'I care a lot': ¿acaso hay algo más miserable que estafar a una anciana desvalida?

En una de esas decisiones que definen una carrera profesional, Rosamund Pike encarnó en 2014 a una de las malvadas más carismáticas del cine contemporáneo, la psicópata protagonista de 'Gone Girl', de David Fincher, en un papel que además se situaba en las antípodas de otros roles que le habían otorgado repercusión internacional, como el de Jane Bennet, la hermana mayor, tan hermosa como apocada, del 'Orgullo y prejuicio' (2005) de Joe Wright. Su rol en 'I care a lot' conecta de forma evidente con el del filme de Fincher, en el perfil de una protagonista que define su poderío femenino a través de su tremenda vileza.

En este caso, Pike se luce como Marla Grayson, una mujer que ejerce de tutora legal para ancianos que ya no pueden valerse por sí mismos. Lejos de llevar a cabo esta tarea por responsabilidad social o simple oficio, Marla tiene montada una pequeña red que le permite detectar a personas de la tercera edad con posibles y sin familia a las que, a través de las artimañas de una doctora, un juez declara incapacitadas. Las víctimas acaban 'encerradas' en una residencia, cuyo director también está en el ajo, mientras la protagonista se encarga de gestionar sus propiedades a conveniencia.

Marla Grayson es la versión mezquina y despiadada de tantos otros protagonistas de películas de estafas estilo 'Ocean's Eleven'. El director y guionista J Blakeson ofrece con 'Descuida, yo te cuido' una variante más creíble y oscura, aunque con una protagonista igualmente glamurosa, de esos filmes llenos de encanto en que uno o más estafadores aplican su talento a urdir un gran montaje para desvalijar a alguna persona o empresa cargada de millones, en lo que no deja de verse como una merecida redistribución de la riqueza. Marla Grayson, en cambio, no tiene ninguna vocación de Robin Hood. La protagonista se presenta como una perfecta hija del capitalismo tardío obsesionada por exprimir su principal habilidad: ganar dinero. Para Marla, desposeer de sus bienes a esos ancianos a los que de una forma u otra la sociedad ya había aparcado no tiene nada de inmoral. Al fin y al cabo, sus operaciones entran en la lógica de la ambición desmesurada que estimula el sistema y se enmarcan 'a priori' dentro de la ley.

La secuencia en que seguimos todo el proceso de desahucio de una de sus presas, Jennifer (excelente Dianne Wiest), desde que le notifican que un juzgado la ha declarado incapacitada hasta que la ingresan en una residencia contra su voluntad, genera una congoja insoportable. Sin apenas moverse de los cauces del 'thriller' oscuro, 'I care a lot' consigue ofrecer uno de los más hirientes y oportunos retratos de la vulnerabilidad y la supresión de derechos que sufren los viejos en manos de quienes deberíamos protegerles.

Pero 'Descuida, yo te cuido' es ante todo el retrato de una perfecta villana, una de esas mujeres que adoras detestar pero cuyo talento para el mal despierta cierta fascinación. La presencia de Rosamund Pike nos conecta con 'Gone Girl', claro. Pero también hay algo en Marla Grayson de homenaje a otra pérfida carismática, la Sharon Stone de 'Instinto básico', y no solo por el romance que Marla mantiene con su compinche Fran (Eiza González). Aquí, sin embargo, ya se da por superado el componente de 'femme fatale' que suelen arrastrar las mujeres poderosas y peligrosas, así como también se aparca la tendencia a perfilar una relación lésbica para complacer a la mirada masculina.

En 'Descuida, yo te cuido', la protagonista reafirma su autosuficiencia como mujer también en este aspecto: vive su sexualidad de forma tan independiente de los hombres que ni tan siquiera la utiliza como arma contra ellos. Cuando entra en escena su antagonista, Roman Lunyov, un mafioso ruso a quien encarna Peter Dinklage, entre ambos se genera una química basada solo en la rivalidad estratégica. Por otro lado, Grayson encierra las contradicciones de una visión del feminismo que entiende conceptos como empoderamiento o independencia desde la óptica del capitalismo liberal.

El director, sin embargo, no se mantiene firme en su propuesta general de desarrollar un 'thriller' bañado en humor negro con una sublectura en torno a cómo la naturaleza depredadora del sistema desposee a los ancianos. En su arranque acelerado y conducido por la voz en 'off' de la protagonista, 'I care a lot' se alinea de forma un tanto caduca con esos 'thrillers' adrenalínicos y cargados de humor negro del cambio de siglo. La película también resulta un tanto simple cada vez que los personajes verbalizan intenciones y posturas, como en los diferentes momentos en que la protagonista se reafirma como mujer fuerte ante los micromachismos de la mayoría de los personajes masculinos. En su tramo final, pierde fuelle, el guion emprende unos cuantos giros poco verosímiles y la presunta ironía se torna un tanto caricaturesca, sobre todo por ese puñado de villanos rusos que bordean la autoparodia. El remate moralista con que concluye 'I care a lot' es una bajona importante, además de una traición a la protagonista y al espíritu más oscuro y atrevido del filme.

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