Es noticia
Los Maeght: los mecenas que impulsaron a Eduardo Chillida (y a los mejores artistas del XX)
  1. Cultura
a partir del 2 de diciembre

Los Maeght: los mecenas que impulsaron a Eduardo Chillida (y a los mejores artistas del XX)

El Museo Chillida Leku acoge 17 obras de un grupo de creadores como Braque, Calder, Giacometti, Palazuelo y el propio escultor vasco que trabajaron juntos, trabaron amistad y se influyeron atraídos por esta singular pareja francesa

Foto: Aimée Maeght y Eduardo Chillida en Saint-Paul-de-Vence, 1976. (Fundación Maeght)
Aimée Maeght y Eduardo Chillida en Saint-Paul-de-Vence, 1976. (Fundación Maeght)

Si un mal golpe no le hubiera destrozado por completo la rodilla, Eduardo Chillida (al que apodaban 'El gato') quizá habría disfrutado de una ambiciosa carrera en el fútbol y nos habríamos perdido toda su obra artística. Por suerte para todos menos para su rodilla, no fue así, y tras pasar tres años (desde 1948 a 1951) estudiando en París volvió a su San Sebastián natal, donde siguió dedicándose a la escultura durante toda su vida.

Hoy podemos disfrutar de buena parte de su obra gracias a su impresionante Museo Chillida-Leku (situado en Hernani, en la provincia de Guipúzcoa), ese gran espacio que compone jardines, bosques y un caserío y que resume a la perfección lo que fue el arte para Chillida, que al fin y al cabo era un creador de lugares que tenían para él una dimensionalidad que iba más allá del propio concepto de obra.

El próximo 2 de diciembre, Chillida Leku abrirá al público Universo Maeght, una exposición que propone un diálogo entre las obras de Eduardo Chillida y algunos de los artistas con los que trabajó el histórico marchante Aimé Maeght junto con su esposa Marguerite. En total, la exposición está compuesta de 17 piezas repartidas entre el caserío y los jardines del museo y muchas de ellas han sido prestadas por la galería Maeght. La fundación que la pareja concibió en Saint-Paul-de-Vence (al sureste de Francia) atrajo a muchos artistas de mediados del siglo pasado, sobre todo en verano, cuando el lugar se llenaba de vida y eventos culturales.

Maeght llamaba a Chillida 'mon petit' al ser el más joven de todos los artistas a los que "cuidaba"

No solamente pintores o escultores, también filósofos y escritores solían reunirse bajo los brazos protectores de Maeght, que llamaba a Chillida mon petit al ser el más joven de todos ellos. Por tanto, el diálogo de las obras de Chillida con las de otros artistas de la talla de George Braque, Alexander Calder, Alberto Giacometti, Pablo Palazuelo, Jean Arp, Barbara Hepworth, Antoni Tàpies, Joan Miró o Marc Chagall va mucho más allá de lo artístico y se centra también en lo personal, ya que gracias a Maeght estableció relaciones amistosas con todos ellos que sirvieron para crear anécdotas e influirse mutuamente a la hora de crear.

"La Fundación de Maeght se produjo tras un evento tan triste como es la muerte de un hijo", cuenta Mireia Massagué, directora del Museo, durante la presentación de la exposición. En 1953, al morir su segundo hijo Bernard, la pareja se mudó a Saint-Paul-de-Vence, y fue cuando sus amigos Georges Braque y Fernand Léger animaron a los marchantes emprender un proyecto que los motivara y ayudara a superar la pérdida. "Fue la primera fundación de arte en Europa y sin duda un hito en la historia del continente, en un momento después de las guerras, una época muy especial en el que un grupo de artistas únicos se juntaron para compartir y crear un ambiente excepcional. Allí se reunieron artistas de la talla de Miró (la gran amistad de Chillida), Giacometti o Braque".

placeholder Vista de la exposición 'Universo Maeght' en Chillida Leku con El hombre que anda, de Giacometti. (Telmo Sánchez Ugalde)
Vista de la exposición 'Universo Maeght' en Chillida Leku con El hombre que anda, de Giacometti. (Telmo Sánchez Ugalde)

Para Isabelle Maeght, nieta de la pareja, cuando un artista entraba en la galería, "también entraba en la familia". "La relación comenzó en París, cuando los Maeght decidieron hacer una exposición con una serie de artistas noveles que nunca antes habían expuesto. Chillida estaba entonces viviendo y trabajando en París y, establecieron relaciones con él gracias a Pablo Palazuelo. La primera vez que le vieron le encontraron trabajando la piedra. Entonces pensaron: esto es un escultor", señala. Desde entonces, apostaron por el artista, trabajando y defendiéndole para darle a conocer al gran público.

La primera vez que le vieron le encontraron trabajando la piedra. Entonces, pensaron: esto es un escultor

La muestra también constituye uno de los primeros hitos de la programación que conmemora el centenario del nacimiento de Eduardo Chillida. "Queríamos reivindicar el Chillida Leku por la importancia que tiene la escultura en el arte, gracias a todos estos amigos que se encontraron en Saint-Paul", explica Massagué. "Solemos decir que el caserío es tan impresionante que quita el protagonismo a todo lo demás, pero creo que hemos conseguido aunar una obra tan potente que será difícil que lo haga. Hay fotografías para volver a un tiempo que ya se encuentra un poco alejado y justamente por eso observamos con nostalgia por su importancia".

"Tenemos la suerte de haber contado con una persona pionera que creó su propio espacio y que dejó en el País Vasco este legado", añade Massagué. La obra colectiva se podrá ver tanto en el interior del imponente caserío como en los campos exteriores de Chillida Leku. Será una oportunidad única para trasladar al público la atmósfera creativa de la Fundación Maeght y mostrar de alguna manera la cercana relación que aún se mantiene entre las dos familias, puesto que sin duda la figura de Maeght fue fundamental para Chillida durante los 30 años que duró su amistad hasta la muerte del galerista.

"La familia Chillida tiene el coraje de mantener este lugar como lo quisieron Pili (su esposa) y Eduardo", cuenta Maeght. "El caserío me ha recordado irremediablemente a los materiales con los que trabajaba Chillida, sus maderas y el alabastro. Hemos llegado a mandar a un fabricante de papel a Nepal para que trajese un tipo de papel específico con el que Eduardo quería trabajar. Este lugar habla de la fidelidad de la familia, igual que la fidelidad que también tiene nuestra familia por el escultor". El trabajo de las formas orgánicas está muy presente no solo en la obra geométrica de Chillida (que llegó a decir que aprendía más de arte leyendo sobre biología), sino también en la de otros artistas invitados como Jean Arp o Barbara Hepworth, que sirven como contrapunto.

La figura de Maeght fue fundamental para Chillida durante los 30 años que duró su amistad hasta la muerte del galerista

Luis Chillida, hijo del fallecido escultor, también ha contado varias anécdotas para mostrar las influencias artísticas que generaban las relaciones de amistad que surgieron en la Fundación, puesto que en la galería todos solían trabajar juntos. "Miró y él eran grandes amigos, se llamaban para ver cuándo iban a coincidir en verano y así poder ir juntos a Saint-Paul. De hecho, mi padre comenzó a trabajar la tierra chamota justamente haciendo un trabajo para Miró, descubrió el sonido y le gustó y luego le dijo a Tàpies que él también debía trabajar con esa tierra".

La familia también ha tenido tiempo de contar otra anécdota protagonizada por Braque, que admiraba tanto al escultor vasco que insistió en comprar una obra suya. Chillida, por supuesto, pretendía regalarla en lugar de comprarla, y al final ambos artistas decidieron hacer un trueque. "Quedaron en que Eduardo iría al taller de Braque a elegir un cuadro y así lo hizo. Eligió un dibujo concreto y, cuando lo vio, resultaba que Braque ya se lo había firmado sabiendo que era el que elegiría. Lo que pasaba en la galería en aquellos años 50 fue verdaderamente mágico".

placeholder La exposición 'Universo Maeght' en Chillida Leku con el 'Hymen' de Braque en primer plano. (Telmo Sánchez Ugalde)
La exposición 'Universo Maeght' en Chillida Leku con el 'Hymen' de Braque en primer plano. (Telmo Sánchez Ugalde)

Dicho dibujo de Braque puede verse en el caserío, al igual que una escultura de un famoso beso del artista (Hymen), que, según la familia del artista, también influyó sobremanera en la obra posterior de Chillida. "Del arte africano de Braque pasamos a sus besos y de ahí a los abrazos de Chillida", apuntan. Remarcable es también El hombre que anda de Giacometti, expuesto en el caserío, puesto que es la primera vez que la obra se presta y se saca de la fundación.

"Miró decía que el arte moderno está en decadencia desde el hombre de las cavernas", se ríe Maeght. "También decía que para poder ser abstracto antes hay que ser clásico y eso le pasaba a Eduardo. Ser tan clásico le permitió ser abstracto después. Hay que vivir en el futuro. Esta es una aventura estupenda y esperamos que nuestros hijos y nietos continúen con el proyecto". La exposición podrá disfrutarse hasta la primavera de 2024.

Si un mal golpe no le hubiera destrozado por completo la rodilla, Eduardo Chillida (al que apodaban 'El gato') quizá habría disfrutado de una ambiciosa carrera en el fútbol y nos habríamos perdido toda su obra artística. Por suerte para todos menos para su rodilla, no fue así, y tras pasar tres años (desde 1948 a 1951) estudiando en París volvió a su San Sebastián natal, donde siguió dedicándose a la escultura durante toda su vida.

Arte
El redactor recomienda