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La advertencia de Jesús Calleja en el Dakar: "No soy el 'famosillo' que viene a lucirse"
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será su tercera participación

La advertencia de Jesús Calleja en el Dakar: "No soy el 'famosillo' que viene a lucirse"

Jesús Calleja vuelve al Dakar por tercera vez. Y esta vez lo hace con un bueno coche. Nada que ver con el 'secador de pelo' que condujo en la pasada edición del rally

Foto: Jesús Calleja y su copiloto Edu Blanco. (Foto: Jesús Calleja Team Rallies)
Jesús Calleja y su copiloto Edu Blanco. (Foto: Jesús Calleja Team Rallies)

Jesús Calleja se enfrenta al Dakar por tercera vez. "El año que viene volveré, y mejor preparado", anticipaba a El Confidencial tras múltiples peripecias, una buena actuación que terminó con un abandono frustrante en la pasada edición. "¿Lo va a cumplir este año?", le recuerda este medio ante su próxima participación. "Lo cumplo, ¿eh? Después de dos 'dakares', te das cuentas que a la carrera más dura del mundo no puedes ir con el peor coche del mundo, con un "secador de pelo", como iba yo. Hasta ahora he ido con un coche de serie, como de concesionario. El año pasado fue un Dakar durísimo. Sobreviví la primera semana porque me gustan las dunas. Y estos 'dakares' se deciden en las dunas”.

Quien piense que Calleja responde al perfil de personaje famoso en el Dakar se equivoca. Su vida ya es de por sí una aventura constante, pero el leonés encuentra en esta mítica carrera nuevas experiencias que complementan sus otros desafíos. Hablar con Jesús Calleja es un torrente de experiencias y sus reflexiones, así que a continuación sus palabras vendrán prácticamente de corrido.

"He tenido que reaprender a conducir"

Efectivamente, el leonés pasa este año de la 'secadora de pelo' de 200 CV a un espectacular prototipo, el Toyota Hilux, acompañado por Overdrive, una de las estructuras punteras del Dakar. Pero con más prestaciones también el riesgo superior de más comparaciones con los rivales. “Ahora con un coche bueno como este se espera que lo hagas bien, tienes otra presión, pero tienes que quitártela de encima, porque mi objetivo es acabar. Nada más. No puedo competir con quien está todo el año compitiendo. Yo, el resto del año hago 23 viajes por el mundo escalando y buceando, y al rally le dedico poco tiempo en comparación a gente que dedica la vida. No me planteo siquiera emularlos. Quiero acabar, y si con el coche que tengo acabo entre los 30 o 40 primeros, pues fíjate…”.

El Calleja piloto se enfrenta ahora con un verdadero coche de carreras dakariano: “Hay que aprender mucho de técnica. Esto es un 'Terminator' muy sofisticado. He tenido que reaprender a conducir. Antes empezaba a frenar a 300 metros, ahora a 50 metros… No reduzco como antes al llegar a la curva, ahora es todo con los frenos, que son tan bestias que no se calientan nunca… De repente, bajo todas las velocidades del tirón y entro en la curva dando gas. Este es un coche que necesita caña. Es una conducción mucho más eficaz y espectacular".

¿Y por qué sigue metiéndose cada año en este follón, con el ajetreo de viajes que ya lleva encima ? "El nivel de sufrimiento que tienes en una montaña de 8.000 metros no lo tienes en ninguna otra disciplina. Pero el Dakar me puso en su sitio porque hay momentos donde de verdad te juegas el pellejo. Esto es duro de verdad. Lo último que imaginaba es que me remolcara un camión el pasado año. Fue una de las tres situaciones más peligrosas de mi vida. Una fue en una sima, otra en una tormenta en velero a la Antártida y otra fue el remolque de un tío que tiraba de nosotros con un camión a 140 km/h, que nos desarmó totalmente el coche, y el tío sin enterarse. Si llegamos a volcar nos mata en segundos".

placeholder Jesús Calleja Rally Dakar  (Foto: Jesús Calleja Team Rallies)
Jesús Calleja Rally Dakar (Foto: Jesús Calleja Team Rallies)

"La gente puede pensar que soy un intruso"

Porque al igual que subir una montaña o bajar a una sima, el pilotaje también aporta sensaciones especiales. "En el coche me hago un diablillo. Soy buena persona, pero cuando le doy al botón ‘ignition’, arranco el coche y empieza a rugir, me sale el colmillo. No me había dado cuenta, me lo han dicho: cuando estoy pilotando estoy sonriendo por lo que estoy gozando ahí pisando el acelerador". Porque también se puede uno coger un ‘globo’ de concentración al volante. "Cuando voy en las dunas, hay veces que tengo que respirar tres veces profundamente porque estoy a 170 pulsaciones. Y soy alguien que entreno cinco o seis horas diarias toda mi vida, incluso en los rodajes paro para correr. De hecho, vengo del Dakar con kilos de menos, por el estrés, el nivel de concentración. Es que no puedes fallar, hablamos de décimas de segundo, como me equivoque en la velocidad de cruce de una duna, es que salgo volando y a tomar por culo. Y cruzamos diez mil dunas, no puedes cometer un error, porque te la pegas. La gente lo desconoce, en una pista todos podemos correr, pero cruzar dunas es brutal. No naces con el 'feeling', te tienen que enseñar, y luego hay que dedicarle jornadas y jornadas, tienes que aprender. He hecho dunas y dunas en Egipto, en Marruecos, en California... La gente puede pensar que soy un intruso en el Dakar, pero posiblemente tenga más kilómetros de dunas encima que muchos de los pilotos buenos que están ahí arriba”.

El Dakar también le ha enseñado humildad a Jesús Calleja. "Aunque hayas hecho deportes de riesgo, esta gente tiene valor para meterse en estos coches, subes dunas de 1.000 metros de altura, y si fallas y te pones de lado, tienes caídas impresionantes. El Dakar me lo tomo en serio. No soy el famosillo que viene a lucirse aquí. Desde siempre me ha gustado pilotar. Siempre me ha parecido muy emocional y liberador. El hombre está en la Tierra no solo para reproducirse. Estamos para sufrir y crecer como personas. La historia de la evolución ha sido porque ha habido gente que ha querido ir más allá. Y esto nos hace más personas, más inteligentes, más ricos. Yo tengo esa necesidad de la aventura, pero entrando por la puerta de atrás, donde está la emoción, la gente más auténtica. El Dakar es una manera de cruzar desiertos que jamás podrías recorrer de otra manera, porque la carrera y la organización te vigilan. Y encima, que tengas ese componente de competitividad... Yo he disfrutado mucho en la vida en los trabajos porque, aunque no me gustaran, he querido ser bueno en ellos. He sido peluquero y no me gustaba una mierda. Pero me dije que iba a ser el mejor, no me quedaba otra para ganar dinero y viajar. Al final, para mí el Dakar tiene el componente de ver lo que nunca vivirías si no estás en la carrera, y estar con los que son los mejores con esto".

"Hay que vivirlo intensamente"

El Dakar también encaja con esa particular filosofía con la que Calleja vive su vida. "Yo tengo una cuenta que me hice hace mucho tiempo, cuando tenía 16 años, y es que si divides el día en tres partes, ocho horas las pasas durmiendo, un puto tercio de tu vida estás jodido, no te has enteras de nada. Tu cerebro da chispazos químicos y sueñas cosas agradables, pero no mandas tú. Otro tercio tienes que alimentarte, trasladarte a los sitios y dedicar tiempo a tu ocio y la gente. Y el otro tercio, que para mí es el bloque más importante, es el trabajo. Si no eres feliz trabajando, estás muy jodido. Si durmiendo y en el trabajo no eres feliz, tienes dos tercios de tu vida que estás jodido. Y yo me dije que tenía que hacer el trabajo que me gusta. La gente me dice que he tenido mucha suerte, pero no es verdad. He nacido en un pueblo de León, sigo viviendo allí, no conocía a nadie, pero he cambiado de vida muchas veces, he hecho un montón de cosas siempre persiguiendo completar el tercio de la vida del trabajo. Yo he sido muy feliz 16 años en Nepal escalando montañas y trabajando de guía y ganaba muy poco, pero era tremendamente feliz".

Pasar de emocionarse con una viuda en el Parque de Redes asturiano, viajar con un famoso a la India o competir con la ‘panda dakariana’ debe resultar tremendamente enriquecedor emocionalmente, ¿no? "Soy un chico de pueblo y me gusta, vivo en un pueblo. Hago un alegato a la vida rural siempre. Me puede aportar tanto o más esa persona que me cuenta esa historia de superación de su vida que en el Dakar hablando solo de coches con los compañeros. De hecho, cuando me bajo no hablo de coches nunca. En el Dakar les reseteo contando historias. Ayer, el jefe de Overdrive (el equipo que prepara su montura en el Dakar) me mandó un mensaje que me decía: "Gracias por traer alegría al equipo". Eso me gustó. Le pregunté por qué y me dijo que les ayudaba a relativizar los problemas de los coches, les hacía reir y les contaba experiencias de la vida. Al final es eso, todo es una experiencia con gente, y cada uno aporta lo suyo. Al final conoces en el Dakar gente extraordinaria, estás dentro de esa carrera mítica, y ya está en tu ideario de experiencias".

Hace poco tiempo Jesús Calleja reconocía que está viviendo la vida tan intensamente que le daba pena morirse, le recordábamos. "A los diez días de volver del Dakar me voy a Camerún, y luego a la Antártida… La sensación de ir cumpliendo años y que un día estés con tu nieto a tu lado y le puedas contar cosas que has hecho en la vida y no te arrepientas de nada… En realidad no sabemos que hay detrás de la muerte. Lo que tenemos deberíamos vivirlo intensamente. En mi caso, quizás recibir un montón de información porque quizás soy hiperactivo. Pero en otras facetas más normales de la vida también debemos vivirla con intensidad”. Ahora, toca acabar el Dakar.

Jesús Calleja se enfrenta al Dakar por tercera vez. "El año que viene volveré, y mejor preparado", anticipaba a El Confidencial tras múltiples peripecias, una buena actuación que terminó con un abandono frustrante en la pasada edición. "¿Lo va a cumplir este año?", le recuerda este medio ante su próxima participación. "Lo cumplo, ¿eh? Después de dos 'dakares', te das cuentas que a la carrera más dura del mundo no puedes ir con el peor coche del mundo, con un "secador de pelo", como iba yo. Hasta ahora he ido con un coche de serie, como de concesionario. El año pasado fue un Dakar durísimo. Sobreviví la primera semana porque me gustan las dunas. Y estos 'dakares' se deciden en las dunas”.

Jesús Calleja
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