirada de Felipe Massa y el no acuerdo con Jenson Button, el asiento libre del brasileño está destinado a que lo ocupe Lance (actual piloto reserva de los de Grove). ¿Dinero? El aspecto económico no parece ser el problema, aunque quizás el interés de Felipe Nasr encarezca en algo el asiento... ¿15 millones de euros? Hay coches en el garaje de Lawrence Stroll que duplican ese valor.

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Para llegar a la Fórmula 1 es indispensable el dinero, pero también lo es la velocidad. Hay quienes ascienden con un padrino afín a la familia, con una empresa estatal, con una multinacional que apuesta por jóvenes talentos internacionales y hay quien lo hace, directamente, con el bolsillo del padre. Éste último es el caso de Stroll, quienes medios como 'GrandPrix' tasan en 35 millones de dólares la inversión de Lawrence en su hijo. Y, de momento, las apuestas económicas de Lawrence han sido ganadoras…

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Cuando el niño tenía menos de 10 años, Lawrence pensó en 'fabricar' a un piloto y llamó a la puerta de la nueva Ferrari Driver Academy. Allí se encontró con Luca Baldisserri, quien le instruyó desde 2010 diseñándole incluso un simulador de kart para que su talento comenzara a bullir. A Baldisserri siempre le interesó de su 'escuela' el trato con los jóvenes pilotos. Darles la dirección de cómo debían afrontar su trabajo, pulir una curva, sacar rendimiento al vehículo, dominar una pista.. le interesó mucho más el trabajo en el circuito que llevar empresarialmente la marca Ferrari Driver Academy, así que en 2015, cuando Lance alcanzó el techo en el 'instituto' italiano, voló a la universidad de la F3 con su maestro Baldisserri. Y en su primer año terminó quinto. Y en este segundo va camino de lograr la victoria.

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Poniendo en contexto la vida del padre biológico de Lance -viviendo en otro continente y con una agenda muy ocupada-, la figura de Luca aparece también como un tutor que le ha podido influir más allá de la pista. Lance ha sido concebido y moldeado deportivamente por la genial (y algo alocada) mente de uno de los ingenieros que formó parte de una de las historias más exitosas en la historia de la Fórmula 1. Un piloto de laboratorio que en la pista está respondiendo a las expectativas de su padre y a los consejos de su tutor.

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Lawrence, con 2.400 millones de dólares de patrimonio y número 722 de Forbes, se ha paseado en diferentes ocasiones por los grandes premios de Fórmula 1, aunque su pasión por las carreras las desata con su gran colección de coches clásicos -más de 20, en 2013 adquirió en subasta un Ferrari 275 GTB Spider de 1967 por 27,5 millones de dólares- que da rienda suelta en el circuito de su propiedad, el Mont-Tremblant de Quebec, algo así como el Fiorano de Norteamérica donde incluso Ferrari realiza los 'Corso Pilota'. Desde este invierno, quizás pueda añadir un éxito más en la lista de inversiones con la diferencia de que en el caso de su hijo, las matemáticas o estrategias empresariales han debido ir acompañado por algo más que un buen producto.

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Lance Stroll ganó en 2014 la F4 italiana, en 2015 conquistó las Toyota Racing Series y quedó quinto en la F3 Europea y octavo en el prestigioso GP de Macao en su primer año y en el presente 2016 está a un paso de ganar la mencionada F3 Europea. “La gente habla sobre la F1 y es un mundo más grande, pero al final yo sólo puedo hacer mejor lo que puedo hacer. Si la oportunidad viene, por su puesto que la F1 es donde quieres estar… pero si la GP2 es lo que toca, entonces es lo que habrá”, reconocía hace unos días Stroll en 'Radio Canadá'. Tardará más o menos en llegar, pero Lance Stroll está creado para pilotar en Fórmula 1… Lawrence Stroll “todo lo que toca lo convierte en oro”.