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"Nazis, odio a esos tipos": la última clase de historia y política de Indiana Jones
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"Nazis, odio a esos tipos": la última clase de historia y política de Indiana Jones

Como ya ocurrió en 'En busca del arca perdida' y en 'La última cruzada', el arqueólogo vuelve a pelear contra los nazis en 'El dial del destino' para darnos una lección aún no aprendida

Foto: Harrison Ford en la premiére de Indiana Jones en Los Ángeles (California). (Reuters/Mike Blake)
Harrison Ford en la premiére de Indiana Jones en Los Ángeles (California). (Reuters/Mike Blake)
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Jones y el dial del destino, última entrega de la saga de aventuras estrenada este verano. Pero ¿no está Harrison Ford algo mayor para pelear en la II Guerra Mundial? Sin duda, pero nunca se es demasiado viejo para hacer una declaración política a través del arte.

Sin destripar la trama —aún están a tiempo de ir a verla al cine— la película comienza con un magnífico prólogo lleno de acción ambientado en la II Guerra Mundial donde, por supuesto, combate a los nazis. En este prólogo se presentan los elementos principales de la trama posterior y, por el contexto bélico, es una licencia que permite altas cotas de violencia despreocupada y gamberra contra un enemigo tan deshumanizado e inhumano como es el fascismo.

Foto: Harrison Ford como Indiana Jones en la nueva película: 'Indiana Jones y el dial del destino'.

El espectacular tiroteo en el tren y los chascarrillos de Indiana —"¡Demasiados nazis!"— permiten una catarsis ficcionada muy placentera, pero que no termina de ser sino la repetición de la fórmula de las películas de la saga. Políticamente, toda esta parte no es más que pornografía y onanismo: una fantasía sin consecuencias y con la satisfacción rápida e intrascendente como único resultado. Algo similar a los memes de la orca Gladis o al humor negro a costa del submarino Titan.

La película continúa su desarrollo en 1969: el hombre ha llegado a la luna, los jóvenes montan guateques y escuchan a los Beatles, hay agentes negras en el FBI e Indiana Jones está viejo. Pero aquí es donde se pone interesante la propuesta de El dial del destino. Bajo esta apariencia de cambio de ciclo y de nueva modernidad, América esconde una realidad más incómoda y, no por conocida, menos desagradable: las instituciones resultan estar corruptas, la gente de imagen correcta no es de fiar y en la sociedad se camuflan, literal y figuradamente, nazis.

Nazis insolentes que se niegan a perder la guerra, nazis avaros que siguen el rastro del dinero, nazis racistas que no disimulan sus prejuicios. Nazis, en todo caso, que corrompen desde dentro el sistema democrático y a los ciudadanos, mientras estos se dejan seducir por los cantos de sirena de un falso progreso.

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Y esto es, en definitiva, lo que nos cuenta Indiana Jones y el dial del destino entre persecuciones, tumbas y ruinas. Sin ser la mejor de la saga, la quinta entrega de la serie es una estupenda película de aventuras que a veces se acerca al canon de Indiana Jones y a veces toma distancia —lo que le da un tono más melancólico respecto al resto— pero que tiene entidad propia, dirección, voluntad narrativa y, casi, hasta una tesis.

Cualquiera podrá tachar a Indiana Jones y el dial del destino, por gusto o por trabajo, como se ha hecho con otras tantas otras películas recientes, de woke, sea lo que sea ese palabro. Y es posible que lo hagan, por ejemplo, bajo el pretexto de que la compañera de aventuras del arqueólogo y verdadera protagonista de acción de la película —Phoebe Waller-Bridge en el papel de la ahijada de Indiana— es una mujer. Y está bien, por supuesto: cada cual es libre de sentir artificial, por ejemplo, la presencia protagónica de un personaje que forma parte del 50% de la población mundial. Ya saben, la inclusión forzada. Pero este ejemplo banal —probable, pero ficticio— es, en cualquiera de los casos y derivaciones, como señalar al cielo y mirar la mano.

Mientras uno se enfada porque Harrison Ford o el que toque en ese momento envejezca —y todos con él— y las cosas ya no son como se recordaban, ya se nos han colado unos cuantos nazis allí donde no se creía posible. Quizá lo más sensato sea ir al cine a ver Indiana Jones y el dial del destino antes de que la recomendación cinematográfica pertinente sea Están vivos.

Jones y el dial del destino, última entrega de la saga de aventuras estrenada este verano. Pero ¿no está Harrison Ford algo mayor para pelear en la II Guerra Mundial? Sin duda, pero nunca se es demasiado viejo para hacer una declaración política a través del arte.

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