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'CampeoneX': una secuela sin la frescura del éxito español del que se encariñó el mundo (hasta Arabia Saudí)
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'CampeoneX': una secuela sin la frescura del éxito español del que se encariñó el mundo (hasta Arabia Saudí)

La secuela del 'Campeones' de Javier Fesser espera revalidar el éxito que la convirtió en la película española más taquillera de 2018, con 20 millones de euros de recaudación

Foto: El equipo de Los amigos vuelve a competir. (Universal)
El equipo de Los amigos vuelve a competir. (Universal)

Entre las múltiples acepciones del término fresco encontramos las de 'vivo', 'original', incluso 'crudo' —es decir, sin procesar—. Cuando en la primavera de 2018 Campeones vino a refrescar la cartelera española, supuso un auténtico revulsivo del tipo de comedias que venían haciéndose en España. Seguía el canon en aquello de buscar un público objetivo familiar como quien busca una sombra en la plaza de la Puerta del Sol. También entraba en el género de la feel good movie, la comedia que hace que el espectador se sienta optimista a la salida del cine, convencido de que con el granito de arena que aporte a la sociedad fruto de la epifanía cinéfila conseguirá que el mundo sea un poquito menos apocalíptico.

Pero el gran hallazgo de Campeones fue contar con un reparto de personas con diferentes tipos de discapacidad —desde el síndrome de Down hasta la esclerosis tuberosa de Bourneville— y convertirlos, sorprendentemente, en las estrellas de la temporada. Incluso uno de los actores, Jesús Vidal, ganó el Goya a mejor actor revelación y leyó un discurso memorable. Con su humor irreverente, el que ha convertido a Javier Fesser en uno de los referentes de la comedia esperpéntica castiza contemporánea, Campeones se desviaba —lo suficiente— de "lo políticamente correcto" e intentaba desnudar a sus actores de la mirada condescendiente y paternalista del ciudadano medio frente a la discapacidad. Eso le valió arrebatarle a El reino de Sorogoyen, la favorita de aquel año, la estatuilla de mejor película. La Academia —sus miembros— decidió premiar a quien había salvado las menguantes cuentas de la taquilla española.

El problema es que la frescura es difícilmente recalentable. Es imposible engañar al paladar, capaz de detectar ese regusto mustio del plato que lleva el día entero en el mostrador del bar esperando que lo elijan. Y es ese regusto mustio el principal lastre de CampeoneX, secuela de un éxito tal que generó varios remakes internacionales, entre ellos el estadounidense, dirigido por Bobby Farrelly y protagonizado por Woody Harrelson, que se estrenó en marzo en Estados Unidos con acogida más bien fría, y el saudí —sí, Arabia Saudí, que ha vuelto a legalizar la proyección de películas—, en un proyecto con participación española: Andrés Vicente Gómez como parte de la producción y Manu Calvo en su primer trabajo como director de largo.

placeholder Elisa Hipólito sustituye a Javier Gutiérrez en esta secuela más atlética. (Universal)
Elisa Hipólito sustituye a Javier Gutiérrez en esta secuela más atlética. (Universal)

No se asuste, querido lector. No se ha perdido ocho secuelas entre Campeones (2018) y CampeoneX (2023). La X responde —no sea tampoco malpensado— a un guiño a los eSports, es decir, a los deportes electrónicos. La nueva entrega ha perdido por el camino el carisma neurótico de Javier Gutiérrez, que cede su espacio como entrenador del equipo Los Amigos a Elisa Hipólito, en su primer papel protagonista. En esta sustitución, Fesser ha buscado un arquetipo opuesto al sanguíneo y flamígero Marco, un preparador de un equipo profesional de baloncesto que, tras causar un accidente de tráfico por ir borracho, debe elegir entre la cárcel o servicios sociales (entrenar un equipo de baloncesto de jugadores con discapacidad). Lo extraño es que Gutiérrez siquiera aparezca como cameo en el prólogo mínimo con el que arranca la secuela: el equipo de Los Amigos queda descalificado en la final del torneo por culpa de Sergio (Sergio Olmos).

A partir de ahí, el equipo de Los Amigos se separa y cada uno vuelve a sus respectivas vidas. Volvemos cuatro años después, con Julio (Juan Margallo), el gestor del equipo, buscando un nuevo entrenador y esperando reunir a los chicos —y la chica, Collantes (Gloria Ramos, quien ha conseguido labrarse una incipiente carrera como actriz)— para desquitarse de aquella descalificación. Entre los candidatos aparece Cecilia (Elisa Hipólito), recién licenciada que busca prácticas de entrenadora deportiva, vitalista e inasequible al desaliento, a la que, extrañamente, le persigue la mala suerte en todo aquello que hace.

placeholder El 'tiktoker' Brianeitor es la flamante nueva incorporación al reparto de 'Campeonex'. (Universal)
El 'tiktoker' Brianeitor es la flamante nueva incorporación al reparto de 'Campeonex'. (Universal)

Lo que en Campeones sonaba genuino aquí se siente demasiado escenificado: ahora toca la patada de Collantes, ahora la gracia de Paquito (Fran Fuentes) y ahora el malentendido con Juanma (José de Luna). Si la primera entrega transmitía el pulso de la energía y las ganas de un equipo novato que aspira a conseguir el éxito, en CampeoneX las jugadas están demasiado coreografiadas y resultan ya vistas: el repertorio no es tan extenso. El reparto sigue siendo maravilloso, pero la propuesta ha perdido fuelle en la repetición. Tampoco funciona dramáticamente, aunque es una idea con mucho potencial, la inclusión del metaverso y los eSports en la trama: al fin y al cabo, es una herramienta para que la gente con problemas de movilidad y con diferentes capacidades puedan sortear las limitaciones no solo del deporte tradicional, sino de la forma de relacionarnos con la discapacidad. Brianeitor, el nuevo fichaje del equipo, es un tiktoker con millones de seguidores que padece atrofia muscular degenerativa y para el que los deportes electrónicos son la forma de convertirse en campeón.

A CampeoneX le falta la mala leche de su antecesora. Le falta originalidad. Y, como decía al principio, le falta frescura. Sigue siendo una propuesta virtuosa en su afán de visibilizar la discapacidad, de recordar al público que no vale con empatizar durante las dos horas de la película para luego olvidar que ellos siguen ahí. Pero es otra víctima más de esa industria dispuesta a exprimir hasta la última gota mientras haya posibilidad de venderla y de medir la fórmula al mililitro, como la Coca-Cola, para que haya la dosis exacta —y previsible— de drama, de acción, de risas, de awwwwwws. Lo más transgresor: la pareja que se pasa la película pegándose el lote, un gag recurrente que también abre un melón: el del sexo y la discapacidad, como plantea, por ejemplo, la novela Lectura fácil, de Cristina Morales —y su subsecuente serie en Movistar+—. Hoy la X no significa una décima entrega de la saga, pero, visto lo visto, ¿quién dice que en un futuro no la haya?

Entre las múltiples acepciones del término fresco encontramos las de 'vivo', 'original', incluso 'crudo' —es decir, sin procesar—. Cuando en la primavera de 2018 Campeones vino a refrescar la cartelera española, supuso un auténtico revulsivo del tipo de comedias que venían haciéndose en España. Seguía el canon en aquello de buscar un público objetivo familiar como quien busca una sombra en la plaza de la Puerta del Sol. También entraba en el género de la feel good movie, la comedia que hace que el espectador se sienta optimista a la salida del cine, convencido de que con el granito de arena que aporte a la sociedad fruto de la epifanía cinéfila conseguirá que el mundo sea un poquito menos apocalíptico.

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