¿De Alicante al 'mainstream'? La lucha del críquet por salir del anonimato

Los primeros registros del críquet en España son de 1809, pero más de dos siglos después, este deporte sigue siendo casi anónimo. Apenas hay campos reglamentarios, los practicantes se cuentan por unos pocos miles y ni siquiera tiene una federación reconocida. A pesar de eso, esta semana Alicante acogió la primera cita de una competición internacional que tiene como objetivo impulsar el críquet en la Europa continental, donde su influencia nada tiene que ver con las islas británicas.

Hace unos días, el blog del diario británico 'The Guardian' dedicado al críquet publicó una entrada encabezada por una foto de la playa del Albir, en l'Alfàs del Pi. Esa localidad alicantina había sido la elegida para el comienzo de las Dream11 European Cricket Series (ECS). Un patrocinador de la India, país donde el críquet es un deporte de masas; retransmisión en directo; y premios en metálico. Una rareza en el panorama del críquet español, muy lejos del profesionalismo.

Detrás de la idea está un australiano, Daniel Weston, con más experiencia en las finanzas que como jugador. Parece estar muy convencido de que el críquet tiene futuro en países donde lleva mucho tiempo siendo minoritario. "Creo que hay un enorme mercado sin explotar en la Europa continental que ha estado dormido durante muchos, muchos años", declaró a 'The Guardian. "Creo que hay alrededor de 20 millones de aficionados al críquet que nunca han tenido la oportunidad de jugar o ver partidos que se transmiten en directo". En L'Alfàs del Pi se han enfrentado seis equipos españoles: Sporting Alfas, Alicante Intellectuals, La Manga, Levante, Madrid United y Pinatar Pirates, con victoria final para Madrid United. Este mismo mes habrá otro torneo en Barcelona y luego en Fráncfort, Hamburgo y Praga.

"El torneo ha repartido 6.000 euros. Eso es mucho más de lo normal en España. Cubrimos costes", explica Juan Carlos Rodríguez, de Cricket Spain, la organización que gobierna el críquet en España. Rodríguez, hijo de gallegos que emigraron a Sudáfrica, es uno de tantos emigrantes o hijos de emigrantes que nutren al críquet en España.

"El críquet en Europa es bastante grande. Lo que pasa es que no tenemos terreno de juego, no está reconocido como un deporte, salvo en algunos países", cuenta. "En España estamos en ello, pero es muy, muy difícil federarte. Y es un deporte que es conocido mundialmente, que tiene afición". Según los datos que maneja Cricket Spain, en España hay casi 20.000 practicantes de críquet y unos 96 clubes registrados, pero solo ocho campos reglamentarios. Por eso la modalidad de juego habitual es T10, que permite que los partidos se jueguen en terrenos de juego más pequeños y en una hora y media, cuando en el formato más habitual puede alargarse días.

El críquet intenta hacerse un hueco fuera de su zona tradicional de incluencia. El año pasado nació la European Cricket League (ECL), competición lanzada también por Daniel Weston y varios directivos procedentes de la UEFA. Se disputó en La Manga (Murcia), que este año volverá a acoger el torneo. La ECS es la hermana pequeña, ideada para que sea la competición de entrada a la ECL.

A esas dos competiciones se agarra Cricket Spain para impulsar un deporte que en España sobrevive a duras penas. "Creo quel críquet va a crecer mucho. Tenemos la federación ya montada. Hace falta que el Consejo Superior de Deportes la reconozca", dice Juan Carlos, que sueña con que el críquet entre los colegios y los niños se aficionen como hizo él en Sudáfrica.