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'Hotel Bombay': carnicería sangrienta en el imperio del lujo
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'Hotel Bombay': carnicería sangrienta en el imperio del lujo

El 26 de noviembre de 2008, un grupo de terroristas asaltó la ciudad de Bombay a través de una serie coordinada de ataques. Más de 160 personas murieron

Foto: 'Hotel Bombay'.
'Hotel Bombay'.

'Hotel Bombay' incluye más imágenes pavorosas de asesinatos que la mayoría de 'slashers'. Y no hay que olvidar, además, que en el cine de terror el miedo y la violencia resultan catárticos porque sabemos que no son reales. En ese sentido, la diferencia entre cualquiera de las entregas de la saga 'Saw' y esta película es como la diferencia entre jugar a los médicos y sobrevivir a una operación a corazón abierto.

Porque 'Hotel Bombay' toma un acto de terrorismo que sucedió de verdad y lo dramatiza con el fin de incomodarnos lo más posible. El director, Anthony Maras, la ha diseñado a la manera de una película de catástrofes: en su transcurso, vemos cómo los personajes se dan cuenta de la realidad de su situación y, a pesar del miedo, planean estrategias para mantenerse con vida; algunos de ellos sobreviven y otros no. La diferencia, de nuevo, es que en este caso lo que estamos viendo pasó realmente.

El 26 de noviembre de 2008, un grupo de terroristas asaltó la ciudad de Bombay a través de una serie coordinada de ataques. Más de 160 personas murieron, y cientos más resultaron heridas en 12 escenarios distintos, entre ellos una estación de tren, un hospital, una sala de cine, un centro comunitario judío, una universidad y un café. También fueron golpeados varios hoteles de lujo, entre ellos el célebre Taj Mahal Palace. Ahí es donde se centra la mayor parte de la acción de la película. Maras cubre la tragedia desde todos los puntos de vista: el de los adinerados clientes cuyas vacaciones se transformaron en una pesadilla colectiva; el de los empleados del hotel que arriesgaron valientemente sus vidas; el de los policías que se vieron superados por una situación sin precedentes, y el de los propios terroristas, que dispararon sin piedad a inocentes en defensa de una causa por la que también ellos mismos morirían. En el hotel murieron concretamente 31 personas, y al ver la película da la sensación de que se nos muestran todas ellas, metódicamente y dejando muy poco a nuestra imaginación.

¿Por qué decidió Maras centrarse en lo sucedido en el Taj Majal Palace? La respuesta más probable encierra una perturbadora ironía. El lugar alojaba a muchos turistas occidentales, que poseen un valor añadido, ya sea como rehenes en el mundo real o como personajes a ser interpretados por actores de rostro familiar. Asimismo, es un escenario opulento y deslumbrante, sea cual sea el propósito de quien lo visita o lo contempla en pantalla. Por último, es un espacio contenido dotado de una geografía de fácil comprensión. En otras palabras, el director hizo la elección por las mismas razones que los terroristas en su día.

placeholder 'Hotel Bombay'.
'Hotel Bombay'.

Es importante conocer la historia que 'Hotel Bombay' cuenta. Pero el estilo que utiliza para contarla es altamente cuestionable. En varias escenas, vemos a hombres y mujeres atractivos corriendo por las habitaciones bellamente decoradas del hotel, intentando escapar una y otra vez pero topándose con un pistolero que dispara, y entonces unos sesos quedan esparcidos por el suelo de mármol. La brutalidad de las imágenes es rotunda. Los cuerpos caen; la gente llora e implora por su vida. Y, pese a que es cierto que la violencia mostrada por una película como esta debe ser impactante para resultar realista, Maras ha rodado esas escenas como si 'Hotel Bombay' fuera una adaptación de videojuego. Al verla, uno no puede evitar sentir que lo están entreteniendo.

La brutalidad de las imágenes es rotunda. Los cuerpos caen; la gente llora e implora por su vida

También objetable es el posicionamiento adoptado por la película en términos socioeconómicos. Al menos al principio, es cierto, parece criticar sin reparos la existencia de un establecimiento tan ridículamente ostentoso en medio de tanta pobreza, y comprender el tipo de resentimiento que podría crear. Por supuesto, no trata de justificar las muertes de las víctimas ni de 'glamurizar' a los atacantes, pero sí se asegura de que tengamos claro que todos los personajes tienen motivos para llevar a cabo sus acciones aunque no estemos de acuerdo con ellas. En cualquier caso, en última instancia, el objetivo de la película parece ser mostrar el heroísmo de los empleados indios que arriesgaron sus vidas para salvar a sus clientes blancos y, por loable que suene, se basa en un arquetipo culturalmente condescendiente y hasta racista: el del buen esclavo que muere protegiendo a su amo.

placeholder Cartel de 'Hotel Bombay'.
Cartel de 'Hotel Bombay'.
Foto: Bill Skarsgard retoma el papel de Pennywise en 'It 2'. (Warner)

De todos modos, a decir verdad, el problema de 'Hotel Bombay' está menos en el punto de vista que adopta que en su negativa a adoptar uno. En ella, no se detectan intentos de reflexión política o social de ningún tipo y, por eso, al verla es inevitable preguntarse cuál es el sentido de su existencia misma. Al menos, si los personajes fueran más que simples estereotipos —el padre heroico, el camarero leal, la niñera asustada, el ruso decadente, el terrorista arrepentido—, habría algo en ella capaz de ofrecer una respuesta convincente, pero todo cuanto Maras parece esperar del espectador es que contemple cuerpos caer.

Foto: 'Vivir dos veces'.

'Hotel Bombay' incluye más imágenes pavorosas de asesinatos que la mayoría de 'slashers'. Y no hay que olvidar, además, que en el cine de terror el miedo y la violencia resultan catárticos porque sabemos que no son reales. En ese sentido, la diferencia entre cualquiera de las entregas de la saga 'Saw' y esta película es como la diferencia entre jugar a los médicos y sobrevivir a una operación a corazón abierto.

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