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'Cielo de medianoche': Clooney vuelve con un drama espacial posapocalíptico
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'Cielo de medianoche': Clooney vuelve con un drama espacial posapocalíptico

¿Qué mejor que acabar el año más distópico del siglo con una película sobre un cataclismo que arrasa la humanidad?

Foto: George Clooney protagoniza y dirige este drama espacial. (Netflix)
George Clooney protagoniza y dirige este drama espacial. (Netflix)

Después tres años alejado del largometraje, George Clooney regresa como director con un trabajo aplomante muy alejado de la vis cómica y crítica que siempre ha desplegado delante y detrás de la cámara. Su voz como cineasta se ha tornado grave, de una solemnidad necesitada de abarcar cuestiones más grandes que la existencia misma, más grandes que el Universo, más grande que nada. Aunque la crítica consideró 'Suburbicon' una obra fallida —a pesar del guión de los Coen—, aquella comedia dejaba respirar humor y mala leche, al igual que 'Los idus de marzo', en la que criticó la corrupción que hace el poder en las personas, incluso las de ideales más férreos. Con 'Monuments Men' tampoco consiguió exprimir un reparto lleno de actores de carácter ni un episodio de la historia que ya había tratado John Frankenheimer en 'El tren' en 1964, sobre el expolio del arte francés a manos del nazismo. Sin embargo, 'Cielo de medianoche' supone un regreso de un melodramatismo apático en el que el director y protagonista no consigue extraer la emoción que se presupone en las situaciones planteadas.

Basado en la novela homónima de ciencia ficción publicada por Lily Brooks-Dalton en 2016, 'Cielo de medianoche' comienza con la evacuación de los habitantes del Observatorio Barbeau, en el Ártico, a causa de una catástrofe medioambiental que asola la Tierra. Como anzuelo para el espectador, una mujer busca a una niña que, al parecer, ha embarcado en una de las naves que ya han despegado en busca de otro refugio. Una distopía ideal para poner fin a un año en el que el apocalipsis sanitario, climático y social parecen más cerca que nunca. Aislado y enfermo, el último habitante de la base, el doctor Augustine Lofthouse (Clooney), pasa sus soledades recordando un pasado lejano, cuando era un joven investigador con toda la carrera por delante y cuando (suponemos desde el principio, ya que vive solo) dejó pasar a la mujer de su vida. Los 'flashbacks' intentan dar sentido a un personaje taciturno y roto del que sabemos poco más de lo que su memoria nos muestra.

placeholder Felicity Jones es Sully en 'Cielo de medianoche'. (Netflix)
Felicity Jones es Sully en 'Cielo de medianoche'. (Netflix)

La narración sigue la rutina del científico. Necesita diálisis, toma pastillas y vaga por los espacios vacíos del observatorio abandonado. Día tras día intenta mantener contacto con el exterior, encontrar respuesta en alguna estación espacial, alguna otra base científica de la que pueda recibir información o a la que pueda avisar del cataclismo que ha vivido la Tierra. En una de sus rondas diarias, se encuentra con una niña de unos seis años, Iris (Caoilinn Springall), que, al parecer, se ha quedado atrás y de la que tendrá que hacerse cargo. Es el único contacto humano real que ha tenido en mucho tiempo. Lo que, hasta ahora, era un film de desastres naturales se torna en un drama entre un hombre que huye del pasado y una niña que necesita encontrar su hogar. El hombre descreído que se redime a través del amor. La niña no habla, es misteriosa, y solo mira con unos grandes ojos azules tremendamente vivos.

Mientras tanto, al otro lado de la estratosfera, una nave espacial con un grupo de astronautas intenta restablecer comunicaciones con la Tierra. Llevan tres semanas sin recibir información de la NASA y no son conscientes de la catástrofe que ha acabado con el planeta. Y aquí es donde Clooney no consigue insuflar ni ritmo ni emoción a una historia al límite, donde cada decisión debería provocar un nudo en el estómago. Probablemente, la decisión de fragmentar las historias y de saltar de una localización a otra, de la misión espacial al observatorio y la base de Lake Hazen, provoca que el espectador no empatice con ninguna de las dos historias. El director, además, se dedica a relatar el día a día de la nave de una forma fría y distante, casi como un diario de a bordo. Y tampoco ayuda. Los tripulantes son poco más que esbozos en busca de un fuego de artificio final.

placeholder George Clooney interpreta a un científico aislado en el Ártico. (Netflix)
George Clooney interpreta a un científico aislado en el Ártico. (Netflix)

En 'Cielo de medianoche' no se llega a concretar en ningún momento el tipo de desastre ecológico al que se enfrenta el planeta. Hay animales que mueren. Hay tormentas de hielo. Hay, incluso, una suerte de lluvia espacial helada. Pero, salvo por la caída de las telecomunicaciones, se especifica poco más. La mayor parte de la tensión se busca a través de dos personajes hablando por un micrófono, sin haber dado la oportunidad de crear una verdadera intimidad. No hay conflicto más allá del principal, del obvio, que es que un grupo de personas se hayan quedado sin un lugar al que regresar. No ocurre nada entre los personajes, que, además, tampoco parecen querer nada más allá de volver a la Tierra. A quien más llegamos a conocer es a Sully (Brie Larson), una astronauta embarazada que tiene pesadillas recurrentes sobre acabar abandonada en planeta lejano.

Tampoco llega a definirse como una cinta de acción o de aventuras o de ciencia ficción en la que la imaginación lleve a otros planetas o en el que, con base científica, podamos imaginarnos la vida extraterrestre en un futuro cercano. El argumento central sirve como pretexto para disquisiciones alrededor del sentido de la vida, de la necesidad de cuidar el medioambiente o de mantener los vínculos afectivos, los que la tecnología acaba sustituyendo por sucedáneos insípidos. Pero Clooney sí sabe cómo crear imágenes icónicas, cómo colocar la cámara y hacer que los personajes remitan sus emociones al espacio físico en el que se mueven.

placeholder Brie Larson y David Oyelowo son dos astronautas en la estación Aether. (Netflix)
Brie Larson y David Oyelowo son dos astronautas en la estación Aether. (Netflix)

Con retales de 'Próxima', de 'Ad Astra', de 'Gravity' y algún que otro film icónico sobre astronautas lejos de casa, 'Cielo de medianoche' tan solo aspira a una pirueta final, manida y sentimentaloide, que desvirtúa todo el relato. Resulta tan poco orgánico que difícilmente llega a conmover. Porque tratando temas tan universales como el hogar, la pérdida, la equivocación y con un Clooney de aspecto avejentado y frágil en su rudeza, la película tiene el corazón tan frío como una noche durmiendo a la intemperie en la superficie de Neptuno.

Después tres años alejado del largometraje, George Clooney regresa como director con un trabajo aplomante muy alejado de la vis cómica y crítica que siempre ha desplegado delante y detrás de la cámara. Su voz como cineasta se ha tornado grave, de una solemnidad necesitada de abarcar cuestiones más grandes que la existencia misma, más grandes que el Universo, más grande que nada. Aunque la crítica consideró 'Suburbicon' una obra fallida —a pesar del guión de los Coen—, aquella comedia dejaba respirar humor y mala leche, al igual que 'Los idus de marzo', en la que criticó la corrupción que hace el poder en las personas, incluso las de ideales más férreos. Con 'Monuments Men' tampoco consiguió exprimir un reparto lleno de actores de carácter ni un episodio de la historia que ya había tratado John Frankenheimer en 'El tren' en 1964, sobre el expolio del arte francés a manos del nazismo. Sin embargo, 'Cielo de medianoche' supone un regreso de un melodramatismo apático en el que el director y protagonista no consigue extraer la emoción que se presupone en las situaciones planteadas.

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