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La extraña (doble) jugada que cambió la final: los dos triples del Madrid que la canasta escupió
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LA FORTUNA, DEL LADO TURCO

La extraña (doble) jugada que cambió la final: los dos triples del Madrid que la canasta escupió

El Real Madrid tenía el partido controlado y tenía en sus manos ponerse con 10 puntos de ventaja... momento en el que el aro repelió de manera increíble dos triples consecutivos

Foto: Duro final para el Real Madrid. (Reuters/Marko Djurica)
Duro final para el Real Madrid. (Reuters/Marko Djurica)

El Real Madrid se quedó a las puertas de ganar su undécimo título de Euroliga (57-58). El conjunto blanco tuvo la victoria en sus manos en un partido que dominó durante amplias fases, pero que no supo cerrar cuando llegó la hora de la verdad. Más allá de pequeños errores en las marcas o la falta de paciencia en los últimos ataques, un problema destacó por encima del resto: el paupérrimo porcentaje desde la línea tres… donde tuvo lugar la jugada que marcó el partido.

Todo cambió en el minuto 27. Justo antes de ese instante, los blancos encadenaron un par de brillantes acciones defensivas para secar al equipo turco, mientras que en ataque les entraban todos los tiros para lograr su mayor ventaja en el marcador y marcharse siete puntos por encima. Tras una nueva buena defensa, el Madrid recuperaba el balón y tenía posesión para ponerse con diez de diferencia... pero la fortuna decidió cambiar de bando en el momento más inoportuno.

Foto: El Madrid no pudo levantar la Euroliga. (EFE/Sergio Pérez)

Tras elaborar bien la acción de ataque hasta encontrar la mejor posición de tiro, los blancos apuraron la posesión hasta los últimos segundos, cuando le llegó el balón a las manos a Alberto Abalde, quién lanzó un triple desde un lugar en el que no suele fallar… pero la bola hizo una corbata en la canasta y se salió de dentro. Yabusele, muy activo, logró recuperar el rebote y dársela de nuevo a Abalde, que volvió a tirar, para sufrir una segunda corbata consecutiva. Ver para creer.

El alero tenía buena posición, hizo buena elección de tiro y lanzó correctamente, pero el balón se salió so veces. De haberlo hecho, el Madrid se había ido a 10 puntos de ventaja, habría dado un golpe moral casi definitivo a Anadolu y habría encarrilado el partido. Sin embargo, esos dos tiros no entraron y, en el ataque siguiente, Tibor Pleiss, en un lanzamiento lejano y no demasiado bien elegido, metía un triplazo que ponía a su equipo a seis puntos. El golpe llegaba en la otra dirección.

A partir de ahí, Anadolu comenzó a creer en sus posibilidades y el Madrid, aunque dominaba el marcador, empezó a tener dudas, especialmente en ataque, donde comenzó a tomar malas decisiones. Y el triple, que tantos dolores de cabeza le ha dado a los pupilos de Laso a lo largo de la temporada, volvió a convertirse en el principal calvario de los blancos, del que comenzaron a abusar en el tramo final del partido para ampliar sus malos registros de larga distancia (6 de 24).

Esa jugada terminó por marcar el partido, pues los blancos, de haber conseguido anotar, habrían dado un paso de gigante en su lucha por la victoria. Evidentemente, aún quedaban trece minutos por delante y todo podía pasar, pero en un partido de anotación tan corta y de marcador de ajustado, haberse puesto con diez puntos de ventaja habría supuesto una inyección anímica para el Madrid de mucho calado y, por supuesto, un golpe moral casi definitivo para el equipo turco.

Esa canasta traicionera, que no deja de ser una más de las muchas que hay en un partido, cambió la dinámica por completo y terminó por pesar en exceso al Madrid. Provocó un cambio de dinámica en el choque que hizo que los turcos comenzaron a creer en sí mismos, infundiendo las dudas a su rival en el tiro lejano. A veces, una acción que puede parecer intrascendente -de las muchas que hay en un partido-, terminó por cambiarlo todo. Y, esta vez, la fortuna no quiso sonreír al Real Madrid.

El Real Madrid se quedó a las puertas de ganar su undécimo título de Euroliga (57-58). El conjunto blanco tuvo la victoria en sus manos en un partido que dominó durante amplias fases, pero que no supo cerrar cuando llegó la hora de la verdad. Más allá de pequeños errores en las marcas o la falta de paciencia en los últimos ataques, un problema destacó por encima del resto: el paupérrimo porcentaje desde la línea tres… donde tuvo lugar la jugada que marcó el partido.

Todo cambió en el minuto 27. Justo antes de ese instante, los blancos encadenaron un par de brillantes acciones defensivas para secar al equipo turco, mientras que en ataque les entraban todos los tiros para lograr su mayor ventaja en el marcador y marcharse siete puntos por encima. Tras una nueva buena defensa, el Madrid recuperaba el balón y tenía posesión para ponerse con diez de diferencia... pero la fortuna decidió cambiar de bando en el momento más inoportuno.

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