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Pakistán e India solo pueden jugar en Londres: "Aquí no recibimos a terroristas"
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el equipo del país musulmán, campeón del ICC

Pakistán e India solo pueden jugar en Londres: "Aquí no recibimos a terroristas"

Los dos países del subcontinente indio llevan años sin disputar un partido en casa por las acusaciones cruzadas, especialmente virulentas en el caso indio. Pakistán logró una gran victoria esta semana

Foto: El equipo pakistaní celebra su inesperada victoria. (Reuters)
El equipo pakistaní celebra su inesperada victoria. (Reuters)

Es domingo y la frontera más tensa del mundo parece en completa tranquilidad. Pakistán e India siguen donde siempre, faltaría más, y los problemas que les atañen no se han resuelto de repente. Pero esta vez toca calma, calma absoluta y televisión. A muchos kilómetros de allí, en Londres, se está jugando un gran partido de cricket entre los dos países. Es la final del Championship Trophy, el gran torneo del año, y los irreconciliables vecinos se pasan horas y horas buscando anotar.

Sería imposible que ese mismo encuentro se disputase en el subcontinente indio. Las autoridades de India y Pakistan llevan más de cuatro años sin permitir que se juegue algo que, en realidad, sería casi un derbi. Los indios señalan al terrorismo como motivo para no dejar jugar, en el país islámico cuentan que la situación de Cachemira no les permite ningún tipo de relación, ni siquiera deportiva.

La final del gran campeonato la gana Pakistán, para pasmo de todos los presentes. India es mejor equipo, o eso pensaban todos. Es casi una reedición del milagro del Leicester, pues nadie realmente esperaba que el país islámico ni siquiera llegase al último partido. Fakhar Zaman ha hecho 114 carreras de las 338 pakistaníes, un equipo que, en teoría, era mejor lanzando que bateando. Todo ha salido al revés de lo planteado y ha ganado el débil.

Foto: Carolina Marín ya no volverá a jugar hasta el Mundial de Glasgow, que comienza el 21 de agosto. (EFE)

Pakistán tiene un problema importante para el desarrollo del cricket en tiempos recientes, y eso que tradicionalmente es una de las mayores potencias del deporte. Nadie viaja a su país para jugar y la falta de competición de sus jugadores ha atenazado el crecimiento. El veto nace en 2009, cuando un equipo de Sri Lanka sufrió un atentado en Lahoré que conmocionó al mundo del cricket.

El Oval de Londres es una fiesta. Es más, es una fiesta sin disturbios, que no hubiese sido raro si se tiene en cuenta que en el césped se cruzaban dos países que llevan a la gresca desde su independencia en 1947. Dos países que batallan por la región de Cachemira y son potencias nucleares, lo cual hace de este conflicto uno de los de mayor potencial dañino de cuantos hay. Más de mil millones de personas ven el partido por la televisión.

Calma en el estadio, sí, no tanto en los países. Especialmente, por supuesto, en el que ha salido perdedor sin esperarlo. Quince detenidos en India por sedición, gente de la minoría musulmana que celebró la victoria de Pakistán en el gran partido. El castigo que conlleva esa sentencia puede ser la cadena perpetua. Días después el segundo país más habitado del mundo quita los cargos y los sustituye por los menos graves de "enturbiar la común armonía". Las denuncias llegaron por los fuegos artificiales.

"Es difícil probar la sedición, más aún cuando ninguno de los acusados tiene antecedentes", explica la policía. Amnistía Internacional pide su inmediata liberación por ser "evidentemente absurdo" cualquier cargo por celebrar una victoria deportiva. Se desconoce que pasará finalmente, pero no es la primera vez que ocurre, a ambos lados de la frontera. En Pakistán, por ejemplo detuvieron a Unar Draz el pasado año por llevar una camiseta de la estrella india Virat Kohli. Le imputaron el delito de "obscenidad en lugar público".

La diplomacia del cricket

Con esta perspectiva es difícil pensar en una solución. No ya a las relaciones bilaterales entre ambos países, que se da por descontado que van a ser tensas, sino a cualquier opción de normalizar en la medida de lo posible que dos potencias tradicionales de un deporte puedan jugar entre ellas con normalidad. O, mejor aún, que puedan disfrutar del gran partido en su propio país, no necesariamente a miles de kilómetros de casa.

Ahí aparece un regimiento de columnistas a ambos lados de la frontera apuntando a lo obvio, que tanta inquina no tiene sentido. "Indios y pakistaníes adoran jugar juntos, pero odian perder, especialmente en el cricket. No quieren jugar un partido de ninguna manera en sus países, pero les parece perfecto hacerlo en la capital del país que les colonizó durante 300 años ¿no hay algo de hipocresía en esto?", expresa Hamid Mir, prestigioso periodista pakistaní que llegó a entrevistar a Bin Laden y escribe también para medios indios."India puede ganar o no a Pakistan, pero si consigue organizar un partido en su país estará ganando al terrorismo", concluye el columnista.

Foto: Ellyse Perry con las selecciones australianas de cricket y fútbol (Cordon Press).

a federación pakistaní intentaba esta misma semana acercar posiciones: "Queremos mandar al equipo a hugar a la India, pero desafortunadamente la federación india no está preparada para jugar contra nosotros, arguyen posibles ataques terroristas". La federación india responde con un problema de fondo, y es que el gobierno no les da permiso para albergar un partido contra Pakistán.

La presión en India para que no se acoja a los pakisteníes es fortísima. Basta con vez al dueño de Zee Media, el grupo mediático más popular del país, tuitear al respecto. "Si eso pasa Zee Media no cubrirá ninguno de los partidos". No es que no sean noticia, por supuesto que lo serían, es simple convicción ideológica por parte del propietario de la cadena.

"India no puede plantearse jugar una serie contra Pakistan mientras el país apoye el terrorismo y cree problemas en Cachemira, responde a las peticiones pakistaníes el ministro indio Vijay Goel. "Hemos dicho claro que el terrorismo y el deporte no pueden ir de la mano. No recibimos a terroristas. Mientras Pakistán no pare su terror más allá de la frontera no hay opción para una serie de partidos, además, la nación apoya esta decisión", zanja el dirigente.

Y esto no parece que vaya a cambiar. Por más que las relaciones mejorasen (no se resolviesen, pero sí mejorasen), no parecen dispuestos a moverse en esa dirección. Poco importa que el pasado fin de semana no hubiese ni el más mínimo altercado, solo alegría y pena por la victoria y por la derrota. Dos países que no quieren entenderse no van a empezar a hacerlo de repente. Ni siquiera cuando de deporte se trata.

Es domingo y la frontera más tensa del mundo parece en completa tranquilidad. Pakistán e India siguen donde siempre, faltaría más, y los problemas que les atañen no se han resuelto de repente. Pero esta vez toca calma, calma absoluta y televisión. A muchos kilómetros de allí, en Londres, se está jugando un gran partido de cricket entre los dos países. Es la final del Championship Trophy, el gran torneo del año, y los irreconciliables vecinos se pasan horas y horas buscando anotar.

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