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Shakira, Karol G y Natalia Lafourcade triunfan en unos Latin Grammys que abre Rosalía y consagra a Bizarrap
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Latin Grammys en Sevilla

Shakira, Karol G y Natalia Lafourcade triunfan en unos Latin Grammys que abre Rosalía y consagra a Bizarrap

Se han entregado 46 premios, uno detrás de otro, a toda velocidad: de Rosalía homenajeando a Rocío Jurado al éxito de la música mexicana

Foto: Shakira, Bizarrap, Kevyn Mauricio Cruz y Santiago Alvarado en un momento de la gala. (Getty/Latin Recording Academy/Kevin Winter)
Shakira, Bizarrap, Kevyn Mauricio Cruz y Santiago Alvarado en un momento de la gala. (Getty/Latin Recording Academy/Kevin Winter)

Como un circo de muchas pistas, para no perderte nada de los Latin Grammys tienes que tener varios dispositivos conectados a la vez y desde hace días: tanto evento de la Academia, tanta alfombra roja, tantas fiestas off; tanto “pary”... Es difícil saber cuándo empiezan y terminan exactamente: se desparraman por el espacio físico y televisivo y por las redes pregonando panamericanismo, sevillanía, product placement y marca-ciudad. En medio del agotamiento y la desorientación —hay pre-Grammys, Grammys y seguramente post-Grammys— empieza la cosa. Y de repente, Rosalía. Está cantando —alguno aún insistirá en apropiaciones culturales— “Se nos rompió el amor” de Rocío Jurado. ¿Esto ha pasado ya, va a pasar? Está pasando. Nada que decir salvo que, como siempre, la catalana deslumbra.

Estamos viendo un programa de televisión, y como tal funciona. La clave está en la división de todo en una primera gala —la Premiere, que ha durado tres horas— y la principal, que arranca ahora. Una es como el fragmento grande que se desprende de un cohete cuando este ya ha alcanzado cierta altura; la otra su cápsula primordial. En esa primera fase se han entregado 46 premios, uno detrás de otro, a toda velocidad; he aquí la solución definitiva al drama de cualquier ceremonia tediosa. Habrá que hacer esto siempre: nada de largas listas de agradecimiento, todo conciso, que no dé tiempo ni a sacar la chuleta del bolsillo. Pasan a toda prisa premios que interpelan a públicos limitados —Mejor Álbum Cristiano en Portugués, Latina para Niños, Mariachi del Año—… aunque también se pierde la ocasión de darle importancia a premios que merecerían estar en un slot más importante de la noche: Mejor Tema Reguetón (Tego Calderón), Mejor Canción Rock (Diamante Eléctrico), Mejor Canción Urbana (Bizarrap y Quevedo)…

Primer galardón: Shakira y Bizarrap

Se suceden a buen ritmo —gran trabajo de regiduría— premios y actuaciones. El primer gramófono de la gala es para Shakira y Bizarrap: es la “Bzrp Vol. 53”, identificable también como la-canción-de-Piqué. Doble éxito: se puede decir que este premio cierra el ciclo de vendetta pop y rubrica el éxito de Bizarrap, el bedroom producer más famoso del mundo. “Shaki pudo expresar lo que sentía”, dice él, con sus gafas a lo Karl Lagerfeld y ese algo como de hikikomori, de no salir nunca a la calle, que tienen quienes trabajan encerrados en un estudio de grabación. “España, esa tierra que tanto he querido”, menciona ella con melancolía y en clara alusión al drama de su traumática separación y su —no menor— tragedia fiscal.

Luego viene la primera canción, que es “Corazón partío” de Alejandro Sanz: tema y autor sirven de anfitriones, un poco como han hecho Rosalía y luego el invitado Antonio Banderas, eslabón entre la cultura latina y el mainstream de Hollywood. Más actuaciones: Juanes —con su bonhomía, con su rock tan de Unesco—, Sebastián Yatra —también presentador, y pareja de la magnética Aitana—… Y más premios: Laura Pausini, con ese algo encantadoramente Disney que no le quitan los años, Persona del año 2023 de la Academia Latina de la Grabación.

México y flamenco

Aunque la noche va a dejar clara la potencia de la música colombiana, queda también testimonio de un fenómeno del máximo interés: el de la llamada Música Regional Mexicana que, presente en varias categorías, representa la única opción continental que plantea una alternativa al reguetón. Para orientarse se puede escuchar a Carin León (Mejor Álbum Norteño) y a Peso Pluma (que actúa con Eslabón Armado). Es el género del momento, y Edgar Barrera —que se va a ir con tres gramófonos, entre ellos los de Productor del Año y Compositor del Año—, su compositor crucial. Christian Nodal, figura de la nueva ranchera, va a actuar con la baladista Kany García. México también es el país de los corridos tumbados —corridos bélicos o trap corrido—, ausentes esta noche pero que, ojo, con toda seguridad van a estar en las próximas ediciones.

En otro registro, optan al Mejor Álbum Flamenco —invaden la pantalla momentáneamente, a título de honor, Enrique Morente, Lola Flores, Camarón, Paco de Lucía—, Israel Fernández, Diego Guerrero, Omar Montes, Juanfe Pérez y la que finalmente gana, Niña Pastori, que aprovecha el prime-time para mencionar a maestros menos recordados en este tipo de eventos; el gran Rancapino, por ejemplo. El premio se pierde un poco en medio de este maremágnum, pero tiene toda su justificación en la sede sevillana de los Grammys. Y en el Día del Flamenco, por cierto.

Bizarrap: del dormitorio a los Grammy

Figuras del pop latino mainstream como Maluma —el colombiano que canta con Madonna— o Rauw Alejandro (misma estética Marvel pero tanto más interesante que aquel), aparecen antes que la radiante y algo barbiezada Karol G, que con “Mañana será bonito” gana el premio al Álbum Música Urbana y el Álbum del Año (se lleva un tercer gramófono por la canción “TQG”, Mejor Fusión/Interpretación Urbana junto a su compatriota Shakira).

placeholder Actuación de Bizarrap con Shakira (Europa Press/María José López)
Actuación de Bizarrap con Shakira (Europa Press/María José López)

Mención especial también merece Bizarrap. El joven productor argentino aparece de repente en una habitación llena de teclados analógicos, que invade una corte delirante de danzantes vestidos de vivos colores; de repente todo cambia hacia una escenografía como de un antiguo Buenos Aires —ha entrado el Quinteto Astor Piazzolla— y todo se vuelve un interesante experimento de electrónica, tango y folklore. No queda ahí la cosa: aparece Shakira, y el tema vira a su “#53”. Los hijos de la colombiana aplauden. Ella les hace el corazón con las manos.

Todo queda servido para la entrega del Grammy a la Mejor Canción del Año a cargo del futbolista Sergio Ramos —eso da una pista— y Mon Laferte, la Betty Boop chilena. Nueva salida de Shakira y Bizarrap para recoger el trofeo. Ella se lo dedica a sus hijos, a los que anuncia que “en el pasado ya no hay nada”. Cualquiera entiende que ahí hay una nueva vuelta de tuerca al drama familiar, y recuerda que por algo la colombiana llevaba años sin actuar en espectáculos como este.

Colofón: Natalia Lafourcade

La tercera triunfadora de la noche es Natalia Lafourcade, cuyo “De todas las flores”, se lleva el premio a la Grabación del Año, que era el único premio al que optaba Rosalía este año. Este se suma a otros dos trofeos recogidos durante la primera parte de la gala: el Mejor Álbum Cantautor y la Mejor Canción Cantautor, por el tema que da nombre al disco. Se marcha contenta de Sevilla la mexicana, que en los últimos Premios Goya cantó el “Por qué te vas” de Jeanette como homenaje a Carlos Saura, mientras muchos se preguntaban quien era ella y qué hacía ahí.

Lo mejor y lo peor de la noche

Lo peor: Ozuna y David Guetta, ejecutando —literalmente— un tema ya de por sí horrendo con una coreografía a base de transformers, filmada con cámara térmica. Andrea Bocelli destrozando “Granada”. El colombiano Camilo con el local Manuel Carrasco, la brasileña Iza y el mexicano Edgar Barrera. Lástima lo de María Becerra —ex youtuber argentina— y Pablo Alborán, no porque su dueto no funcionara, sino porque este último, el cantante con más personalidad de su estilo y su generación, se fue sin materializar ninguna de sus cinco nominaciones (llevaba ¡29! en toda la historia de los premios y, una vez más, se fue con las manos vacías).

Buen trabajo del cuarteto de presentadores —la cantante y actriz mexicana Danna Paola, la portorriqueña Roselyn Sánchez, la sevillana Paz Vega y el colombiano Sebastián Yatra—, sin imposturas ni chistes ni complicidades forzadas. Y respecto a la transmisión televisiva, muy bien por Elena S. Sánchez y por Carlos del Amor, aunque cabe preguntarse por qué RTVE no tiene periodistas especialistas en música capaces de asumir el reto.

Foto: Sergio Ramos. (EFE/Jorge Zapata)

No hubo —erré en mi previa— reivindicación ninguna por Gaza o Palestina, palabras de alerta contra Milei, alegatos en favor de la lucha contra el cambio climático o menciones sobre Acapulco arrasado por el huracán Otis. Al final, solo una lluvia de papelitos de colores, la careta de salida de los Latin Grammys y fin.

Como un circo de muchas pistas, para no perderte nada de los Latin Grammys tienes que tener varios dispositivos conectados a la vez y desde hace días: tanto evento de la Academia, tanta alfombra roja, tantas fiestas off; tanto “pary”... Es difícil saber cuándo empiezan y terminan exactamente: se desparraman por el espacio físico y televisivo y por las redes pregonando panamericanismo, sevillanía, product placement y marca-ciudad. En medio del agotamiento y la desorientación —hay pre-Grammys, Grammys y seguramente post-Grammys— empieza la cosa. Y de repente, Rosalía. Está cantando —alguno aún insistirá en apropiaciones culturales— “Se nos rompió el amor” de Rocío Jurado. ¿Esto ha pasado ya, va a pasar? Está pasando. Nada que decir salvo que, como siempre, la catalana deslumbra.

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