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'30 monedas', temporada 2: mucho más monstruosa, mucho más barroca y mucho más diabólica
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56 EDICIÓN DEL FESTIVAL DE SITGES

'30 monedas', temporada 2: mucho más monstruosa, mucho más barroca y mucho más diabólica

Álex de la Iglesia ha presentado la segunda temporada de su serie en el Festival de Cine Fantástico de Sitges, antes de su estreno el próximo 23 de octubre en HBO

Foto: Najwa Nimri es Haruka en la nueva temporada de '30 monedas', de Álex de la Iglesia. (HBO)
Najwa Nimri es Haruka en la nueva temporada de '30 monedas', de Álex de la Iglesia. (HBO)

En la primera temporada de 30 monedas, Álex de la Iglesia convirtió el pueblo segoviano de Pedraza, de poco más de trescientos habitantes, en el epicentro de un fenómeno místico-satánico con conspiración vaticana incluida. La Castilla rural, la España vaciada, la España olvidada de cochinillo y empedrado, trastocada por una serie de fenómenos paranormales en relación con la aparición de una serie de amuletos religiosos: las 30 monedas por las que Judas vendió a Jesucristo a los romanos. Una veterinaria (Megan Montaner) que asiste un parto bovino en el que una vaca da a luz un bebé, en vez de un ternero; un cura exboxeador y exconvicto (Eduard Fernández) que llega a la parroquia huyendo de su pasado, un alcalde joven (Miguel Ángel Silvestre) y un poco pasmado al que se le escapa el control de su municipio, y una serie de vecinos excéntricos —marca De la Iglesia—, protagonistas de una trama frenética y laberíntica que nos regaló momentos como el de Carmen Machi abrazando a un bebé monstruoso.

Tres años después de aquella primera temporada, De la Iglesia vuelve a una Pedraza postapocalíptica en una entrega todavía más monstruosa, más barroca y más frenética. La serie, que se ha presentado este sábado en el Festival de Sitges, se estrenará el 23 de octubre en HBO, un capítulo a la semana. El director vasco sabe que tiene que empezar en alto y se tira a la piscina de cabeza, sin meter ni la punta del dedo del pie. La segunda temporada de 30 monedas arranca frenética, con los sacerdotes de la secta gnóstica de los cainitas —una secta real del cristianismo primitivo que veneraba a Caín, despreciaba a Abel y cuyo texto sagrado era el Evangelio de Judas— en una guerra fratricida a balazo limpio por hacerse con las monedas de Judas. Persecuciones de coches de cristales tintados por las callejuelas de Pedraza y sangre, mucha sangre.

Tiempo después de la masacre, Pedraza se ha convertido en un lugar maldito, al estilo de Belchite, que solo atrae a algunos obsesos del misterio. Entre ellos, Haruka, uno de los nuevos personajes de la serie, interpretada por Najwa Nimri, una youtuber que acude al pueblo junto a su socio Jonás (Manuel Burque) para investigar la desaparición de los vecinos: algunos de ellos huyeron, otros acabaron en un psiquiátrico y otros murieron. Nimri es el gran personaje cómico de esta nueva temporada, en la que, precisamente, hay mucho más humor, mucha más psicodelia y una muestra de la mayor parte de las fantasías del universo De la Iglesia.

placeholder Megan Montaner intentando escapar del infierno de '30 monedas'. (HBO)
Megan Montaner intentando escapar del infierno de '30 monedas'. (HBO)

De la Iglesia y el guionista Jorge Guerricaechevarría extienden la historia en varias tramas: por un lado, la de Paco y Eva (Silvestre y Montaner) —él encontró un trabajo en un mercado de Madrid y ella permanece en coma—; por otro, la de la detective María Salcedo (Nuria González), que debe resolver la muerte de su compañera en servicio antes de que se la carguen a sus espaldas; el sargento Lagunas (Pepón Nieto) intenta junto a Antonio (Javier Bódalo), que tiene visiones, desentrañar las conexiones entre la secta, las monedas, lo paranormal y el fin del mundo, sin entender muy bien nada. Puertas y artefactos que unen el averno con la superficie de la Tierra y varias organizaciones que persiguen hacerse con el control de las 30 monedas y dominar, cómo no, el mundo.

Por allí también pasa el personaje de Macarena Gómez, la antigua alcaldesa, que tiene en su poder una de las monedas, lo que le da poderes y lo que le ha convertido en el interés primordial de los hermanos de la secta, cuya misión es reunir las 30 monedas. Lucifer (Cosimo Fusco) se encuentra en esta temporada con otro nuevo rival, Christian Barbrow (Paul Giamatti), un tipo siniestro y muy seguro de sí mismo que ha levantado una fortuna a bases de libros de autoayuda y charlas motivacionales. Y desde el inframundo, el padre Vergara (Eduard Fernández), busca cómo salvar el universo de manos del diablo.

placeholder Macarena García en '30 monedas'. (HBO)
Macarena García en '30 monedas'. (HBO)

Y es precisamente la creación de este Hades sadomasoquista en el que ha convertido De la Iglesia el infierno el gran acierto de 30 monedas. De la Iglesia se ha desatado y ha llevado El jardín de las delicias a la estética New Rock de ropa de pvc y collares de pinchos, con sus propios cenobitas —criaturas demoníacas que se alimentan del dolor humano— que habitan una especie de palacio barroco en un infierno de ríos de lava. De la Iglesia se recrea en sus escenarios de fantasía, en las pinturas herederas de El Bosco, en el gótico de vinilo y en los ritos de la nigromancia para construir una segunda temporada mucho más enloquecida, desbordante y sorprendente, donde hay mucho más espacio para el onirismo. O la pesadilla, más bien.

El director no escatima en el que parece el proyecto más ambicioso a nivel de medios, de estructura, de creación de un universo fantástico. Una especie de cómic audiovisual en el que en todo momento ocurre algo, en el que la cámara no para de moverse, con un montaje espídico y en el que el espectador, como el personaje de Pepón Nieto, se esfuerza en componer el mapa de relaciones entre los diferentes personajes y sus intenciones. Si el espectador se deja arrastrar por la panoplia de estímulos visuales, de texturas pringosas, de personajes dementes, la segunda temporada de 30 monedas resulta el compendio perfecto del mundo De la Iglesia, la serie donde ha metido todas sus obsesiones, la catedral satánica de su cine.

En la primera temporada de 30 monedas, Álex de la Iglesia convirtió el pueblo segoviano de Pedraza, de poco más de trescientos habitantes, en el epicentro de un fenómeno místico-satánico con conspiración vaticana incluida. La Castilla rural, la España vaciada, la España olvidada de cochinillo y empedrado, trastocada por una serie de fenómenos paranormales en relación con la aparición de una serie de amuletos religiosos: las 30 monedas por las que Judas vendió a Jesucristo a los romanos. Una veterinaria (Megan Montaner) que asiste un parto bovino en el que una vaca da a luz un bebé, en vez de un ternero; un cura exboxeador y exconvicto (Eduard Fernández) que llega a la parroquia huyendo de su pasado, un alcalde joven (Miguel Ángel Silvestre) y un poco pasmado al que se le escapa el control de su municipio, y una serie de vecinos excéntricos —marca De la Iglesia—, protagonistas de una trama frenética y laberíntica que nos regaló momentos como el de Carmen Machi abrazando a un bebé monstruoso.

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