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Simon Yates se aprovecha de los riscos de La Vuelta y la bicefalia de Movistar
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Simon Yates se aprovecha de los riscos de La Vuelta y la bicefalia de Movistar

El británico retoma el maillot rojo que señala al líder de la carrera tras un arreón poderoso en Les Praeres. Los líderes del Movistar no tienen muy claro cuál es el reparto de funciones

Foto: Yates, en Les Praeres. (EFE)
Yates, en Les Praeres. (EFE)

Les Praeres sonaba en principio a una más de esas etapas que tanto gustan en La Vuelta. Perfiles Valverde, en su mayoría. Puertos no muy largos, no muy altos, pero sí muy duros. Paredes puestas en la carretera para poder llevarse las manos a la cabeza hablando de pendientes de un 17%, admirando como los ciclistas, profesionales de esto, son casi incapaces de mover la máquina porque no hay ser humano capaz de escalar un muro con dos ruedas.

El diseño de una gran vuelta es algo tan complejo como caprichoso. Hay que intentar tener kilometrajes lógicos, conectar sitios que paguen dinero por salir en la foto, cerrar acuerdos comerciales que hagan rentable un deporte que, por su propia naturaleza, no se puede cerrar, ni empaquetar de otro modo, ni siquiera intentar que las televisiones de pago lo escojan y lo potencien. Es, por lo tanto, un deporte que vive de un puñado de grandes patrocinadores y, también, del dinero público de todas aquellas localidades que quieren salir en las pantallas de las siestas de, eso sí, muchísimos espectadores.

Foto: Alejandro Valverde ganó la etapa con final en Almadés, su segundo triunfo en la Vuelta. (EFE)

Tiene su cosa este tipo de llegadas, con esas paredes cortas y escarpadas, claro que sí. El problema, como en tantas otras cosas, está en la rutina, en la repetición. Cada año surgen en la geografía española un buen número de cumbres nuevas o seminuevas que siempre son durísimas y se venden como el apocalipsis del lactato. En muchas ocasiones son poco más que fuegos artificiales, muretes durísimos que proporcionan buenas imágenes televisivas, rictus de sufrimiento y piernas atascadas.

Bonito todo, no siempre sustancioso, al menos no deportivamente. Las diferencias que se arrancan los grandes son más bien escasas, también porque ni siquiera los mejores escaladores pueden encontrar potencia suficiente para ir más rápido. Los muy buenos van clavados, los que no son tan buenos van prácticamente igual. En Les Praeres sucumbió Jesús Herrada, pero estaba aceptado de inicio. Demasiada montaña para un rodador cuyo destino era obvio. Llevar el maillot unos días es, de todos modos, una buena recompensa.

Les Praeres era un puerto algo más largo de lo habitual, con un final realmente bonito, cruzando tramos de un cemento rayado que no es, en absoluto, terreno sencillo para los ciclistas. Hubo las escaramuzas típicas, ratos en los que parecía que Nairo, probablemente el escalador más puro de la banda, se marchaba acompañado de su compatriota Miguel Ángel López. Otros en los que la tarde parecía construida para que Valverde, con sus 38 años, diese el mazazo y se llevase otra etapa más. Al final, sin embargo, fue Yates quien se llevó el gato al agua.

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GRAF8027. LA CAMPERONA (LEÓN), 07 09 2018.- El corredor español del equipo Movistar Alejandro Valverde, cruza la línea de llegada de la Vuelta, disputada entre Candás y La Camperona (León), con un recorrido de 174,8 kilómetros. EFE Manuel Bruque

La exhibición de Yates

Un detalle, sobre Valverde y la convivencia con Nairo Quintana. Es extraña, quizá por la falta de costumbre de que los liderezgos se solapen. Lo normal es pensar que el colombiano, ganador de Vuelta y Giro, tiene más capacidad para ganar la competición. También es cierto que el murciano es la cara visible del equipo, un tipo con carisma y juega en casa. En la carretera, todo esto, empasta mal. Cuando se fue Nairo, Valverde no tenía muy claro que hacer, del mismo modo que ocurría lo contrario cuando el caso era el contrario. ¿Se podría hacer bien? Es probable, pero no parece que sea el caso.

Valverde decía al final de la etapa que tenía fuerzas, pero no conocimiento. Esperaba que el último kilómetro fuese más duro, lo que le llevo a guardar unas fuerzas que luego no necesitó. Si hubiese ofrecido todo, barrunta, hubiese podido estar a la altura de Yates, ganandor la etapa, vestido de rojo. Donde claramente no estuvo fue auxiliando a su compañero. Ni viceversa.

Foto: Óscar Rodríguez dio la sorpresa en la 13ª etapa. (EFE)

A Yates le valió un arreón dentro del último kilómetro para despegarse del grupo principal. Llegó desde atrás, regulando el esfuerzo, arrancó, miró la situación y se marchó camino de la gloria. Alzó los brazos con 2 segundos de adelanto sobre el colombiano López (Astana) y Valverde, 5 respecto al francés Pinot y 7 respecto a Nairo, a quien quien endosó 17 teniendo en cuenta los 10 de bonificación.

Yates heredó el maillot rojo de Herrada. "Fue bonito mientras duró", pero lo cierto es que el español llegó "reventado" a más de 9 minutos, tras sufrir un calvario desde que quedó descolgado en el descenso del Alto de Mozqueta. El británico vuelve a la cúspide de la jerarquía de la Vuelta, y a ser el favorito número uno. Fue más fuerte que nadie en la montaña de la Sierra de Peñamayor, pero como la clasificación quedó apretada aún no se considera patrón de la carrera.

"No me considero aún favorito. Si mañana me responden las piernas en Lagos de Covadonga estaré feliz, pero las diferencias no son importantes y queda mucha carrera". Dijo Yates, que se refería a los 20 segundos que tiene de ventaja sobre Alejandro Valverde y los 25 respecto a Nairo Quintana.

Les Praeres sonaba en principio a una más de esas etapas que tanto gustan en La Vuelta. Perfiles Valverde, en su mayoría. Puertos no muy largos, no muy altos, pero sí muy duros. Paredes puestas en la carretera para poder llevarse las manos a la cabeza hablando de pendientes de un 17%, admirando como los ciclistas, profesionales de esto, son casi incapaces de mover la máquina porque no hay ser humano capaz de escalar un muro con dos ruedas.

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