Doncic lidera una victoria del Real Madrid que deja muy tocado al Barcelona

Apenas ha pasado un tercio de la temporada regular de la Euroliga y Real Madrid y FC Barcelona Lassa pelean por la supervivencia. Así de crudo. Los dos gigantes ya no aspiran a liderar la tabla tras las 30 jornadas y cada vez se les complica más acabar entre los cuatro primeros y conseguir la ventaja de campo en los 'playoffs' (a uno más que a otro). Lo que les queda es frenar la hemorragia en forma de derrotas, asegurar al menos las victorias en casa y mantenerse entre los ocho primeros. Y después de su enfrentamiento de este viernes, solo el Madrid cumple con esa meta. Ganó por 87-75 al Barça con un Luka Doncic al que ya no le diferencia nada de Sergio Llull: incluso mete esas canastas imposibles que el menorquín bautizó como mandarinas. Hace cuatro días acabó muerto tras jugar contra el UCAM Murcia; este jueves manejó el partido a su antojó y destrozó al máximo rival.

Ambos equipos llegaban al partido en crisis de resultados, al menos en la Euroliga, donde sumaban solo cuatro victorias en sus últimos 14 partidos. Eso ya es algo nuevo: si ya es extraño que uno de los dos esté mal (aunque lo que le pasa al Barça merece una profunda reflexión), que lo estén a la vez no es lo habitual. Pero es lo que pasaba en este inicio de temporada. Por razones diversas, los dos equipos llegaban al partido bastante mal en la máxima competición europea, donde cualquier titubeo se paga con una derrota.

La crisis del Barcelona

La consecuencia era similar, bajo rendimiento y derrotas, pero la causa no. El Real Madrid está pagando las numerosas lesiones. Es un discurso repetitivo, sí, pero muy cierto: le faltan muchos jugadores importantes. Y cualquier análisis de sus resultados sin tener eso en cuenta está incompleto. Lo que le pasa al Barça es diferente. No tiene bajas, pero parece que le falta alma. Es muy irregular, lo mismo encadena minutos de una gran defensa con otros en los que se desconecta. No hay una rotación establecida y lo que parece funcionar hoy es posible que no lo haga mañana. El equipo no levanta cabeza en la Euroliga y en la Liga Endesa no puede despistarse.

Nada de eso encaja con el Real Madrid, que aunque no haya tenido buenos resultados, difícilmente le ha perdido la cara a los partidos. Solo en Vitoria, donde fue barrido por el Baskonia, le sucedió. En el resto de encuentros ha tenido opciones. Contra el Barça ni siquiera sufrió y acabó venciendo con autoridad. Solo un pequeño bajón en los últimos cinco minutos, aprovechado por Oriola, Navarro y Pressey, permitió que el equipo azulgrana se acercarse un poco en el marcador. Más allá de ese arrebato de orgullo, el partido ya estaba decidido.

Lo estaba, en buena parte, por culpa de Doncic, que otra vez volvió a ser el mejor con 16 puntos, 6 rebotes y 7 asistencias. Esta vez no necesitó irse a los 30 puntos como hace una semana ante el Olympiacos porque sus compañeros aparecieron más y mejor. Lo hizo Facundo Campazzo (10 puntos), que no notó la tocedura de tobillo del domingo y empezó el partido como un tiro. Lo hizo también Felipe Reyes (14 puntos y 8 rebotes), tremendamente eficaz el tiempo que estuvo en pista. Lo hizo Trey Thompkins (10 puntos y 5 rebotes), que se está convirtiendo en la referencia interior a falta de Randolph y Ayón. Y en general lo hicieron todos con un decente 13/35 en triples que fue minando la confianza del Barça. Esta vez no fue un Doncic contra todos. Sus compañeros estuvieron mejor y la oposición también fue peor que en duelos anteriores. ¿Influyó lo segundo en lo primero? Seguramente.

La mandarina 'made in Llull' de Doncic

El partido tuvo dos momentos importantes. Uno fue en el segundo cuarto, después de unos diez primeros minutos que acabaron con 15-15 y que presagiaban un partido feo. No fue así porque Doncic revolucionó el duelo en el segundo cuarto con 8 puntos y 5 asistencias. El Barça se agarró gracias a Rakim Sanders, muy acertado, igual que en el partido de la Liga Endesa ganado por el Barça. Esta vez no fueron tan determinantes Moerman y Seraphin, bien parado por Tavares. El equipo azulgrana se fue al vestuario solo a dos puntos, pero en el tercer cuarto volvió a quedarse a atrás. Fue cuando Pablo Laso juntó a Campazzo y Doncic unos minutos y el Madrid despegó con un parcial de 28-14 en un tercer cuarto cerrado con un triple sobre la bocina desde 25 metros del esloveno. Lo que le faltaba al niño, meter una de las canastas del año.

"No pienso que hayamos hecho un gran partido, pero hemos estado muy sólidos", declaró Laso tras el encuentro a las cámaras de Movistar+. "Hemos concedido pocas canastas fáciles, hemos reboteado y tenido solidez defensiva casi los cuarenta minutos. Nuestra defensa nos ha sujetado y hemos movido bien el balón, lo que nos ha dado buenos tiros", amplió luego en la rueda de prensa. El Madrid no mostró en ningún momento una versión arrolladora, seguramente porque ahora mismo no la tiene, pero no acusó los altibajos que sí lastraron al Barça, al que esta derrota deja muy tocado.