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La curva que congeló al ciclismo: la caída de Vingegaard amenaza un año para la historia
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GRAVES CONSECUENCIAS

La curva que congeló al ciclismo: la caída de Vingegaard amenaza un año para la historia

Roglic, Vingegaard y Evenepoel sufrieron duras caídas en la Vuelta al País Vasco. Se esperaba que se reeditara el duelo entre el danés y Pogacar en el Tour, pero parece difícil

Foto: Vingegaard, durante una de las etapas de la Vuelta al País Vasco. (Europa Press/Laurent Lairys)
Vingegaard, durante una de las etapas de la Vuelta al País Vasco. (Europa Press/Laurent Lairys)

El drama sacudió de nuevo al ciclismo. Una curva con arbolada fue el preámbulo de la congelación de las bicis. Se avecinaba un año para la historia, pero todo quedará un triste anhelo. La generación dorada está fuera de combate, porque este es un deporte con línea directa con la tragedia. Hay más hueco para el llanto que para la alegría. La Vuelta al País Vasco dejó su etapa (y la temporada) en stand-by.

"Se mueren más ciclistas que toreros", explica Juanma Trueba, autor de Diccionario de ciclismo, en conversación con El Confidencial. "Es cierto que hay más ciclistas que toreros, pero no deja de ser un deporte en cierto sentido temerario. Los ciclistas llevan un casco y poca protección". Remco Evenepoel, Primož Roglič y Jonas Vingegaard fueron los grandes damnificados de una de las jornadas más negras del ciclismo.

Evenepoel sufrió una lesión en la clavícula, mientras que a Vingegaard se quedó tendido en el suelo durante 20 minutos hasta que llegó la ambulancia y le dieron oxígeno. El parte médico reveló que el danés tiene una clavícula y varias costillas rotas. Por su parte, Roglič fue el menos perjudicado, porque se marchó por su propio pie. Pero es la segunda caída que acumula en el País Vasco en apenas dos días.

Habla Trueba: "Es un drama absoluto para el ciclismo, porque Evenepoel, Roglič, Vingegaard y Pogacar iban a estar en el Tour. Son los cuatro mejores ciclistas del momento, con Vingegaard y Pogacar por encima de los otros dos. Tres de ellos se han caído ya este año, así que la temporada queda muy condicionada".

placeholder Roglic fue uno de los perjudicados. (Europa Press)
Roglic fue uno de los perjudicados. (Europa Press)

Una temporada frustrada

La impaciencia se había adueñado de la temporada. Porque un año es demasiado para revivir el duelo entre Vingegaard y Pogacar. Tener que recordar la temporada anterior es un ejercicio retrospectivo demasiado arduo, más aún en la sociedad actual. Importa el aquí y el ahora. Dos meses era una cuenta atrás para ver cómo se batían en un duelo con tintes mosqueteros. Esta vez con las mismas espadas, sin que unas molestias le den ventaja a uno respecto al otro.

"Daba la sensación de que Pogacar era el Mozart del ciclismo, pero Vingegaard está cerca. Este año se iban a ver en igualdad de condiciones, porque Tadej se rompió la mano el año pasado en la previa y llegó con dolor". La batalla final se quedará en el tintero, porque el ciclismo no es un deporte para fijar un calendario. No se pueden hacer planes en torno a la bicicleta.

La tragedia ha imperado en este deporte en numerosas ocasiones, y de manera parecida a lo que le ha ocurrido a Vingegaard. "Se quedó tendido en el suelo de una manera antinatural, sin cambiar de posición en 20 minutos. Contador ha dicho que tenía miedo de que pudiera ser una lesión de vértebras. Eso le pasó a Roger Riviére, que estaba llamado a ser el grande de su momento, en los 70. Su caída fue singular, porque se cayó por un barranco y quedó tendido en una posición de pose, como si lo hubieran colocado. Vingegaard ha logrado más éxitos, pero tienen este parecido".

placeholder Evenepoel, antes de empezar una etapa en el País Vasco. (Europa Press)
Evenepoel, antes de empezar una etapa en el País Vasco. (Europa Press)

El caso de Egan Bernal

El paralelismo es más evidente con Remco Evenepoel, capaz de caerse por un barranco, regatear a la muerte y volver a la competición. La inconsciencia se apodera de los ciclistas cuando optan por regresar al deporte de élite. Las pasiones consiguen sacar la parte más visceral del ser humano, y no es posible cambiarlas. Ya lo advirtió Eduardo Sacheri en El secreto de sus ojos.

El último gran damnificado por un accidente fue Egan Bernal, que quedó casi tetrapléjico tras chocar con un autobús mientras entrenaba. Lejos de conformarse con su nueva vida, se recuperó como si nada hubiera pasado y ha vuelto a la competición. No es un deporte para los mortales. Impera el terror y la alegría, sin importar el orden.

El drama sacudió de nuevo al ciclismo. Una curva con arbolada fue el preámbulo de la congelación de las bicis. Se avecinaba un año para la historia, pero todo quedará un triste anhelo. La generación dorada está fuera de combate, porque este es un deporte con línea directa con la tragedia. Hay más hueco para el llanto que para la alegría. La Vuelta al País Vasco dejó su etapa (y la temporada) en stand-by.

El Confidencial
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