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"Pienso en un Jesús cercano al Che y en este Papa como un hombre callejero"
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"Pienso en un Jesús cercano al Che y en este Papa como un hombre callejero"

El actor se pone en la piel del Papa Francisco en el biopic que llega este viernes a las salas dirigido por el español Beda Docampo Feijóo y junto a Silvia Abascal

Foto: Los actores Darío Grandinetti y Silvia Abascal durante la presentación de 'Francisco' (EFE)
Los actores Darío Grandinetti y Silvia Abascal durante la presentación de 'Francisco' (EFE)

El Papa Francisco se ha convertido en un auténtico fenómeno de masas. Sus intervenciones son celebradas como si se tratara de una estrella del rock. Sólo hay que recordar a Pablo Iglesias dejándose las manos aplaudiendo al pontífice en su intervención en la Eurocámara, o la portada de la revista Time eligiéndole Personaje del año. El Papa ha calado de tal forma que hasta los no religiosos se rinden a su discurso en favor de los más desfavorecidos y que ha otorgado aires de renovación a una institución anclada en el pasado. Uno de los seducidos por Francisco es el actor Darío Grandinetti, argentino como él, y que ha tenido la labor de ponerse en su piel para Francisco (El Padre Jorge), la película sobre su vida que se estrena en las salas españolas este viernes.

Era cuestión de tiempo que el cine, tan aficionado a las grandes historias, posara sus ojos en el actual Papa. Lo raro es que haya sido tan pronto, sólo dos años después de su elección. Pero es que el antes llamado Jorge Bergoglio es un ídolo, y la oportunidad de plasmar su vida en una película demasiado jugosa para que esta coproducción hispanoargentina dirigida por el español Beda Docampo Feijóo dejara pasar el tiempo.

Para solucionar la papeleta del poco tiempo del pontífice al mando de la Iglesia Católica el filme, basado en la novela de Elisabetta Piqué, se centra en la vida anterior a su elección, cuando aquel sacerdote porteño revolucionaba Argentina con sus homilías que le llevaron a chocar con el mismísimo presidente Kirchner y era conocido por acercarse a los marginados en Buenos Aires.

Es la faceta más humana la que atrajo a Grandinetti a aceptar este papel que considera “muy halagador para un actor” y más siendo argentino. “Con el Papa comparto ideología, y me interesaba interpretar a alguien que está poniendo su mirada en los desfavorecidos, que habla de temas donde nunca antes se metió la iglesia, y cuando lo hizo fue de forma reaccionaria, como el aborto, el divorcio o la homosexualidad”, cuenta el actor a El Confidencial.

Creo que Jesús existió, lo que no creo es que sea patrimonio del Catolicismo o del Judaísmo

Darío Grandinetti cuelga la sotana durante un rato para atender a los medios y se pone un traje que lo acerca a aquel galán de telenovela que sedujo a medio mundo hace 30 años. Deja claro que no se considera religioso, a pesar de estar bautizado, haber tomado la comunión e incluso haberse casado por la Iglesia, pero que se siente cercano a Francisco porque tiene “mucha fe en la condición humana y en la tarea pastoral que puede hacer cualquier persona”. “Creo que Jesús existió, lo que no creo es que sea patrimonio del Catolicismo o del Judaísmo. Pienso en un Jesús más cercano al Che, y en este Papa como un hombre callejero que actúa con coherencia con su discurso, y eso pocas veces lo hemos visto”, añade mientras aclara que la película no es territorio exclusivo para gente religiosa.

Nada de panfletos

Como buen biopic la película se alza como una hagiografía de Francisco, que pasa de puntillas por los temás más espinosos de su vida, pero Grandinetti nunca tuvo miedo de que el filme se convirtiera en un panfleto. “Tú sales a hablar con la gente que lo conoció y parece que este hombre no tiene lado oscuro, y probablemente no lo tenga… ¡O sí, yo que sé! Por supuesto que hay cosas horribles que han hecho integrantes de la iglesia, pero no es el caso. No me imagino a un Bergoglio que siendo joven entregara a sus curas a los militares, y sabemos que otros integrantes con mayor rango sí que colaboraron”, justifica.

No me imagino a un Bergoglio que siendo joven entregara a sus curas a los militares, y sabemos que otros integrantes con mayor rango sí que colaboraban

La popularidad del Papa ha hecho que el proyecto haya sido mirado con lupa desde su comienzo, una presión que Grandinetti optó por olvidar. “Si no no puedes trabajar, había que ponerse la sotana cada día”, zanja. Los espectadores acudirán con ganas de ver a Francisco y se encontrará con Bergoglio, como recuerda el actor que apunta que antes de ser elegido “parecía más viejo que ahora”.

placeholder Darío Grandinetti en un fotograma de 'Francisco'

Para componer el personaje el actor intentó alejarse de “la imitación”, y con el apoyo del director y del maquillador Pepe Quetglas decidieron prescindir de prótesis y basarse en la “gestualidad” y en “su manera de hablar”. “Él usa palabras que son muy gráficas, que dichas de mala manera pueden sonar pomposas y que él las pasa por un filtro de barrio, de la calle”, explica Grandinetti.

Bergoglio se enfrenta ahora a la misión de convencer en la taquilla, la última prueba de fuego para comprobar los límites del primer ídolo de masas que se ha puesto al frente de la Iglesia.

El Papa Francisco se ha convertido en un auténtico fenómeno de masas. Sus intervenciones son celebradas como si se tratara de una estrella del rock. Sólo hay que recordar a Pablo Iglesias dejándose las manos aplaudiendo al pontífice en su intervención en la Eurocámara, o la portada de la revista Time eligiéndole Personaje del año. El Papa ha calado de tal forma que hasta los no religiosos se rinden a su discurso en favor de los más desfavorecidos y que ha otorgado aires de renovación a una institución anclada en el pasado. Uno de los seducidos por Francisco es el actor Darío Grandinetti, argentino como él, y que ha tenido la labor de ponerse en su piel para Francisco (El Padre Jorge), la película sobre su vida que se estrena en las salas españolas este viernes.

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