Mikel Merino, "el mejor jugador de LaLiga" que no juega ni en el Real Madrid ni en el Barça

"Lo voy a volver a repetir por si a alguno no le ha quedado claro: para mí, Mikel Merino sigue siendo el mejor jugador de LaLiga". Así de convencido se mostró Imanol Alguacil tras la última victoria de la Real Sociedad (0-2). Unas declaraciones que pueden parecer exageradas en un país donde Real Madrid y Barcelona lo acaparan todo, salvo, claro está, que se siga de cerca el juego del centrocampista navarro, quien no celebró su gol en El Sadar por respeto a sus orígenes pamplonés y osasunista. "No quería dejarme llevar por la emoción por todo lo que he vivido aquí, he crecido desde los diez años en Tajonar y les tengo un respeto máximo", confesó el '8' de la Real al término de un partido en el que, otro dato a tener en cuenta, fue casi tan aclamado por su afición como por la de Osasuna.

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"Es una bestialidad lo que hace. Su compromiso, su juego, su calidad... Lo tiene todo", añadió su entrenador. "Parece que tiene un pequeño esguince, pero aún así ha querido seguir y es un orgullo tenerlo en la plantilla", sentenció un Imanol para el que Merino es, junto a otro Mikel, Oyarzabal, indispensable. Ambos deberían serlo para Luis Enrique, aunque el asturiano no está teniendo suerte con las lesiones. Por fortuna para Merino, la Real y la Selección española, las pruebas médicas a las que Mikel se sometió este lunes en Madrid descartaron que sufra lesión alguna, de ahí que finalmente integrara la expedición que viajó a Atenas. Eso sí, su participación en el trascendental partido ante Grecia dependerá de su evolución.

Aunque maltrecho, Mikel Merino volvió a ser fundamental en la victoria de un equipo que no lidera LaLiga por casualidad. Junto a un Zubimendi que no deja de crecer y un David Silva que, lejos de decrecer, sigue exhibiendo su enorme talento, El Conde, como es apodado en Donosti, se ha confirmado como ese futbolista total por el que Roberto Olabe apostó cuando la Real pagó 12 millones por él al Newcastle. Tres menos de los desembolsados para el retorno de Illarramendi del Real Madrid, que había pagado 32, dos que Vela e Isak y menos de la mitad de los 25 que el Athletic de Bilbao se gastó en depositar la cláusula de Iñigo Martínez.

Un futbolista que habla de fútbol

Es normal que al no jugar ni en el Real Madrid o el FC Barcelona Mikel Merino (Pamplona, 22-6-96) no acapare titulares en esos medios o programas en los que tanto se habla del fútbol, pero poco o nada de fútbol. Precisamente lo que más le gusta hacer a él. Ya sea sobre el césped, con la cabeza alta y una zurda de seda, o cuando le toca ponerse delante de un micrófono, algo que nunca rehúsa por ese compromiso del que habla Imanol y donde también destaca por su facilidad de palabra. Pocos futbolistas explican tan bien lo sucedido en un partido y menos aún son capaces de analizar el juego con tanta precisión.

Lo cierto es que Mikel tuvo la suerte de aprender de su padre, futbolista como él, que empezó su carrera en el Leganés para después jugar en Osasuna, Celta, UD Las Palmas, Burgos CF y Atlético Ceuta, y a quien homenajea cada vez que marca un gol (a excepción de este domingo en Pamplona) dándose una carrerita hasta el banderín de córner y rodearlo. Con contrato hasta 2025 y una cláusula de rescisión que ronda los 70 millones de euros, es normal que su nombre aparezca en las agendas de los llamados grandes, aunque este calificativo cada vez es más relativo y Merino bien que lo sabe.

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Cuando la Real Sociedad cerró el fichaje de Mikel, en Bilbao no solo intentaron hacer ver que no se habían interesado en el centrocampista navarro, sino que incluso no faltó quien infravaloró su fichaje por el equipo donostiarra con unos comentarios que desacreditan a cualquiera. Es lo que tiene hablar mucho y pensar o saber poco. Claro que, si con un mercado tan reducido como el que se autoimponen en Bilbao, no fueron capaces de detectar o valorar el talento de Merino, normal que más de uno no quiera abrirse a un mercado mayor. Aunque, quizás, lo que realmente sucedió es que Merino no quiso ir al Athletic. Sí, el mismo Mikel que en la Real se siente "como en casa"...