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Akindele, el gigante del 'Fuenla', desafía a los grandes: "¿Quién es el Real Madrid?"
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ha jugado en 14 equipos durante los últimos 9 años

Akindele, el gigante del 'Fuenla', desafía a los grandes: "¿Quién es el Real Madrid?"

Este trotamundos ha jugado en 14 equipos en nueve años. Su última parada es Fuenlabrada, un equipo que peleará por salvarse con esta torre nigeriana de 2,16

Foto: Akindele posa con garbo ante la cámara. Foto: Daniel Muñoz
Akindele posa con garbo ante la cámara. Foto: Daniel Muñoz

“¿Quién es el Real Madrid?”. Con ironía y la mejor de sus sonrisas nos recibe ‘Deji’ Akindele (Abeokuta, 1983) en el pabellón Fernando Martín de Fuenlabrada después de completar uno de los últimos entrenamientos previosal encuentro contra el equipo blanco. De mirada penetrante, fuera del parqué este pívot nigeriano de 2,16 se muestra afable y sosegado. No eleva el tono y su inglés se aleja del acento que gastan sus paisanos, dejando entrever los años de formación que pasó en Chicago. “Son un equipo muy potente. Tienen 13 jugadores del más alto nivel pero claro cuando tienes dinero puedes fichar lo que quieras”, prosigue.Desde el sur de la capital, el baloncesto se vive con humildad y mucho sacrificio. Los focos no alumbran tanto y la presión se vive con holgura. “Al final es un cinco contra cinco. Jugaremos nuestro baloncesto y haremos las cosas como sabemos. No tenemos ninguna presión. Ellos sí porque son el Real Madrid y no se pueden permitir perder contra el Fuenlabrada. Si perdemos no pasa nada y si ganamos será una sorpresa”.

Y a punto estuvo de obrarse el milagro.Jugaron con fuego y pecaron de exceso de confianza los discípulos de Pablo Laso, sin Rudy y Ayón en el plantel por lesión. Al final 94-96. Quinta derrota en seis partidos para los fuenlabreños que, sin embargo, encararon los vestuarios con una sensación del deber cumplido que no se paga con dinero. Aunque Daniel Clark (23 puntos y 6 rebotes) y Moussa Diagné (11 puntos y 11 rebotes) dieron la talla, nuestro protagonista no tuvo su día. 6 puntos y 4 rebotes en 16 minutos son guarismos que no honran las aptitudes bajo el aro de este portento físico (14 puntos y 8 rebotes en las cinco primeras jornadas). A sus 31 años, Fuenlabrada es la última parada en la carrera de este trotamundos. “Llevo aquí unos dos meses y está siendo fantástico. Está a 20 minutos del centro de Madrid.Hace buen tiempo de momento, hay buena comida y tiene buenos restaurantes. No puedo pedir mucho más (risas)”, comenta en un tono tenue, al borde del susurro.

Un culo inquieto que le ha llevado a recorrer medio mundo en menos de diez años: Irán, China, Líbano, Italia, Rusia, Montenegro, Francia, Estados Unidos y España. 14 equipos desde 2005. “Me tomo el baloncesto como un trabajo. Para mí es lo mismo jugar en un sitio o en otro. Además me gusta viajar y siempre que he tenido la oportunidad de ir a algún país con una cultura diferente no me lo he pensado dos veces”. Una locura de la que Akindele no se arrepiente. “El baloncesto es universal y es el mismo juego en todos los rincones del mundo. Puede que el nivel sea más alto o más bajo pero al final se trata de jugar al baloncesto y eso no cambia. Ha sido una experiencia increíble”. De entre las muchas anécdotas que le han ocurrido durante este tiempo, nos relata cómo surgió la idea de comprarle un coche al fisioterapeuta del Buducnost. “Era un buen amigo. Vivía a una hora del pabellón y siempre dependía de los horarios de los autobuses para volver a casa. No tenía coche y todos los días una hora para ir y otra para volver era una paliza. Así que lo hablé con los compañeros y le compramos un coche”, sentencia.

El año pasado, el Herbalife Gran Canaria le llamó para suplir la baja de Xavi Rey. No era la primera vez que visitaba nuestro país con intenciones de hacerse un hueco en un equipo. En 2006 probó suerte con el Calpe de la Liga LEB. Tres años más tarde estuvo entrenando con el Obradoiro, pero finalmente el equipo gallego le cortó por sus problemas de rodilla. “En realidad fue de mutuo acuerdo. Estuve entrenando tres semanas con ellos pero entonces me di cuenta de que tenía una lesión en el menisco. El médico me dijo que tenía que operarme, pero yo no quería hacerlo en Santiago. Así que decidimos romper el vínculo y me fui a Estados Unidos a operarme. Creo que tomé la mejor decisión porque hasta ahora (toca madera) no he vuelto a tener más problemas”, explica.

Tras finalizar el acuerdo con el equipo canario, Fuenlabrada estaba al acecho. “Me costó. Tenía la oferta encima de la mesa durante los playoffs. Pensé que era pronto para decidirme en ese momento. Escuché muchas ofertas pero ninguna me pareció interesante. Al final Fuenlabrada me hizo una nueva propuesta y acabé aceptando”. Una decisión en la que tuvo mucho que ver un veterano de guerra curtido en mil batallas como Andy Panko, así como las apacibles exigencias competitivas del ‘Fuenla’. “Comparto agente con Andy Panko. Él me dijo el proyecto que tenían en mente. También sabía que no tenía que jugar dos partidos a la semana como en otros equipos. Jugar el domingo y descansar el resto de la semana me hizo decantarme por seguir en la ACB”.

Una andadura que acaba de empezar. Tiempo suficiente para darse cuenta del estatus que ha adquirido eligiendo nuestro país como destino. “Todo el mundo dice que es la mejor liga después de la NBA. El nivel aquí es muy alto. Hay mucha intensidad y mucha competitividad. En la NBA todo es espectáculo y no importa quién gana hasta los playoffs. En Europa cada partido es como si se jugara un campeonato. Me interesa más", opina. A pesar del tenebrosobalance (1-5) con el que han arrancado el curso, el jugador africano se muestra optimista de cara al futuro. “Tenemos un equipo con muchas caras nuevas y tenemos que conocernos mejor unos a otros para alcanzar nuestro mejor nivel. Es difícil porque las lesiones no nos han permitido estar con todos al 100% pero paso a paso lo lograremos y cuando esto ocurra más de uno se llevará una sorpresa. Es cuestión de tiempo”, asevera.

placeholder Foto: Daniel Muñoz
Foto: Daniel Muñoz

Abeokuta, la capital del estado de Ogun, la región más grande de Nigeria, fue testigo de los primeros pasos de un joven espigado que arrancó su adolescencia con un balón de fútbol pegado a sus pies. Una época que coincidió con el auge de los ‘Águilas Verdes’, campeones Olímpicos en Atlanta 1996 con Kanu, Okocha o Yeniki en sus filas. Una afición que fue menguando, a excepción de su etapa en Italia, donde militó en Scavolini, Siena y en el Juve Caserta. Allí nació una llamativa afición por la Juventus y en concreto por uno de sus delanteros: Sebastian Giovinco. Sin embargo, cuando decidió dar el salto a Estados Unidos para ir a la Universidad, (2003-2005 en Chicago State)el aro y el balón naranja se cruzaron en su vida. “Empecé jugando al fútbol y también probé con algún otro deporte. Tenía 16 años e iba a irme a una Universidad de Estados Unidos. Fue entonces cuando mi padre me dijo que sería más fácil para mí probar suerte en el baloncesto porque era muy alto. Así podría conseguir una beca y ahorraría mucho dinero a mi familia. Le hice caso y cuatro años después ya era profesional”.

Un ascenso meteórico donde su pasado futbolero tuvo parte de culpa. “Me sorprendió a mí mismo lo rápido que progresé. Mi experiencia en el fútbol me ayudó a la hora de coordinarme y moverme con agilidad a pesar de mi estatura. Lo pillé todo muy rápido”. Eso sí, tras un par de fugaces sorbos en la Liga de Desarrollo (NBDL), su carrera se fue difuminando entre exóticos destinos. Miembro de la etnia Yoruba, Hakeem Olajuwon, uno de los más ilustres miembros del pueblomayoritarioen Nigeria, emerge como un claro referente. “Claro. En Nigeria si juegas al baloncesto Hakeem Olajuwon es el hombre. Mi padre me pasó muchos vídeos suyos de cuando jugaba en los Rockets. Me fijé mucho en sus movimientos. Es increíble cómo se movía en la pintura. Es la mejor manera de avergonzar a tus adversarios en el uno contra uno y decirles: ‘Voy a meterla siempre y no me vas a parar’”.Séptimo de siete hermanos, Akindele es el único varón de la lista. Un hecho que explica el nombre que su señora madre le decidió poner. “‘La alegría de la madre’, ése es el significado. Para mi madre fue cumplir un deseo porque ella intentó hasta siete veces poder tener un hijo varón y al final lo logró”.

Apegado a sus raíces siempre que tiene ocasión regresa a casa. “Mis padres volvieron a Nigeria cuando se jubilaron. Tengo otras tres hermanas que viven allí y otras tres que están en Estados Unidos. Hablamos bastante por teléfono y cada dos años suelo ir para pasar tiempo con ellos. Me encanta volver a casa. Cuando estoy por allí participo en campamentos de baloncesto. Intento devolver a mi comunidad todo el amor que me da cuando estoy allí”, expresa. Fiel a los principios que han regido su carrera, sus miras no pasan del mañana. Le gusta improvisar y dejarse llevar. No se casa con nadie. Nimucho menos sabe qué será de él a final de temporada, cuando terminará su vinculación contractual con el Fuenlabrada. “Soy una persona camaleónica. Me adapto a cualquier tipo de situación que se me presente. Y Me gusta la incertidumbre de no saber qué va a ser lo siguiente que haré. Lo que tengo claro es que aceptaré los nuevos retos que me proponga la vida. Quizá sea Turquía, quizá Rusia. ¿Quién sabe? Tomo las decisiones en el último minuto así que ya veremos”.

En una de las esquinas del pabellón, observando de cerca las evoluciones de los jugadores, se encuentra uno de los principales culpables del ojo clínico para encontrar talentos por parte del Fuenlabrada. Después de 20 años en la élite, Ferrán López decidió poner fin a su carrera. Lo hizo en el ‘Fuenla’, donde fue director de orquesta cuatro años. Su capacidad de mando le permitió seguir dirigiendo el cotarro. Antes en la cancha y desde 2009 como director deportivo. Su encomiable labor ha permitido seguir sacando nuevos jugadores prácticamente de la nada y convertidos en estrellas. Oleson, Esteban Batista, Biyombo, Gustavo Ayón, son algunos de los grandes nombres que se han dado a conocer gracias al escaparate de la fábrica madrileña en los últimos tiempos

En el club son realistas y no se engañan. Saben que, tal y como está montado el negocio, los milagros se obran con dinero. La situación económica no está para muchos trotes. Toca reinventarse. “Tenemos uno de los tres presupuestos más bajos. Ahora mismo la plantilla no cuesta más de un millón de euros. No sé los demás cómo estarán. Yo sé cómo estoy yo y lo que tenemos todos los años”. Si sólo Rudy cobra 3 millones se pueden hacer una idea de cómo se reparte el pastel. Ferrán no titubea a la hora de reconocer la enorme brecha que separa a los equipos más ricos del resto. “Es otro baloncesto, pero sobre todo es mucho más trabajo. Madrid y Barcelona tienen una estructura tan grande que no dan importancia a pequeños detalles”. Hilar fino y tirarse a la piscina son dos de las características que definen su modus operandi. “Ser valientes a la hora de fichar. Cuando fichamos a Gustavo Ayón era un mexicano prácticamente desconocido y mira al final salió bien. Es cierto que la jugada te puede salir mal, pero hay que arriesgar y ponerlos a jugar. Ahí, en el parqué, es donde se va a ver si son buenos o no. Entiendo que los clubes grandes apuesten sobre seguro, porque necesitan ganar ya, pero nosotros no podemos permitírnoslo”, reconoce.

Luego está la creación. Coger un diamante en potencia y pulirlo para que cuando brille lo suficiente eche a volar dejando un buen pellizco en las arcas del club. “Lo que estoy intentando ahora mismo es que la cantera funcione con trabajo y sacrificio. No tenemos los recursos de otros equipos para fichar a los mejores jóvenes de Europa. Aquí más que ficharlos los tienes que crear. Es una labor que luce menos pero que cuando sale bien te llena de orgullo. Es nuestra filosofía y de lo que va a depender nuestro futuro”. Una base que complementar con jugadores con experiencia como Akindele, un hombre con el que quieren recuperar “ese espíritu competitivo” que hacía resonar con fuerza los bombos de la familiar y ruidosa parroquia fuenlabreña. “Es un jugador que para ‘nuestra liga’, la de los equipos de abajo, es determinante. Se vio ante Estudiantes (24 puntos y 14 rebotes), donde nadie fue capaz de pararle. Es un chico que domina los movimientos en el poste bajo, que domina el rebote y con la presencia física que tiene… es justo lo que el año pasado le faltó al equipo, el hombre que queríamos desde que se marchó Gustavo Ayón”, concluye.

“¿Quién es el Real Madrid?”. Con ironía y la mejor de sus sonrisas nos recibe ‘Deji’ Akindele (Abeokuta, 1983) en el pabellón Fernando Martín de Fuenlabrada después de completar uno de los últimos entrenamientos previosal encuentro contra el equipo blanco. De mirada penetrante, fuera del parqué este pívot nigeriano de 2,16 se muestra afable y sosegado. No eleva el tono y su inglés se aleja del acento que gastan sus paisanos, dejando entrever los años de formación que pasó en Chicago. “Son un equipo muy potente. Tienen 13 jugadores del más alto nivel pero claro cuando tienes dinero puedes fichar lo que quieras”, prosigue.Desde el sur de la capital, el baloncesto se vive con humildad y mucho sacrificio. Los focos no alumbran tanto y la presión se vive con holgura. “Al final es un cinco contra cinco. Jugaremos nuestro baloncesto y haremos las cosas como sabemos. No tenemos ninguna presión. Ellos sí porque son el Real Madrid y no se pueden permitir perder contra el Fuenlabrada. Si perdemos no pasa nada y si ganamos será una sorpresa”.

Asociación de Clubes de Baloncesto (ACB)
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