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Llega a Madrid 'Altsasu', el montaje que quiere prohibir Vox: "Esta ciudad va a disfrutar con la obra"
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Más de la mitad de entradas vendidas

Llega a Madrid 'Altsasu', el montaje que quiere prohibir Vox: "Esta ciudad va a disfrutar con la obra"

Aborda lo ocurrido en el municipio navarro en 2016, se estrena este 18 de enero en el Teatro de la Abadía y ya ha traído la polémica. Hablamos con su creadora, María Goiricelaya

Foto: Escena de 'Altsasu', que se puede ver estos días en el Teatro de la Abadía, en Madrid
Escena de 'Altsasu', que se puede ver estos días en el Teatro de la Abadía, en Madrid

Juan Mayorga, director de programación del Teatro de la Abadía, en Madrid, se ha lanzado a la piscina con dos obras para estrenar el año que prometen movida. Una de ellas es Moríos, de Cultura i Conflicte y Teatro de l’Aurora, y que aborda la situación de los viejos - “así, sin eufemismos”- su soledad, sus ganas de vivir (o de morirse ya), en residencias. La otra es Altsasu, de María Goiricelaya, sobre el famoso caso de la pelea entre guardias civiles de paisano y otros ocho jóvenes en octubre de 2016, y que ya ha suscitado la polémica en la comunidad madrileña: Vox pidió en diciembre que se retirara porque “justifica los ataques y agresiones” a los guardia civiles”. A Mayorga, sin embargo, no le ha temblado ningún pulso y la obra se estrenará este 18 de enero.

“Yo soy el responsable de la programación y respondo ante un patronato donde está la Comunidad de Madrid, el ayuntamiento y el INAEM y no he recibido ninguna presión directa. Este es un teatro independiente y respeto el derecho de cualquier espectador a criticar cualquier espectáculo y programación. Me gustaría ver esta obra con personas que puedan tener una actitud crítica hacia este espectáculo y después hablar sobre él”, resaltó ayer el propio Mayorga durante la presentación a la prensa del montaje.

No obstante, el también dramaturgo sañaló que ante cualquier tipo de censura hay que “estar muy vigilantes y preguntarse por el significado de la censura, que no es otro que lesionar a los censurados y empobrecer a la sociedad porque la priva de la conversación que los creadores proponen”. Mayorga leyó un texto que él mismo escribió en 1999 cuando estrenó Cartas de amor a Stalin refiriéndose al censurado Mijaíl Bulgakov: “La censura debe ser combatida antes por el ciudadano que por el intelectual”. Y finalmente destacó que “la sociedad española está preparada para estas obras, lo otro es considerar que esta es una sociedad infantilizada que no puede verlas”.

"La censura lesiona a los censurados y empobrece a la sociedad porque la priva de la conversación que los creadores proponen"

Precisamente, María Goiricelaya, al frente de su compañía La dramática errante, se puso a escribir Altsasu en 2019, solo tres años después de los sucesos reales. Quiso crear una ficción documental, sobre todo en la parte judicial acercándose al teatro verbatim, pero también dándole mucho espacio a la imaginación, a lo que podría haber pasado, lo que podrían haberse dicho los personajes -son cuatro actores que se desdoblan en diferentes papeles. Su idea era abordar un tema sobre el que, para ella, “merece la pena debatir y reflexionar”. También “la búsqueda del perdón, restañar heridas, una sociedad más democrática”.

La estrenaron en 2021 en el teatro Arriaga de Bilbao y ya llevan más de 70 funciones, incluso fuera de España. A Madrid, eso sí, les ha costado llegar, aunque según confirmaron ayer desde el teatro, una semana antes del estreno ya lleva más de un 60% de las entradas vendidas. Hay ganas de ver Altsasu en la capital. Hablamos unos minutos aparte con ella:

PREGUNTA: Cuando te pusiste a trabajar el texto de esta obra, ¿qué puntos del caso eran los que más te interesaban?

RESPUESTA: No me centré mucho en el caso, sino más en qué perseguimos contando este caso. Y la persecución estaba en dos cosas, la empatía y la convivencia. Sobre estos dos pilares, cómo abordamos este caso para dar voz a todas las personas implicadas y que cada uno lleve el relato al límite para suscitar en el espectador este esfuerzo de ver sobre el escenario cómo un mismo actor interpreta a personajes contradictorios como el agredido y el agresor. Desde este juego, donde la abogada luego es la madre y luego es la jueza, nos parecía que el foco estaba ahí, en la empatía y la convivencia, y cómo luego el propio devenir del texto y la dramaturgia nos iba llevando a ese lugar.

placeholder Escena de 'Altsasu'
Escena de 'Altsasu'

P: Lleváis más de 70 funciones, habéis estado también fuera de España… Cuánto os ha costado llegar a Madrid, ¿no?

R: Sí. Madrid siempre es un lugar difícil para las compañías que trabajamos en la periferia. Somos como las tres hermanas de Chejov intentando llegar a Moscú constantemente y, de vez en cuando, tienes la suerte de pisar Moscú. Mi distribuidora se ha batido el cobre para conseguir visibilizar sobre todo. Porque el problema que tenemos las compañías en la periferia no es que no se hagan trabajos interesantes, que hay muchos, sino que muchas veces no tenemos forma de que alguien en Madrid vea el trabajo y decida apostar por la compañía. Así que sí, nos ha costado.

P: Pero también en Madrid Vox ha pedido la retirada de esta obra y no quiere que se estrene. ¿Madrid va a ser una plaza más difícil? ¿Cómo pensáis que va a ser el recibimiento?

R: No, no. Madrid está absolutamente preparado para reflexionar con una obra y asimilar y venir a compartir lo que se cuenta en este espectáculo. Al revés, para nosotros es una ciudad muy querida y con personas absolutamente libres, críticas y que van a disfrutar de una propuesta arriesgada.

"Madrid está absolutamente preparado para reflexionar con la obra y asimilar y venir a compartir lo que se cuenta en este espectáculo"

P: El caso sucede en 2016, empiezas a trabajar en ella en 2019 y se estrena por primera vez en 2021. Desde entonces han pasado muchas cosas (incluso mociones de censura). ¿La situación política-social está mejor para hablar de este tema que cuando empezaste a trabajar en ella o peor? Me refiero al país en general, pero también a País Vasco y Navarra.

R: No lo sé. No podría hablar tanto del entorno que no conozco, pero si hablo de mi entorno cercano, que es el País Vasco, yo creo que ahí estamos absolutamente preparados y deseosos de hablar de cualquier tema que empuje la convivencia y el proceso de paz constante y nos haga avanzar como sociedad democrática. Mi confianza es que esto no solo sea en el entorno conocedor o el más cercano sino que se extiende al resto de comunidades.

P: Desde un punto de vista artístico, ya hemos visto obras, películas, series sobre el proceso de la Vía Nanclares, el cierre del periódico Egunkaria, las negociaciones con ETA… Y no es que haya pasado nada.

R: Sí, sí, obras que hayan hablado sobre el conflicto han existido a lo largo de la historia. Es verdad que cuando el conflicto está más vivo quizá es más doloroso porque yo entiendo que para las personas implicadas directamente en estos conflictos es muy doloroso porque la piel está muy pegada. Pero igualmente tienen un punto sanador cuando se miran con distancia o cuando se es capaz de hacer este ejercicio de valorar el hecho artístico como algo que cabalga hacia la democracia y la convivencia. Yo creo que es momento, creo que ya lo ha sido, pero igualmente es buen momento para sentarnos, mirarnos a los ojos, compartir nuestros dolores y ver si hay algún punto de encuentro. Y si no lo hay pues poder igualmente hablar de eso.

P: Hablas de que es el momento, pero ¿cuál es tu reflexión cuando os encontráis como creadores con palabras como las de Vox contra esta obra y otras en los últimos meses?

La misma que ha señalado Juan [Mayorga]. Tenemos que ser inflexibles con esto. Para mí es una línea roja en referencia no solo a los creadores y creadoras sino al público. No podemos privar al público de miradas y opiniones distintas y que el teatro es la casa de la diversidad. Si en el teatro no hay diversidad de opiniones, de temáticas, pues hacia qué tipo de arte estamos caminando… Tenemos que ser muy cuidadosos y resistir cualquier tipo de control artístico que quiera eliminar esta multiplicidad de miradas.

"En el País Vasco estamos absolutamente preparados y deseosos de hablar de cualquier tema que empuje la convivencia"

También Moríos busca este fin y con un tema que no parece sencillo: cómo nuestra sociedad aborda la vejez. Los propios actores tienen (casi) la edad de muchas personas que acaban en residencias. Pero, como dijo ayer su creadora, Anna María Ricart, la obra ofrece danza, movimiento y un poco de luz: al llegar a viejo se puede elegir pasarlo mal o bien, y aquí se opta por lo segundo. Su director, Joan Arqué, tampoco dejó pasar el tema de la censura: “Sí, estamos en el punto de mira y por eso tenemos que ser más críticos y trabajar con más rigor. Creer más que nunca en lo que estamos haciendo”. Moríos se estrena hoy 11 de enero.

Juan Mayorga, director de programación del Teatro de la Abadía, en Madrid, se ha lanzado a la piscina con dos obras para estrenar el año que prometen movida. Una de ellas es Moríos, de Cultura i Conflicte y Teatro de l’Aurora, y que aborda la situación de los viejos - “así, sin eufemismos”- su soledad, sus ganas de vivir (o de morirse ya), en residencias. La otra es Altsasu, de María Goiricelaya, sobre el famoso caso de la pelea entre guardias civiles de paisano y otros ocho jóvenes en octubre de 2016, y que ya ha suscitado la polémica en la comunidad madrileña: Vox pidió en diciembre que se retirara porque “justifica los ataques y agresiones” a los guardia civiles”. A Mayorga, sin embargo, no le ha temblado ningún pulso y la obra se estrenará este 18 de enero.

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