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Desakato, la banda punk que defiende el asturiano, se despide: "Vivir de la música es complicado"
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Desakato, la banda punk que defiende el asturiano, se despide: "Vivir de la música es complicado"

El grupo dice adiós al público este sábado con un concierto en el WiZink Center y a los medios de comunicación con esta última entrevista

Foto: Desakato: la banda se despide después de 20 años de carrera. (El Garaje Producciones)
Desakato: la banda se despide después de 20 años de carrera. (El Garaje Producciones)

Después de 20 años de carrera, más de 300 conciertos, seis álbumes y un EP, los hermanos Pablo (37 años) y Pepo Martínez (35) lo dejan. Motivo: el agotamiento físico y emocional de Desakato, el quinteto que han liderado. La última cita, por todo lo alto y las entradas agotadas, será este sábado en el madrileño WiZink Center. Previo a este concierto de despedida, los hermanos —paradigma de independencia y autogestión— viven una mezcla de emociones: "Por un lado estamos muy orgullosos de ver cómo están respondiendo nuestros seguidores; por otro estamos lógicamente muy tristes al acabarse un proyecto de vida".

PREGUNTA. ¿Cuesta más romper con tu pareja o con tu banda de toda la vida?

RESPUESTA. Pablo: Es bastante similar. En este caso es una ruptura pactada por todas las partes. Y cuando es algo así, es un proceso natural. Pero sí, se parece a dejar a una persona con la que llevabas tiempo porque tienes muchísimo cariño y un montón de historias en común.

P. Cuando se acaba una relación, suelen aparecer las preguntas de "qué hubiera pasado si"... ¿Cómo le hubiera ido a Desakato si no hubiera sido una banda autogestionada?

R. Pepo: En ese sentido tuvimos suerte, porque cuando empezamos a movernos había una discográfica muy grande en Asturias por la que pasaron un montón de compañeros y que arruinó un montón de grupos y de carreras. En su momento tuvimos cierto recelo por no haber estado ahí, pero en esa discográfica igual hubiéramos durado dos años.

Pablo: Yo creo que los "¿y si?" de los que hablas son casi al revés: que toda la trayectoria de Desakato ha tenido una coherencia y una honestidad que de otra forma quizás no se hubiera podido conservar.

"Estuve dos años en un taller, haciendo horas extra de lunes a jueves para tocar el viernes"

P. Tomasteis la decisión de romper en 2021 durante la pandemia, en la época más difícil que vivió la música en este país y en buena parte del mundo. Dijisteis que los motivos eran tanto físicos como emocionales. ¿Cuáles son, en cada caso?

R. Pepo: Los físicos son que yo me dejé literalmente la garganta y la espalda en los escenarios durante todos estos 20 años. Me tuvieron que operar de una hernia discal, de las cuerdas vocales... La pandemia influyó mucho. A nivel anímico, nadie en la banda, nadie, estaba en disposición de tirar del carro, ilusionado con hacer un disco o participar en proyectos nuevos. Hace muchos años, Pablo y yo fuimos a ver a un grupo veterano que nos gustaba muchísimo y vimos su declive; que estaban allí por estar. Me acuerdo de salir de ahí y decirnos: "Si algún día estamos así de arrastrados por los escenarios lo dejamos, ¿eh?". No necesitamos estar otros 10 años viendo cómo se diluye la banda, saliendo a tocar y diciendo: "Uf, es viernes, a ver si llego el domingo temprano a casa".

Pablo: Eso es importante: nosotros nunca tuvimos la sensación de que salir a tocar era un suplicio.

Pepo: En este país, vivir de la música es muy complicado. Hemos estado muchos años compaginando la banda con nuestros trabajos para poder sobrevivir. Yo estuve dos años en un taller, haciendo horas extra de lunes a jueves para que la empresa me debiese horas y el viernes poder irme a tocar donde fuese, y el lunes a las 8 de la mañana a abrir el taller. Con 25 años te lo echas toda la espalda y crees que puedes con todo, pero eso también desgasta un montón.

placeholder El grupo asturiano de punk rock Desakato, durante un concierto. (Gaete Photo)
El grupo asturiano de punk rock Desakato, durante un concierto. (Gaete Photo)

P. Pero con vuestro último disco ya vivíais de la música...

R. Pepo: Sí, pero el daño ya estaba hecho. Ese goteo de muchos años en los que no pudimos profesionalizar el grupo también es parte del peso que llevamos en la mochila.

P. ¿Qué bandas admiráis por cómo lo dejaron?

R. Pablo: Un ejemplo clarísimo es Berri Txarrak; sobre todo por cómo se retiraron cuando estaban en un punto muy dulce. En aquel momento no lo entendimos. Ahora, perfectamente: lo hicieron de una forma superhonesta y emotiva. Además, consiguieron una cosa prácticamente impensable, que fue congregar a tantísima gente con una lengua minoritaria como el euskera.

Pepo: Hay una frase de una canción suya muy significativa que es: "La pasión es el mínimo exigible".

P. A propósito del euskera: vosotros habéis difundido el asturiano con vuestra música.

R. Pablo: Sí. Nosotros hablamos en asturianu, que en nuestra tierra es un idioma muy denostado y bastante en desuso. Creemos que es importantísimo que la cultura de un país como Asturias se conserve, que nuestros hijos tengan la oportunidad de poder estudiar en asturianu. La opinión pública está muy a favor, pero los gobernantes no. Estamos peleando por eso.

Pepo: No es que digamos: somos un grupo de punk, hay que reivindicar este tipo de cosas sociales, entre ellas una lengua maltratada institucionalmente. Es que nosotros nos criamos hablando asturianu cada vez que íbamos a casa de nuestra abuela.

"La opinión pública está muy a favor [del asturiano], pero los gobernantes no. Estamos peleando por eso"

P. También lo cantabais. Desde niños, en vuestro pueblo, Llanera, tuvisteis una banda de versiones de los Beatles.

R. Pablo: Los Llanera Boys. Parecíamos una boy band. Éramos como los NSYNC de Llanera.

Pepo: Debían estar todavía Take That o Backstreet Boys. Cantábamos una que era... "Tú no sabes lo que ye el rock ‘n’ roll". Hacíamos algunas muy míticas: Twist and shout; Ob-La-Di, Ob-La-Da; Yellow submarine... Todo esto era cosa de Joaquín Guerrero, un profesor de la Escuela de Música de Llanera que era muy participativo y no se limitaba a dar clases a los nenos, sino que nos invitaba a escribir letras: "Mira, cuando termines de hacer los deberes, ya que estás con la libreta abierta, tú escribe una como si fuera un cuento".

Pablo: Recuerdo decirle: "Joaquín, no me sale nada, no estoy inspirado". Y él decirme: "Mira, la inspiración no existe, Camilo José Cela se pone todos los días con un folio en blanco y se pone a escribir". Yo me quedé con aquello y todos los días me pongo con la guitarra a componer. Si ese día atrapas algo que te mola y lo puedes integrar a tu lenguaje, bien; si no, a la puta basura.

Pepo: Luego está Melendi, que todo lo que coge al día siguiente, y en vez de creer que es una puta mierda, dice: me vale, todo está bien, adelante con ello.

P. Acaba Desakato, Melendi sigue.

R. Pepo: Un día nos llamaron para hacer de figurantes con él en un programa de Tele Gijón, una cadena local que ya no existe. El plató era un antiguo stand de sofás en la Feria de Muestras de Gijón, para que te hagas una idea. Fuimos con nuestros instrumentos e hicimos como que tocábamos con él, a cambio de que en otro programa de esa cadena nos hicieran una entrevista a Desakato. Hemos de reconocer que Melendi fue muy majo.

placeholder El grupo Desakato. (El Garaje Producciones)
El grupo Desakato. (El Garaje Producciones)

P. Llegáis a tocar a Madrid en medio de acaloradas protestas previas a la investidura presidencial y a la amnistía. ¿En qué os hace pensar todo esto?

R. Pepo: A mí me hace mucha gracia ver a esta gente que se reía de nosotros cuando las marchas verdes o el 15-M, cuando la policía nos apaleaba, y verles ahora en el otro lado dándose cuenta de lo que pasa.

P. ¿A qué gente os referís?

R. Pablo: Al cayetanismo en general. Nosotros, en aquel momento, estábamos defendiendo las ideas que creíamos lógicas. Aunque yo no tenga ninguna en común con ellos, están defendiendo la suya, pero se están dando cuenta de que en este país es difícil hablar, salir a la calle y decir las cosas bien. Es verdad que a mí me hace gracia ver cómo un policía apalea a un cayetano, pero no me parece justo tampoco: está expresando sus ideas en la calle. Ahora mismo creo que se están dando cuenta de que la policía no era tan aliada suya. Y de que Felipe de Borbón a lo mejor tampoco es tan amigo suyo.

Pepo: A ver, por un lado nos hace mucha gracia porque a veces parece que estás viendo en vídeo una viñeta de El Jueves: porque se retratan de una manera muy caricaturesca. Pero a mí me preocupa la polarización y lo confundida que está la gente con ciertas cosas: apoyamos la democracia y el aparato del Estado mientras nos interesa, pero en el momento que no nos gustan las elecciones o el sistema parlamentario, somos los más patriotas, nosotros tenemos la solución a España y Pedro Sánchez es un dictador.

Pepo: Parece que van de abanderados, que ellos son los que defienden España. Desde mi punto de vista, los que defendimos a España durante muchos años somos toda la gente que salimos a defender la sanidad pública, una educación pública gratuita y de calidad, un salario y derechos sociales. Para mí, eso es defender España. Y por mucho que estos griten más alto "¡España!" y lleven más banderas atadas en el cuello, nunca van a defender tanto de verdad a una nación como lo hacen los maestros, los bomberos...

"A mí me hace gracia ver cómo un policía apalea a un 'cayetano', pero no me parece justo tampoco: está expresando sus ideas en la calle"

P. ¿Cómo veis la escena rock española de la que se despide Desakato este sábado?

R. Pablo: Yo creo que, por un lado, no goza de la salud que tenía hace unos años en cuanto a público, pero sí que, durante muchos años, la democratización de la música y el acceso fácil a un montón de música hacen que la gente joven ahora escuche cosas mucho más eclécticas.

Pepo: Nosotros, o yo personalmente, quizá teníamos las miras un poquitín más cortas. Como decía el chiste, "la de cumbias que me perdí por ir de rockerillo".

P. La escena punk rock en la que vosotros crecisteis ha sido un poco la trinchera ideológica de la música popular. Una de ellas, al menos.

R. Pepo: Claro. Lo que hacía que tuviéramos esa estrechez de miras es que la música que escuchábamos de adolescentes también nos influyó mucho ética y moralmente. O sea, nosotros escuchamos grupos con un mensaje social importante, y no entendimos —o tardamos en entender— que otros estilos de música no tienen tan arraigado el mensaje y que te pueden transmitir otro tipo de cosas. Entonces claro, al principio eres muy reticente al mundo del reggaetón, que tiene un mundo muy sexualizado, y luego te vas enterando de que hay gente haciendo un montón de reggaetón feminista, mogollón de letras muy implicadas y demás.

Pablo: Es verdad que se nos exige a los músicos —o nosotros mismos nos exigimos— tener como ese compromiso moral, político, que al final en otros ámbitos no se exige (y me parece bien). Si tú vas a ver una película de Tarantino no te planteas si está siendo excesivamente violenta o si hay un personaje machista, porque es su arte y es su forma de ver la vida. Creo que la música también tenemos que aprender a verla de otra forma. Hoy tenemos suficientes herramientas como para poder diferenciar todas esas cosas.

placeholder Un concierto de la banda Desakato. (Enric Samper/Rockshootfoto)
Un concierto de la banda Desakato. (Enric Samper/Rockshootfoto)

P. El concierto de hoy sábado, el último de Desakato, ¿cómo será?

R. Pepo: A la gente yo creo que no le va a faltar de nada. Procuraremos que estén las canciones que más escucha la gente o los grandes hits del grupo, y canciones antiguas que hacía mucho que no tocábamos o que la gente nos demandaba más. No va a ser un concierto al uso como tal, porque no lo puede ser... Y es el último. ¿Qué, que no van a venir a vernos más?

"Algo superbonito de la música es, como pasa también con los olores, que una canción te lleva a algo que viviste. Yo me quedaría con eso"

P. ¿Cómo os gustaría que se os recuerde?

R. Pablo: Algo superbonito de la música es, como pasa también con los olores, que una canción te lleva a algo que viviste. Yo me quedaría con eso: con haber hecho sentir a la gente cosas que luego vuelva a sentir. Me gusta el recuerdo que tiene la gente de nosotros.

P. ¿Cuál fue el mejor concierto?

R. Es muy complicado quedarte con uno, porque llevamos más de 300 encima en estos 20 años. Tal vez tocar muy lejos de tu casa: en el festival Rock al Parque, de Colombia. O en México. O en Estados Unidos... O aquí, en el último Viña Rock, con toda la gente hasta atrás cantando todas las canciones. También hubo momentos gloriosos en un garaje en Sotrondio tocando para nuestras novias y cuatro amigos.

P. ¿Y el peor o el más complicado?

R. Pablo: El de este sábado.

Después de 20 años de carrera, más de 300 conciertos, seis álbumes y un EP, los hermanos Pablo (37 años) y Pepo Martínez (35) lo dejan. Motivo: el agotamiento físico y emocional de Desakato, el quinteto que han liderado. La última cita, por todo lo alto y las entradas agotadas, será este sábado en el madrileño WiZink Center. Previo a este concierto de despedida, los hermanos —paradigma de independencia y autogestión— viven una mezcla de emociones: "Por un lado estamos muy orgullosos de ver cómo están respondiendo nuestros seguidores; por otro estamos lógicamente muy tristes al acabarse un proyecto de vida".

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