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El loco mundo del cine fumeta
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El loco mundo del cine fumeta

El estreno de 'Puro vicio' resucita el espíritu de uno de los subgéneros más extravagantes de Hollywood: el cine fumeta

Foto: Joaquin Phoenix en 'Puro vicio'
Joaquin Phoenix en 'Puro vicio'

Te levantas haciendo eses tras pasar la noche fumando porros a lo loco, vas al baño, te pones a orinar… y de pronto compruebas con horror que el wáter está a dos metros de allí y que estás meando en el cubo de la colada. ¡Bienvenidos al loco mundo de los fumetas!

Sí, amigos, vuelve el cine fumeta, o al menos resurge de la mano de Paul Thomas Anderson: Puro vicio, adaptación de una novela de Thomas Pynchon, llegó el viernes a las salas españolas envuelta en una gigantesca nube de marihuana.

Que dos de los principales nombres del cine estadounidense de las últimas décadas –Paul Thomas Anderson/Los hermanos Coen– hayan filmado sendos policiacos protagonizados por fumadores de hierba (El gran Lebowski y Puro vicio) significa, entre otras, que medio siglo después EEUU sigue hipnotizado con la onda expansiva de la contracultura sesentera.

El movimiento hippie género un folclore indestructible, una narrativa repleta de tipos tan pintorescos como los fumetas, convertidos en exitoso subgénero cinematográfico en los años setenta.

El dúo cómico formado por Richard Marin y Tommy Chong, popularmente conocidos como Cheech y Chong, saltaron de los monólogos a los cines visto el éxito de su variante contracultural del humor como choque de contrarios: a un lado del ring, los marihuaneros; al otro lado, la ley y el orden.

EEUU sigue hipnotizado con la onda expansiva de la contracultura sesentera

La dantesca escena de la meada fuera de tiesto con la que arranca este artículo es un hito fundacional. Así comenzaba Up in the Smoke (Como humo se va, 1978), cinta icónica del cine cannábico. Entre 1978 y 1984, Cheech y Chong protagonizaron varias comedias conceptuales sobre el uso y abuso (cómico) de la maría. Películas de títulos tan poco equívocos como Seguimos fumando o Cómo flotas, tío (una juerga en cualquier idioma: Up in the Smoke se tradujo al portugués como Queimando tudo).

Contra todo pronóstico, dada su condición de filme de bajo presupuesto, Up in the Smoke reventó la taquilla estadounidense en 1978 al recaudar 44 millones de dólares (156 millones al cambio actual).

Up in the Smoke se convirtió en una de las primeras películas clasificadas R -los menores de 17 años tenían que ir acompañados por un adulto- en sacudir la taquilla. Su éxito generó varias secuelas protagonizadas por esta pintoresca pareja cómica.

Todo esto de Cheech y Chong igual le suena a chino, pero quizás conozca usted a estos dos fumetas sin ser consciente: Cheech y Chong sellaron su carrera cinematográfica participando en la gran comedia de culto de Martin Scorsese: Jo, qué noche (1985), donde interpretaban (con su habitual desparpajo) a dos melenudos que desvalijan pisos neoyorquinos con nocturnidad y alevosía, furgoneta destartalada incluida.

Puede que las cintas de Cheech y Chong se vean ahora como subproductos coyunturales -por cierto: no es difícil encontrar sus títulos en los pocos videoclubs de barrio que aún quedan en España- pero su desparrame fumeta tiene más alcance cultural del que parece a primera vista.

Primero, porque el subgénero de comedia escatológica y gamberra que tanto triunfa hoy día encuentra en Cheech y Chong uno de sus referentes históricos más evidentes.

Segundo, porque algunos de los gags de Cheech y Chong han envejecido bastante bien. Tercero, porque sus películas reflejan bien las dos caras del hippismo, la lúdica y la política, la demencial y la reivindicativa.

En efecto, Cheech y Chong no se limitaban a estar desplomados todo el día en su sofá, aunque fuera una de sus aficiones favoritas: también tenían tiempo para protagonizar una homérica guerra cómica contra la DEA y otras agencias dedicadas a hacer la vida imposible a los fumetas.

Los encontronazos con la ley eran uno de los platos fuertes de sus filmes. Como esa escena de Up in the Smoke en la que un policía de tráfico para el coche de la pareja en mitad de la carretera y Chong llevan tal colocón que es incapaz de recordar su nombre (e insta al agente a que se lo recuerde echando un ojo a su permiso de conducir).

Mis problemas con la ley

Poca broma, en todo caso, con las bromas de Cheech y Chong: ellos se tomaban muy en serio todo este asunto de la contracultura. El dúo se conoció en Canadá en los años sesenta, donde Cheech se había refugiado para no ser enrolado para Vietnam.

Chong acabó convertido en icono de los derechos civiles tras ser condenado a nueve meses de cárcel (2003) acusado de venta de parafernalia marihuanera (pipas, bongs) a través de una empresa de su hijo, Chong´s Grass. Chong pactó ir a la cárcel para proteger a su mujer y a su hijo. Su detención se produjo en el marco de una gigantesca operación nacional contra la cultura de la marihuana, que en los últimos años ha hecho avances políticos significativos en EEUU en su lucha por la legalización de la hierba.

Lo que no pudieron evitar las fuerzas del orden es que las películas de Cheech y Chong se convirtieran en modelo cinematográfico a seguir en Hollywood. Comedias de las últimas dos décadas como La vida es un viaje (2006), Ted (2012), Paul (2011), Superfumados (2008), How High (2001), o Medio flipado (1998) han recuperado con más o menos fortuna su espíritu marihuanero.

La palma se la lleva El gran Lebowski (1998), convertida en película de culto desaforado. Ahora queda por ver si la más hermética Puro vicio tiene un recorrido similar. Paul Thomas Anderson era hasta hoy un mito de la cinefilia. Ahora queda por ver si se convierte también en leyenda marihuanera. Vale, Puro vicio no es exactamente una película de Cheech y Chong, pero nunca se sabe...

Te levantas haciendo eses tras pasar la noche fumando porros a lo loco, vas al baño, te pones a orinar… y de pronto compruebas con horror que el wáter está a dos metros de allí y que estás meando en el cubo de la colada. ¡Bienvenidos al loco mundo de los fumetas!

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