La 'receta mágica' en la montaña o cómo evitar una avalancha no prevista

“Receta mágica no hay. Ojalá existiera. El único secreto es ser conscientes de nuestros límites, seleccionar bien las actividades, informarse previamente de la meteorología y de las condiciones de la ruta, respetar los horarios, ir bien equipados… y ser prudentes”. Alberto Ayora es experto en seguridad y gestión del riesgo y en una entrevista de hace unos años a Aramón tachaba la posibilidad de que cada vez que se sube a una montaña se tenga la certeza de bajar de ella sin imprevistos. El peor de los finales no deseados se lo llevaron los tres montañeros catalanes y el guía peruano fallecidos el pasado domingo descendiendo el Nevado Mateo andino por una avalancha. Y es un ejemplo de la variable que se ha de tener en cuenta desde hace unos años a la hora de afrontar el ataque de una montaña: el cambio climático.

“En los últimos años, los Andes en Perú han cambiado mucho. Antes se huía de las grandes paredes verticales y se optaba por las cornisas porque eran rutas más lógicas y seguras. Sin embargo, las cornisas van desapareciendo (por el cambio climático) y las rutas que antes eran más accesibles se están convirtiendo en peligrosas, por esto ahora se opta por las paredes de nieve. Son montañas bonitas, pero peligrosas. En este deporte el riesgo nunca es cero y estos chicos han tenido la desgracia de sufrir la desgracia del riesgo que asumimos los alpinistas”, comenta a 'EFE' un veterano alpinista experto en la zona, Jordi Font.

Al igual que Font, Pablo Belmonte, el montañero español que logró sobrevivir a la avalancha, apunta también al cambio climático: "La avalancha la generamos nosotros mismos. Llevaba una semana haciendo sol, en condiciones normales debería estar lloviendo y nevando pero no es así por el cambio climático. Se formó una placa de hielo debajo de la nieve virgen… No sé quién fue el primero que resbaló, pero uno compañero me embistió, y yo a otro… no pudimos frenar la caída”, aseguró el joven de 26 años a la 'Cadena Ser'.

Un guía de 12 años de experiencia

Este factor tan variable y desconocido del cambio climático multiplica la dificultad de la lectura de la montaña. El guía que lideraba la expedición tenía 12 años de experiencia en la zona, ¿cómo no pudo intuir las posibilidades de avalancha? Se trata de reescribir los 'a priori' de una montaña, de mover el momento ideal para ascender de un mes a otro, así como también trasladar en el calendario los meses o semanas en el que el riesgo es mayor.

Como señalaba Ayora en la mencionada charla al comienzo de este artículo: “Una vez en la montaña hay que tomar decisiones conforme a las circunstancias que vayamos encontrando y lo que vaya sucediendo. Hay que evaluar los riesgos continuamente”. Desde abajo quizás haya una lectura de la montaña y arriba se perciba otra y se deba actuar en consecuencia. Lo importante, en este caso, es realizar dicha lectura correctamente en la subida para tener capacidad de rectificar. De lo contrario puede que sea demasiado tarde y el descenso se convierta en una trampa de difícil salida.