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Cannes, Berlín, Sundance... ¿sirven para algo los festivales de cine?
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Cannes, Berlín, Sundance... ¿sirven para algo los festivales de cine?

El cine de autor ha dejado paso a las alfombras rojas y el entretenimiento le va ganando la partida a la cinefilia, según las voces más críticas

Foto: Pancarta en el Festival de Cannes. (Reuters)
Pancarta en el Festival de Cannes. (Reuters)

Se quejaba recientemente Woody Allen de que los festivales de cine ya no son lo que eran. Según él, la máxima expresión de la cinefilia, el descubrimiento de nuevos talentos y la reivindicación del cine como arte y no sólo como industria ha dejado paso a las alfombras rojas y el 'celebritarianismo' —el culto al famoseo, dicho en retorcido—. En Cannes, la mayor parte de las acreditaciones de color blanco, las que otorgan la máxima prioridad en la interminable pirámide estamental del certamen, están en manos no de medios especializados en cine, sino de prensa dedicada a la alfombra roja, la moda y el cotilleo. La mayor colección de flashes y páginas en los medios ya no se la llevan los hermanos Dardenne, Loach, Haneke o Coppola —todos con dos Palmas de Oro en la vitrina—, sino las hermanas Hadid —las modelos del momento, pertenecientes al círculo social de las Kardashian—, los 'ángeles' de Victoria's Secret o Diego Maradona —si se hubiese dignado a venir a la presentación de su documental—.

Cannes es probablemente el festival de cine en el que este viraje ha sido más acuciado. Pero tampoco se salva Venecia, el más antiguo del mundo con 75 ediciones, que ha resurgido en los últimos años potenciando la foto de la llegada al Lido en taxi acuático de tal o cual actor de Hollywood o maniquí portada de 'Vogue', ni San Sebastián, que consigue más espacio en los telediarios por el posado del reparto internacional de turno de espaldas a la playa de Zurriola que por la entrega de la Concha de Oro o el análisis de sus secciones competitivas. ¿Para qué sirven entonces los festivales? Es un punto de encuentro para la industria del cine, es una muestra de arte, un escaparate de anuncios de las marcas de lujo, cual Instagram de hermana Kardashian?

placeholder La modelo Bella Hadid en el Festival de Cannes. (Reuters)
La modelo Bella Hadid en el Festival de Cannes. (Reuters)

Aprovechando su paso por el programa de The Screen, la Incubadora de la ECAM (Escuela de Cine y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid), que ayuda a desarrollar los proyectos de cineastas jóvenes, El Confidencial ha hablado con Paz Lázaro, del comité de selección de la Berlinale, Heidi Zwicker, programadora del Festival de Sundance, y Charlotte Serrand, asesora de programación de la Quincena de los realizadores de Cannes. Las tres han reflexionado sobre el rol que juegan los certámenes dentro de la sociedad, sobre la búsqueda de nuevos talentos, sobre la paridad y sobre el cine que vendrá en el futuro, si es que puede intuirse a través de las secciones más experimentales y frescas.

placeholder Heidi Zwicker. (Sundance)
Heidi Zwicker. (Sundance)

"Nosotros nos consideramos un festival para descubrir talentos", resume Zwicker. "En nuestras secciones hay habitualmente un gran número de óperas primas. También de segundas y terceras; no somos estrictos. Pero sí que nuestro objetivo son las voces emergentes, que es lo que nos define. Diría que nuestros criterios son los siguientes: buscamos algo que no se parezca a nada de lo que hayamos visto antes o algo que ya has visto pero que el director cuenta desde una nueva perspectiva. No buscamos locuras o rarezas —aunque también nos gustan—, sino perspectivas únicas a la hora de contar historias".

Zwicker: "Nuestro objetivo es detectar voces emergentes"

Para Lázaro, el cometido de la Berlinale también es el de saber hacia dónde van las tendencias en el séptimo arte. "Para nosotros, como programadores, nuestro trabajo principal es tomarle el pulso al cine. La Berlinale, como es el primer festival de clase A del año, muestra una ventana de ‘lo que se está haciendo ahora’". La seción Panorama, por ejemplo, recibe 2.000 películas anuales y en este 2019, 19 de las 45 fueron óperas primas. "Después del 'boom' de lo digital, que sí que trajo muchos cambios porque muchos cineastas que no tenían medios pudieron acceder y ponerse a rodar una película, cambió muchísimo el panorama y el lenguaje y trajo mucho frescor y ganas de experimentar y jugar".

placeholder Charlotte Serrand. (Cannes)
Charlotte Serrand. (Cannes)

Serrand tampoco quiere concretar respecto a las corrientes que se han puesto de moda en los últimos años, porque en la Quincena de realizadores el punto de vista del comité de selección orienta, para lo bueno y para lo malo, el discurrir del cine que ve la prensa y la industria en Cannes. "Buscamos nuevos lenguajes, nuevas formas de escritura y realización. En Cannes creo que hay una simbiosis entre las secciones, que son complementarias. Tenemos películas con muy poco presupuesto, como ‘por el dinero’, de Alejo Moguillansky, producida por El Pampero, y que precisamente habla de cómo hacer una película con muy poco dinero", explica sin querer profundizar demasiado.

Zwicker: "Las fronteras entre el cine de autor y el de género se están difuminando. Y en el documental se ha impulsado la hibridación"

"Es difícil decir adónde va el cine ‘indie’", admite Zwicker. "No hay tendencias o temáticas que busquemos, pero cuando vemos las películas encontramos algunas de ellas. Creo que en los últimos años se han difuminado las fronteras entre cine de autor y cine de género. ‘La bruja’ participó en nuestra Competición Oficial, y no en la sección Midnight, por ejemplo. Y eso me encanta. Pero no sé cuál es la próxima moda, aunque tengo mucha curiosidad. Hace unos tres años te diría que las tendencias estaban al lado del cine documental. Hay una corriente importante respecto al cine híbrido. No es fácil detectarlas".

placeholder Anya Taylor-Joy en 'La bruja'. (Universal)
Anya Taylor-Joy en 'La bruja'. (Universal)

Precisamente el género documental es el más exitoso de la programación de Berlinale. Tanto que la organización tuvo que partir el Premio del público en dos para poder dar opción a las ficciones. Según un estudio encargado ellos mismos, que a diferencia de Cannes sí admiten público, al igual que Sundance, los criterios de los espectadores para elegir qué película ver no están tan relacionados con la novedad del lenguaje, sino más bien con la sinopsis y el país de origen de la película. "Si tienen oportunidad de ver una película de Arabia Saudí, que sale dos cada mil años, intentan ver esas películas como algo exótico a lo que de otra forma no tendrían acceso". "En Cannes no hay público por una cuestión práctica: el festival es muy grande, viene prensa e industria de todo el mundo y las salas son pequeñas. Es una cuestión organizativa”, defiende la asesora de Cannes.

TÚ ANTES MOLABAS

De lo que se queja Woody Allen es de la suplantación del arte que ha hecho el entretenimiento dentro de los festivales. Por un lado, muchos certamenes están más preocupados de sus alfombras rojas que de sus pantallas y, por otro, dan prioridad en los últimos años a producciones de Hollywood con aspiraciones de Oscar. De las dos últimas favoritas de los Oscar, 'Roma' y 'La forma del agua', ambas pasaron por el Lido. "Yo creo que sí ha habido un cambio porque antes las películas que encontrabas en Cannes, Venecia o Toronto eran como las del resto de festivales, pero de un año a esta parte se concentra todo [el ruido] en los últimos seis meses del año", analiza Lázaro.

placeholder Paz Lázaro. (Berlinale)
Paz Lázaro. (Berlinale)

"La prensa ha designado los festivales de agosto y septiembre como el principio de la carrera de los Oscar. Y ahí está Venecia y Toronto. Y Venecia, hará como cuatro o cinco años, empezó a centrarse en qué busca el mercado americano, y ha tenido muy buen ojo eligiendo títulos que han dado mucho que hablar o que incluso han ganado los Oscar. Pero eso antes no era así en absoluto. La otra mitad es la cinéfila, que empieza con Berlín, que es la de la libertad total de ver y elegir el cine que tú quieres sin estar pensando en esa cosa de ‘va a estar nominada a un Oscar o no".

"En Sundance no verás ese tipo de títulos en competición, pero sí tenemos premières para las películas que probablemente irán a los Oscar. Cada uno tiene una perspectiva diferente sobre el papel que deberían jugar los festivales, pero nosotros intentamos programar sobre todo cine independiente, aunque también de plataformas como Netflix o Amazon. Antes no tenías asegurado que una película que pasase por nuestro festival fuese a tener un estreno en salas. Al menos ahora pueden estrenarse en las plataformas poco después de pasar por el festival", prosigue la programadora de Sundance.

placeholder François Ozon en Berlinale. (Reuters)
François Ozon en Berlinale. (Reuters)

Pero un certamen no son sólo sus películas. Muchos 'visionarios' cuestionan hoy la necesidad de desplazarse a un festival cuando existen servicios de 'streaming' para poder seguir las ruedas de prensa y la programación. ¿El futuro de los festivales está en el salón de nuestras casas? "Nosotros ofrecemos un lugar en el que toda la industria estadounidense y la prensa cultivan oportunidades de futuro para las películas. Los cineastas necesitan colaboradores futuros. Las coproducciones. El intercambio de ideas. Un festival no es sólo la proyección de una película. Hay mucho más que puedes conseguir", explica Zwicker.

Lázaro: "Este año en Berlín hemos tenido un 90% lleno de media en las salas"

"Y no es lo mismo ver una película tú solo en tu casa —fíjate en las comedias— que verla en una sala con un público alrededor que reacciona. Perder eso sería una pena. Claro que se puede hacer, pero merece la pena ir al cine. Este año en Berlín hemos tenido un 90% lleno de media en las salas. La gente tiene sus plataformas, pero en los festivales tiene que ser el sitio en el que el lleno siga pasando", apoya Lázaro.

Paridad

Algunos festivales han tomado como cuestión prioritaria favorecer la paridad dentro de sus organigramas. Pero, ¿debería el género importar a la hora de seleccionar las películas? "Creo que dentro del festival y el comité de selección sí creo que tiene sentido que haya una paridad. Creo que es muy importante que se gane lo mismo siendo mujer que hombre. Pero luego está el tema de la paridad en el programa. Aquí entra el valor artístico de una película.", defiende Lázaro. "Yo no creo que a nadie le haga bien poner una película simplemente porque la dirija una mujer si no es buena película. No lo es ni para el público ni para el festival ni para la película, porque entramos en lo de ‘si eres mujer…’. No creo que nuestro género tenga que ser un valor, sino nuestro trabajo".

"En la Quincena, el comité de selección es paritario: hay cinco mujeres y cinco hombres", se enorgullece Serrand. "El año pasado, el director de la Quincena, el de la Semana de la Crítica y el de la Sección Oficial firmaron un manifiesto para poner el foco en la cuestión de la paridad en la programación. Con las películas es más difícil, sobre todo porque el problema no viene de los festivales, sino antes: cuántas mujeres van a la escuela de cine, cuánto dinero se da a la producción de películas hechas por mujeres… el problema viene desde la raíz".

Se quejaba recientemente Woody Allen de que los festivales de cine ya no son lo que eran. Según él, la máxima expresión de la cinefilia, el descubrimiento de nuevos talentos y la reivindicación del cine como arte y no sólo como industria ha dejado paso a las alfombras rojas y el 'celebritarianismo' —el culto al famoseo, dicho en retorcido—. En Cannes, la mayor parte de las acreditaciones de color blanco, las que otorgan la máxima prioridad en la interminable pirámide estamental del certamen, están en manos no de medios especializados en cine, sino de prensa dedicada a la alfombra roja, la moda y el cotilleo. La mayor colección de flashes y páginas en los medios ya no se la llevan los hermanos Dardenne, Loach, Haneke o Coppola —todos con dos Palmas de Oro en la vitrina—, sino las hermanas Hadid —las modelos del momento, pertenecientes al círculo social de las Kardashian—, los 'ángeles' de Victoria's Secret o Diego Maradona —si se hubiese dignado a venir a la presentación de su documental—.

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