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Este musical sobre el vértigo de cambiar de vida es el que tienes que ver si no te van los musicales
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Hasta este domingo en el Pavón

Este musical sobre el vértigo de cambiar de vida es el que tienes que ver si no te van los musicales

Carmen Barrantes y Jorge Usón interpretan a Esteban y Marigel, una pareja que cree que es feliz sin serlo. 'Con lo bien que estábamos (Ferretería Esteban)', una de las mejores obras de los últimos años, se puede volver a ver en Madrid

Foto: Carmen Barrantes y Jorge Usón en 'Con lo bien que estábamos (Ferretería Esteban)
Carmen Barrantes y Jorge Usón en 'Con lo bien que estábamos (Ferretería Esteban)

Esta es una de esas historias bonitas que a veces ocurren en el teatro. El montaje Con lo bien que estábamos (Ferretería Esteban), de José Troncoso (texto y dirección), se estrenó por primera vez en octubre de 2018 en el Teatro Principal de Zaragoza -otra muestra de que la creación teatral es mucho más que los polos Madrid y Barcelona- y enseguida empezó a correr el boca a oreja (11 funciones y más de 6.000 espectadores). Tanto que para septiembre de 2020, cuando Madrid salía del confinamiento, la obra fue la primera en inaugurar la temporada del Teatro Español en la sala principal también con un gran éxito. Después llegaron los premios Max -Mejor Labor de Producción y Mejor Composición Musical para Mariano Marín- la gira y a día de hoy la Ferretería continúa abierta y llenando las plateas de risas y aplausos. De hecho, ahora en Madrid los espectadores tienen nueva oportunidad ya que permanecerá en cartel hasta este domingo en el Pavón. Y corran.

“Algún día la ferretería echará el cierre pero de momento seguimos”, decía hace unos días la actriz Carmen Barrantes en una entrevista en Radio Nacional. Ojalá ese cierre todavía tarde en llegar, ya que ella, junto a Jorge Usón y el virtuosismo del piano de Marín, han compuesto una de esas obras en las que entras desde el inicio y no te suelta hasta el final. Son solo ellos dos en el escenario, una mesa y un piano. En algún momento aparecerá por ahí un muñeco nenuco. Nada más. Pero tampoco hace ninguna falta, puesto que el texto es tan bueno y ellos están tan bien que el espectador va a ver la ferretería, una boda, un viaje a Canarias y hasta un volcán. Eso es lo que consigue el teatro y que recuerda un poco a esa pareja que formaban Carmen Maura y Andrés Pajares en Ay, Carmela.

La acción nos sitúa en el comienzo ante una ferretería de provincias, un matrimonio de provincias y una vida de provincias. De la ferretería a casa, del sofá a la cama (sin saber cómo uno ha llegado a ella tras quedarse traspuesto) y de casa a la ferretería. Y con esos mimbres, Esteban y Marigel son felices. “Con lo bien que estábamos”, que le dirá luego ella a una de sus amigas. O quizá… con lo bien que estaba ella. Inciso: como han comentado en entrevistas posteriores, ese “con lo bien que estábamos” se llenó de magia justo después de la pandemia… Es probable que ya no nos acordemos de aquello, pero entonces sí sabíamos por lo que habíamos pasado.

Vuelta a Esteban y Marigel: tras una visita al teatro, él, ese hombre de panza y bigote que lo único que disfrutaba era con la siesta y sus partidas al dominó en el bar, queda subyugado por la musicalidad teatral. La música se le inocula y poco a poco empiezan a entrar otros colores en su grisura rutinaria. Ya no habla como un autómata, ahora canta. Y sí, así es como esta obra se convierte en un musical metateatral. Un musical que seguramente le encantará si no le suelen gustar los musicales. Hay mundos oníricos, surrealismo costumbrista y mucho paso de baile.

La obra nos está hablando de insatisfacciones vitales y de una ruptura sin gritos ni malas palabras, sino con música y comedia

A la música y las coreografías -Usón y Barrantes se complementan con esa complicidad que dan los años y el trabajo juntos- se le suma la comedia. El texto de Troncoso -el gaditano, también actor, se está convirtiendo en una figura cada vez más relevante de la cartelera con otras obras como Los despiertos o Las que tropiezan- está pespunteado de giros cómicos, de repeticiones melodiosas, de gracias que de verdad hacen gracia adoptando además un acento aragonés exagerado que en ningún momento parece de cómico de Noche de fiesta. Es decir, está bien hecho. Así que no se asusten si salen con el soniquete de “La Virgen del Pilar dice…”.

Pero debajo de esta comedia, de esta música divertida, de todos estos colores, Con lo bien que estábamos nos está hablando de temas importantes. Es justo esa capacidad, la de flirtear con varios tonos, la que pone la obra a otro nivel. La obra nos está hablando de insatisfacciones vitales. Nos está hablando del deseo y el vértigo de cambiar de vida. Nos está hablando de lo que puede asfixiar una pareja. Nos está hablando de cómo se producen las rupturas. Y sin ningún grito ni una mala palabra. Nos está hablando de lo que pasa cuando alguien mueve ficha y el otro se queda pensando… pero bueno, “con lo que bien que estábamos”.

No teman: no te deja mal cuerpo. Es una obra muy original y muy diferente con la que la compañía aragonesa Nueve de Nueve -se fundó en 2010- se ha doctorado. No se la pierdan.

Esta es una de esas historias bonitas que a veces ocurren en el teatro. El montaje Con lo bien que estábamos (Ferretería Esteban), de José Troncoso (texto y dirección), se estrenó por primera vez en octubre de 2018 en el Teatro Principal de Zaragoza -otra muestra de que la creación teatral es mucho más que los polos Madrid y Barcelona- y enseguida empezó a correr el boca a oreja (11 funciones y más de 6.000 espectadores). Tanto que para septiembre de 2020, cuando Madrid salía del confinamiento, la obra fue la primera en inaugurar la temporada del Teatro Español en la sala principal también con un gran éxito. Después llegaron los premios Max -Mejor Labor de Producción y Mejor Composición Musical para Mariano Marín- la gira y a día de hoy la Ferretería continúa abierta y llenando las plateas de risas y aplausos. De hecho, ahora en Madrid los espectadores tienen nueva oportunidad ya que permanecerá en cartel hasta este domingo en el Pavón. Y corran.

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