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'It 2': Pennywise ha despertado de nuevo y tiene hambre de niños
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'It 2': Pennywise ha despertado de nuevo y tiene hambre de niños

El director argentino Andy Muschietti vuelve a Derry con el 'club de los perdedores' 27 años más mayores y con un Pennywise 27 años más cruel

Foto: Bill Skarsgard retoma el papel de Pennywise en 'It 2'. (Warner)
Bill Skarsgard retoma el papel de Pennywise en 'It 2'. (Warner)

En 'It 2', al personaje de Bill (James McAvoy), quien de adulto se ha convertido en un novelista y guionista de relativo éxito, le persigue la pesada losa de no ser capaz de encontrar un final adecuado para sus historias. Como gracia recurrente, a lo largo de las casi tres horas de película, Bill soporta una y otra vez críticas sobre lo decepcionantes que son los desenlaces que escribe, en lo que puede entreverse una suerte de 'alter ego' de Stephen King, que habrá escuchado más de una y dos veces aquello de "no, si la idea está muy bien, donde la caga es al final". Algo parecido le ocurre al segundo capítulo de la adaptación que hace del 'bestseller' de King el director argentino Andy Muschietti, que termina en una orgía de géneros y tonos en que se mezcla el terror cosmogónico con el drama de juventud y la comedia al filo del ridículo.

Muschietti vuelve a reflexionar sobre el miedo como herramienta de control y de parálisis; 'Pennywise', al final, es la materialización de un sentimiento tan universal como abstracto. Los miedos pueden parecerse, pero no son iguales. Paseando por las calles de Derry, el pueblo conservador en el que transcurre la acción, no experimentan el mismo sentimiento una pareja homosexual que camina agarrada de la mano o un niño afroamericano que un grupo de hombres blancos heterosexuales. Porque el director intenta dotar de un mínimo contenido de crítica social a una película que aspira a convertirse en el taquillazo de terror del año.

placeholder Los protagonistas de 'It 2'. (Warner)
Los protagonistas de 'It 2'. (Warner)

El principal problema de 'It 2' es, además de su excesiva duración —con sus consiguientes momentos de guion a la deriva—, el recurso de lugares comunes para presentar de forma rápida y somera a los personajes —la mujer maltratada, el guionista con crisis de inspiración— y el barroquismo audiovisual de un filme que repite una y otra vez la misma estructura para provocar miedo, lo que anula el efecto sorpresa y desluce la construcción del monstruo. Cuando Muschietti apuesta por la sencillez, llega mucho más lejos: una anciana amable con un comportamiento errático resulta más desasosegante que cualquier criatura tentacular. Poner en peligro a un niño inocente que se va enredando lentamente en la 'tela de la araña' es más angustioso que los ataques de un bicho creado a base de efectos especiales. Y además del terror fantástico, siempre queda lugar para el terror real, el que llena las páginas de sucesos.

Esta segunda entrega habla también de la memoria, por un lado, y de la fantasía o la fe, que aquí vienen a ser, si no lo mismo, algo muy parecido. Han pasado 27 años desde los sucesos que relata el primer capítulo de 'It' y Derry sufre otra oleada de desapariciones y hallazgos de cuerpos desmembrados. De la pandilla de los perdedores solo se quedó en Derry Mike (Isaiah Mustafa), que ha encomendado su vida a estudiar obsesivamente la historia del pueblo y su relación con It, con Eso. Anclado en el pasado, Mike ha pasado todos estos años a la espera de hacer cumplir la promesa que el grupo hizo casi tres décadas atrás: en el caso de que Eso regresara, todos se reunirían de nuevo para detenerlo. No ha habido vida más allá del incidente.

placeholder Jessica Chastain es Beverly en 'It 2'. (Warner)
Jessica Chastain es Beverly en 'It 2'. (Warner)

Sin embargo, los que marcharon fuera de Derry apenas tienen recuerdos de su infancia y se han convertido en profesionales de éxito: todos son ricos y relativamente conocidos. Todos han explotado las aptitudes que empezaron a destacar en la infancia: Bill es escritor, Ben (Jay Ryan) es arquitecto, Beverly (Jessica Chastain), diseñadora de ropa, Richie (Bill Hader) es cómico televisivo, Eddie (James Ransone) es agente de seguros y Stanley (Andy Bean) sigue siendo Stanley. Cuando Mike los convoca de vuelta a Derry —casi— todos acuden a la llamada, aunque no saben muy bien para qué. Ni tampoco queda claro para el espectador por qué si el resto no recuerda el pasado, Stanley sí.

Pennywise (Bill Skarsgard) ha despertado de nuevo y tiene hambre de niños. Y Mike ha encontrado en un antiguo rito de los nativos americanos la posibilidad de acabar por fin con el monstruo en forma de payaso. A partir de aquí, 'It 2' se convierte en una película de aventuras y adopta una estructura casi episódica en la que cada uno de los personajes protagoniza su propio capítulo en el que el susto por el encuentro con Eso actúa de guinda final. Muschietti también utiliza 'flashbacks' como ligadura entre el presente de quienes son y el pasado de quienes fueron, tiempos que se explican mutuamente. El gusto del director por la pirotecnia y los giros narrativos hace que la película vaya embarullándose y perdiéndose dentro de todos los caminos que propone el guion. Ser ambicioso es legítimo, pero hay que llevar una brújula que apunte a una dirección, la que sea.

placeholder Cartel de 'It 2'.
Cartel de 'It 2'.
Foto: 'Hotel Bombay'.

Como ya hizo en la primera parte, Muschietti no escatima en gore, y ni siquiera el niño más tierno está a salvo de morir de la manera más trágica y cruel imaginable. Y un laberinto de espejos de una feria puede convertirse en un lugar todavía más inquietante. También se mantiene el sentido del humor, que funciona como destensor de la acción. Pero 'It 2', tan desigual como formularia en algunos momentos, acaba pecando de una sensiblería tan tópica y vacía —cree, sueña, ama— que resulta molesta. Aunque todo merece la pena por volver a ver a Pennywise en acción.

Foto: 'Vivir dos veces'.

En 'It 2', al personaje de Bill (James McAvoy), quien de adulto se ha convertido en un novelista y guionista de relativo éxito, le persigue la pesada losa de no ser capaz de encontrar un final adecuado para sus historias. Como gracia recurrente, a lo largo de las casi tres horas de película, Bill soporta una y otra vez críticas sobre lo decepcionantes que son los desenlaces que escribe, en lo que puede entreverse una suerte de 'alter ego' de Stephen King, que habrá escuchado más de una y dos veces aquello de "no, si la idea está muy bien, donde la caga es al final". Algo parecido le ocurre al segundo capítulo de la adaptación que hace del 'bestseller' de King el director argentino Andy Muschietti, que termina en una orgía de géneros y tonos en que se mezcla el terror cosmogónico con el drama de juventud y la comedia al filo del ridículo.

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