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París recuerda al Titanic en una gran exposición que reconstruye la escalera y los camarotes
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HASTA EL 10 DE SEPTIEMBRE

París recuerda al Titanic en una gran exposición que reconstruye la escalera y los camarotes

Se exponen 260 de los 5.500 objetos que se han recuperado del barco y permite imaginar la muerte por hipotermia de los más de 1.500 fallecidos en el accidente

Foto: Reconstrucción en la exposición de París de la gran escalera central del Titanic. (RMS Titanic, Inc.)
Reconstrucción en la exposición de París de la gran escalera central del Titanic. (RMS Titanic, Inc.)

El 10 de abril de 1912, el Titanic, el barco más grande y lujoso jamás construido en el mundo, un gigantesco palacio flotante, zarpaba del puerto inglés de Southampton con 2.201 personas a bordo para su viaje inaugural. Cuatro días después, la noche del 14 al 15 de abril, esa proeza tecnológica que se consideraba insumergible se hundía en las profundidades tras chocar contra un iceberg, dejando más de 1.500 muertos y alterando para siempre la confianza de numerosas personas en la tecnología moderna.

Más de un siglo después, París recuerda esa tragedia que aún resuena en la memoria colectiva con Titanic-The Exhibition, una exposición inmersiva en la Puerta de Versalles que se extiende a lo largo de más de 2.000 metros cuadrados y en la que, por primera vez, los visitantes pueden contemplar una réplica exacta de la gran (y suntuosa) escalera central del Titanic, así como reconstrucciones a tamaño real de los camarotes de primera, segunda y tercera clase. Viajar en primera clase en el Titanic costaba al precio actual unos 55.000 euros (el camarote más caro del barco costaba unos 100.000 euros de hoy en día), frente a los 800 euros de los pasajes de tercera clase. Hasta las entradas a la exposición (que cuestan, por cierto, 16,50 euros) reproducen las tarjetas de embarque al Titanic de 1912.

placeholder Algunos de los objetos recuperados del Titanic que se exhiben en la exposición de París. (EFE)
Algunos de los objetos recuperados del Titanic que se exhiben en la exposición de París. (EFE)

La exposición de París también muestra más de 260 objetos de los 5.500 que en total se han recuperado del Titanic, desde peines hasta espejos, pasando por platos, monedas, cartas, partituras, prendas de ropa, maletas, un anillo de diamantes e incluso frascos de perfume originales. De hecho, una expedición logró en el año 2000 rescatar en los 3.800 metros de profundidad donde desde hace más de un siglo permanecen sumergidos los restos del Titanic las muestras de perfumes que el comerciante de fragancias Adolphe Saalfeld dejó en el barco, y que aún desprenden aromas a pachuli y rosas. Esas muestras de fragancias se exponen ahora en París, junto con muchos otros objetos que fueron sacados del fondo del océano por Paul-Henri Nargeolet, el explorador que realizó 37 inmersiones a la zona del naufragio del Titanic.

Muchos objetos fueron sacados del fondo del océano por Paul-Henri Nargeolet, que falleció el pasado junio en el Titan

Nargeolet falleció en junio pasado a los 77 años en el Titan, el submarino que realizaba una expedición turística para observar los restos del Titanic y que implosionó, matando a sus cinco ocupantes. De hecho, la exposición de París rinde de manera indirecta homenaje a Nagolet, uno de los mayores expertos mundiales en el Titanic y quien tendría que haber oficiado como maestro de ceremonias de la muestra. "Tener aquí todos estos objetos es como tener una parte de mi padre conmigo. Estoy orgullosa de lo que ha hecho", aseguraba su hija, Sidonie Nargeolet. "Seguiremos el trabajo de Paul-Henri Nargeolet, recopilando y preservando el legado del Titanic, y ahora también el suyo", destacaba Jessica Sanders, presidenta de la compañía RMS Titanic, que se encarga de mantener la memoria sobre este buque.

placeholder Un grupo de visitantes, en la exposición sobre el Titanic en París. (EFE/Edgar Sapiña Manchado)
Un grupo de visitantes, en la exposición sobre el Titanic en París. (EFE/Edgar Sapiña Manchado)

La muestra permite al visitante viajar primero a los astilleros en los que se construyó el barco más majestuoso del mundo, creado con 2.000 placas de acero de 2,5 cm de espesor unidas entre sí por más de tres millones de remaches. De ahí, y a través de una pasarela, se accede a los camarotes: desde el lujo de la primera clase a la sencillez y austeridad de la tercera.

La exposición cuenta, asimismo, la historia de muchos de los hombres y mujeres que viajaban a bordo del legendario barco. La historia, por ejemplo, de Madeleine Astor, la segunda esposa del multimillonario estadounidense John Jacob Astor IV y quien embarcó en el Titanic embarazada de cinco meses en compañía de su marido, su ayuda de cámara, Victor Robbins; su sirvienta, Rosalie Bidois, y la enfermera Caroline Endres. La historia de Edward J. Smith, el capitán del Titanic que había planeado retirarse en 1911, pero a quien la compañía White Star Line convenció de seguir en activo y supervisar la primera travesía transatlántica del barco, aunque prometió a su esposa, Eleanor, y a su hija, Helen, que se retiraría después de ese viaje inaugural. La historia de la señora Becker y de sus tres hijos, que embarcaron en el Titanic como pasajeros de segunda clase. Tras el choque fatal contra el iceberg y cuando se procedía a la evacuación de los pasajeros del barco, dos hijos de la señora Becker, Marion y Richard, fueron embarcados en uno de los solo 20 botes salvavidas del Titanic, mientras su hermana Ruth permaneció sola en cubierta. Y, así, otras muchas historias…

Permite tocar una placa de hielo similar al iceberg que chocó contra el Titanic e imaginar cómo debió de ser la muerte por hipotermia

La exposición de París, que se podrá contemplar hasta el 10 de septiembre, finaliza con la tragedia del hundimiento del barco e incluso permite a los visitantes tocar una placa de hielo similar al iceberg que chocó contra el Titanic e imaginar cómo debió de ser la muerte por hipotermia de las más de 1.500 personas que fallecieron en el naufragio, acontecido en unas aguas que se encontraban a dos grados bajo cero. La muestra también se ocupa de las misiones para recuperar del fondo del océano objetos que viajaban en el Titanic.

El 10 de abril de 1912, el Titanic, el barco más grande y lujoso jamás construido en el mundo, un gigantesco palacio flotante, zarpaba del puerto inglés de Southampton con 2.201 personas a bordo para su viaje inaugural. Cuatro días después, la noche del 14 al 15 de abril, esa proeza tecnológica que se consideraba insumergible se hundía en las profundidades tras chocar contra un iceberg, dejando más de 1.500 muertos y alterando para siempre la confianza de numerosas personas en la tecnología moderna.

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