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"Sube como un tiro". La promesa del ciclismo español apadrinada por Contador
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CARLOS GARCÍA, HIJO DE FÉLIX GARCÍA CASAS

"Sube como un tiro". La promesa del ciclismo español apadrinada por Contador

Con 18 años, Carlos García, el joven ciclista del Polartec-Kometa Sub 23, integrado en la Fundación Alberto Contador, aparece como futura estrella. "Me crezco en la montaña, es donde disfruto", relata

Foto: En primer término, Carlos García. (FOTO: fundacionalbertocontador.com)
En primer término, Carlos García. (FOTO: fundacionalbertocontador.com)

Cerrada su etapa como profesional, su fundación ha pasado a ocupar un lugar fundamental en su día a día. Ya alejado de la competición, de los constantes viajes, el carrusel de concentraciones y carreras, Alberto Contador fija su mirada en su equipo ciclista, en ese puñado de pujantes corredores que sueñan con emularle algún día. Uno de ellos empieza a brillar poco a poco, sobre todo cuando la carretera se empina, un escenario en el que Carlos García (Madrid, 23-7-1999) deslumbra en el Polartec-Kometa integrado en la Fundación Alberto Contador con sólo 18 años. "Sube como un tiro", apuntan los que más le conocen y corren a su lado. "Es ahí donde más disfruto y más me crezco, en la montaña, aunque sea lo más duro", relata en charla con El Confidencial la joven promesa.

El ciclismo ha envuelto toda su vida. Su padre, Félix García Casas, completó una notable carrera profesional, siendo protagonista en las tres grandes vueltas. Cuando la carretera se empinaba, el progenitor lucía su faceta de buen escalador; ahora su hijo agarra con fuerza el testigo, también reluce más cuando el desnivel del asfalto alcanza importantes porcentajes. Fue hace tres años cuando Carlos empezó a tomarse en serio el ciclismo, cuando sus cualidades le hicieron ver, también a su entorno, que el ciclismo podría llegar a ser algo más que una afición. Ahora, con 18 años apenas cumplidos, ha pasado al equipo sub 23 tras su etapa en el equipo junior.

Los estudios

El físico es de escalador puro. Menudo (1,64 cenímetros), ligero (52 kilos) y todavía en edad para que el cuerpo se estire algo más, aún no ha alcanzado la madurez en este aspecto. Cuando se enganchó al proyecto de Alberto Contador, su padre no intervino. Director deportivo de la fundación, se echó a un lado, que nadie le acusara de impulsar a su hijo. Carlos superó el filtro sin problemas y por méritos propios. Su proyección no hizo dudar a nadie. Sólo Félix alzó la voz, cuando se dio cuenta de que su pequeño podía seguir sus pasos, para dejar clara una casa: "Si no estudias, olvídate del ciclismo". Ese fue el claro mensaje que recibió el corredor. Y cumplió. Las buenas notas no se resintieron y ahora acaba de empezar Administración de Empresas.

Reconoce Carlos que "llevo en la sangre el ciclismo gracias a mi padre", pero deja claro que jamás aparcará los libros en un rincón. "Hay que estudiar", exclama convencido. "Está claro que mi sueño es ser ciclista profesional, pero no me puedo quedar colgado sin saber qué hacer en el futuro si ese deseo no se cumple", recalca. Su padre no le agobia con el ciclismo, aunque sus consejos son primordiales para su formación. "No me mete presión alguna, tampoco está encima de mí a todas horas; digamos que me lleva con calma, aunque es cierto que sus consejos son los mejores porque sabe muchísimo de ciclismo", explica Carlos.

placeholder Carlos, en el Tour de L'ain con su padre, con una caja de vinos. (fundacionalbertocontador.com)
Carlos, en el Tour de L'ain con su padre, con una caja de vinos. (fundacionalbertocontador.com)

Ejemplo a seguir

"Cuando empecé a montar en bicicleta, jamás imaginé que llegaría a este punto", desvela. Siempre le llamó la atención el ciclismo por la influencia de su padre, un excelente corredor de equipo. Ahora que ve cómo sube peldaños con facilidad gracias a su talento, mucho más a su esfuerzo, ya tiene claro que luchará por establecerse algún día en el pelotón profesional. Su vida transcurre ahora entre la universidad y la bicicleta. Por la mañana toca estudiar y sudar sumando pedaladas; por la tarde, las clases para formarse. "Es una vida muy sacrificada, muy exigente, pero me gusta tanto el ciclismo que no se me hace dura", reconoce. Cuida al máximo su alimentación, igual que cualquier profesional, y destaca que "casi no tienes tiempo para hacer nada más".

Ahora que la ajetreada vida como profesional ha terminado, Contador vive pendiente de su proyecto, de esos jóvenes cachorros que bajo el paraguas de su fundación van creciendo para algún día lucir sobre las dos ruedas. "Alguna vez ha salido a rodar con nosotros y supongo que ahora habrá más opciones de ello", comenta Carlos, que no oculta su devoción por el corredor que ha marcado una época en el ciclismo español. "Significa mucho para mí estar integrado en este equipo porque Alberto es mi ejemplo a seguir; lo ha sido para todos en todos los aspectos y es un privilegio formar parte de su proyecto", apunta el adolescente valor español.

Vídeos

Parte de su formación la encuentra en las imborrables imágenes que Alberto Contador dejó para la historia. Carlos se planta delante del ordenador para ver cómo selló el de Pinto sus gestas en las carreteras de España, Italia o Francia. "Veo muchos vídeos para aprender de él. Lo que le he visto hacer, no se lo he visto a nadie", reconoce el madrileño. "Lo que más me llama la atención es cómo se manejaba cuando llegaba el momento de la verdad, el ataque por sorpresa que lanzaba para dejar atrás a sus rivales", subraya. "Lo hacía cuando nadie lo esperaba y siempre tenía fuerzas al final, pese al gran sacrificio que antes hubiera hecho", remata. "Es que llevas el físico hasta límites insospechados, pero es en la montaña donde me siento más cómodo", expone.

Es joven, por el momento falta mucho tiempo para saber qué lugar ocupará en el futuro, cuál será su rol. Pero Carlos dispara sin pensar, lo suyo es subir: "El escalador es el tipo de ciclista que más me gusta, el más atractivo". Su forma de entender el ciclismo es así, "nunca soy conformista, siempre busco el ataque, sorprender a los rivales" cuando la carretera se levanta. "Desde luego, tengo el mejor maestro a mi lado", insiste, aunque es consciente de que tiene muchos aspectos que mejorar para tener el nivel que exige el ciclismo profesional. "Y es que para aspirar a ganar una gran vuelta, tienes que ser muy completo en todo", precisa.

Los descensos

No pesa mucho y por ello sabe de sobra que "tengo que mejorar en las bajadas, que es donde otros me superam merced a su físico. También debo progresar en la contrarreloj... En fin, para ser ciclista de grandes rondas no basta con subir, debes ser muy completo en todo". Pero si algo tiene claro, igual que en la vida cotidiana, es que "hay que tener siempre la cabeza en su sitio, el factor psicológico es fundamental; para mí es un 50% del éxito, tanto en la competición como a la hora de entrenar, no vale sólo con el físico". Y como "no me cuesta completar el trabajo diario, siempre lo disfruto a conciencia", asegura.

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Ganador este año del prestigioso Trofeo Víctor Cabedo para juveniles, sueña con "ganar el Tour algún día", aunque por el momento toca seguir con la formación. No sólo se fija en el ídolo de Pinto, también en Chris Froome "por su nivel de autoexigencia, su concentración, su tremendo potencial... Es descomunal en todo, todo lo hace bien". Y en cuanto al ciclismo español, considera Carlos que se vislumbra una buena época con Mikel Landa, "que ha llegado al momento perfecto para asumir la responsabilidad de ganar un Tour", sin olvidar a un Enric Más que "es la gran esperanza en estos momentos". Los próximos años van a ser determinantes para saber si Carlos se cuela en esa senda. Por el momento, apunta a ello. Y cuando la pendiente es más dura, mejor...

Cerrada su etapa como profesional, su fundación ha pasado a ocupar un lugar fundamental en su día a día. Ya alejado de la competición, de los constantes viajes, el carrusel de concentraciones y carreras, Alberto Contador fija su mirada en su equipo ciclista, en ese puñado de pujantes corredores que sueñan con emularle algún día. Uno de ellos empieza a brillar poco a poco, sobre todo cuando la carretera se empina, un escenario en el que Carlos García (Madrid, 23-7-1999) deslumbra en el Polartec-Kometa integrado en la Fundación Alberto Contador con sólo 18 años. "Sube como un tiro", apuntan los que más le conocen y corren a su lado. "Es ahí donde más disfruto y más me crezco, en la montaña, aunque sea lo más duro", relata en charla con El Confidencial la joven promesa.

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