El Real Madrid necesita algo más que Doncic para ganar a esta versión del Barcelona

El Real Madrid no va a tener la suerte que tuvo la temporada pasada, cuando el FC Barcelona Lassa se saboteó a sí mismo. Lo que empezó siendo una cuesta abajo por culpa de las lesiones terminó en un equipo roto que no confiaba en su entrenador y que terminó lejos de lo que se le exige por presupuesto e historia. Ahora el equipo azulgrana es otro, con sus altibajos en este comienzo de curso, cierto, pero con otras hechuras. Es un equipo con muchas armas y con una capacidad física que muy pocos igualan, incluido el Madrid, que sufrió para hacerle frente y acabó perdiendo por 80-84 en el primer Clásico de la temporada.

La última vez que se enfrentaron Madrid y Barcelona en el WiZink Center, Sergio Llull decidió el partido con una canasta en el último segundo. Entonces los blancos estaban muy por encima de los azulgrana. La situación es diferente ahora, pero el partido tuvo un deselance muy parecido: no se decantó hasta el último minuto, cuando Thomas Heurtel anotó la canasta decisiva.

Discreto debut de Tavares

A estas alturas, la derrota para el Madrid no significa mucho, aunque es contra el Barcelona y eso duele un poco más. Hace un año, el primer Clásico de Liga Endesa también cayó del lado culé y ya saben lo que pasó después. Tras un inicio arrollador, las lesiones han descolocado al Madrid, sobre todo la de Gustavo Ayón. Edy Tavares debutó contra el Barcelona tras completar solo un entrenamiento y se notó. Se le vio perdido, sobre todo en ataque, donde llegó a estobar a algún compañero. Nada que no se soluciones con unos días de trabajo, pero el Madrid juega la próxima semana tres partidos, así que su adaptación tendrá que ser sobre la marcha.

En el juego interior estuvo la clave de la victoria del Barça. El trabajo de Kevin Seraphin (15 puntos), Adrien Moerman (19) y Ante Tomic (7 puntos, 6 rebotes y 3 asistencias) cimentó un triunfo que allanó Rakim Sanders (13 puntos) en el último cuarto y abrochó Heurtel en el último minuto. Esta vez el Madrid no tuvo un problema de rebote, como en Tel Aviv hace unos días, sino de defensa de los interiores rivales. Ahí puede aportar mucho Tavares, cuya sola presencia en la pintura ya cambiaba los ataques del Barça, pero necesitará tiempo y ayuda de sus compañeros.

Nefasto partido de Randolph: 1/11 en tiros

Ni Randolph ni Thompkins hicieron un buen partido. En defensa se vieron superados por los pívots del Barça y en ataque estuvieron negados. Entre los dos solo anotaron 3 de sus 17 lanzamientos. Especialmente malo fue el partido de Randolph, que terminó con un 1/11. Sin Ayón, sus puntos son todavía más vitales. Solo Felipe Reyes, que vivió del rebote ofensivo, fue una presencia amenazante en la pintura.

Si el acierto de sus pívots, el Madrid vivió de su juego exterior, y ahí volvió a ser el mejor Luka Doncic. El esloveno acabó con 20 puntos y 10 rebotes, pero solo una asistencia, en una tendencia que se está agudizando conforme avanza la temporada: cada vez juega más para él; es más finalizador que distribuidor, lo que no es malo en sí mismo, más si tiene al lado a Facundo Campazzo, pero sí perjudicial si los tiros no entran. Y contra el Barça comenzó anotando y acabó fallando demasiado.

Sanders, decisivo ante Doncic

En el primer tiempo mantuvo al Madrid ante el gran acierto en los triples del Barcelona, con Moerman y Pau Ribas anotando desde el 6,75, pero en la segunda, tras el ajuste de la defensa azulgrana, comenzó a sufrir. A la vez le tocó medirse a Sanders en defensa, y ahí lo pasó muy mal. El alero estadounidense, más grande y más fuerte que él, sacó petróleo de ese emparejamiento. Sus ocho puntos en el último cuarto, más los seis de Navarro, le dieron la iniciativa a los visitantes, que entraron en la recta final mejor colocados para llevarse la victoria.

En el Madrid, solo Rudy Fernández veía aro con facilidad. A minuto y medio para el final, Seraphin puso al Barça uno arriba (78-79). A esa acción le siguieron varios fallos de Campazzo, Doncic y Heurtel, que estaba haciendo un partido para olvidar. Pero en el siguiente ataque, el francés tuvo opción de desquitarse y transformó la pérdida anterior en una canasta a tabla a 9,8 segnudos para el final que le dio tres puntos de ventaja a su equipo, una diferencia que fue definitiva. En el carrusel final de tiros libres le dio tiempo a meter dos puntos más.

En este inicio de curso, el Barcelona está montado en una montaña rusa. Comenzó ganando cinco partidos, luego perdió los siguientes cinco y desde hace un par de semanas encadena victorias y derrotas. Son los primeros pasos del nuevo proyecto azulgrana, uno que tiene mejor pinta que el anterior y que tiene toda la pinta de que va a luchar por los títulos a final de temporada. Ahí estará también un Real Madrid que intenta, de momento sin éxito, evitar que las lesiones le afecten.