El increíble caso del experto de sofá que explica a una medallista olímpica cómo debe entrenar

"No nos sentimos criticadas, pero mucha gente no está preparada para los entrenadores personales. Por ahora, solo nos hemos encontrado comentarios positivos". Las que hablan en El Confidencial son Esther y Gemma Pineda, más conocidas como las Gemelas Pin, una pareja de hermanas, exnadadoras, que suben vídeos de ejercicios tanto a Instagram como a YouTube. Esta misma semana, numerosas personas, a través de Twitter, han criticado desde sus sofás las rutinas de entrenamiento de Ana Peleteiro, medallista olímpica en Tokio en triple salto.

Peleteiro se encontraba en plena preparación para uno de los múltiples campeonatos que disputa a lo largo de toda la temporada. Lo hacía acompañada de su entrenador personal, una figura de la que no disponen todos los deportistas. Lo explican las Gemelas Pin: "Al principio, son reticentes a los entrenadores personales, pero luego lo descubren y les gusta. Son muy útiles para ellos. En cuanto a la gente normal, que acude a los gimnasios, prefieren las clases grupales y luego ven que no hay resultados".

"Es que es un complemento perfecto y fundamental para los deportistas. El trabajo de fuerza, velocidad, agilidad… que haces con el entrenador personal es muy interesante. Nosotras, por ejemplo, cuando estábamos en activo, entrenábamos en seco, pero no era nada específico. Quizás haber hecho algún ejercicio más concreto nos hubiera hecho mejorar mucho". La autocrítica llega después de haber conocido en profundidad esa faceta y percatarse del beneficio que les habría supuesto. Eso sí, nunca es tarde si la dicha es buena.

La empatía con la persona

"El entrenador personal es un guía y tiene que tener empatía y preparación. ¿Qué debe conseguir? Que la persona que recurra a él tenga bienestar, que esté bien con ella misma". Es una figura que siempre está en el ojo del huracán, porque ha habido casos de personas que han tenido malas experiencias. Y se han generalizado estas opiniones negativas. "Nosotros nunca nos hemos encontrado con esos casos, pero no dudamos que los haya".

Acudir a los gimnasios es una actividad que incorporó la sociedad cuando finalizó el confinamiento derivado de la pandemia. Había interés por hacer deporte de nuevo, pero no todos aguantan. "La gente viene y va, porque no son constantes con el ejercicio. En esa etapa, estaban aburridos y tenían tiempo para hacer ejercicio, pero ahora no. Cuando la gente quiere, lo hace. Además de la poca constancia, quieren resultados inmediatos y sin esfuerzo".

Críticas desde el sofá

"Un entrenador es un apoyo para la persona y tiene que entenderla, porque hay que ayudarlo en las subidas y las bajadas". Esto supone meterse de lleno en la faceta del psicólogo, otro profesional que frecuentan los deportistas de élite. "Es bueno que el deportista recurra a él. Así es más fácil que su autoestima no tenga tantas subidas y bajadas. Por supuesto que un atleta va a tener puntos débiles, y un psicólogo es perfecto para analizar todo eso. Nos parece perfecto, como entrenadoras que somos, que recurran a esa figura".

Las críticas las hacen las personas desde el sofá, sin un criterio claro de qué trabajo hacen los entrenadores personales. Pero, si los deportistas de élite recurren a ellos con más frecuencia, por algo será. El deporte no es solo salir y hacerlo bien, porque hay muchas cosas detrás.