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Abre el nuevo museo de arte contemporáneo de Estambul (sin obras críticas con Erdogan)
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Abre el nuevo museo de arte contemporáneo de Estambul (sin obras críticas con Erdogan)

Se encuentra junto al antiguo puerto de la capital turca, en un magnífico edificio de Renzo Piano, y tiene buenas obra de arte, pero sin mensaje político

Foto: Fachada del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Estambul (conocido como Istambul Modern), obra del arquitecto Renzo Piano. (CEMAL EMDEN)
Fachada del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Estambul (conocido como Istambul Modern), obra del arquitecto Renzo Piano. (CEMAL EMDEN)

"Es como un buque en suspensión, como una criatura marina que hubiera salido del agua y levitase sobre el suelo". Así define el arquitecto italiano Renzo Piano su última y magnífica creación: el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Estambul.

Situado a orillas del Bósforo, en lo que durante siglos ha sido el puerto de carga de la ciudad, es un imponente edificio de 10.500 metros cuadrados construido con cemento, cristal y aluminio. Parece efectivamente flotar en el espacio, volar, desafiando las leyes de la gravedad y sosteniéndose sobre solo unos cuantos pilares.

Pero, al mismo tiempo, es un edificio robusto, construido para durar en el tiempo, para resistir incluso los terremotos que con frecuencia devastan Turquía, terremotos como el que en febrero pasado se registró en los alrededores de la ciudad de Gaziantep y dejó a su paso más de 59.000 muertos.

placeholder Boceto de Renzo Piano del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Estambul.
Boceto de Renzo Piano del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Estambul.

"Este es un edificio para siempre", afirma Piano. "Un edificio sólido y que a la vez vuela".

Es ahí donde radica su belleza, lo que ha llevado a numerosos medios de comunicación a deshacerse en elogios hacia él. The New York Times, por ejemplo, ya ha incluido al Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Estambul en su lista de "52 lugares que visitar en 2023".

placeholder Varios visitantes contemplan algunas de las obras expuestas en el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Estambul. ENRICO CANO
Varios visitantes contemplan algunas de las obras expuestas en el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Estambul. ENRICO CANO

Pero si el edificio es una maravilla, las obras de arte que guarda en su interior tampoco están nada mal, todo lo contrario. Con una salvedad: es bien sabido que la Turquía de Recep Tayyip Erdogan no lleva muy bien las críticas, incluidas las de los artistas, así que desde hace años las silencia sin contemplaciones. Solo el año pasado el Gobierno turco canceló más de una docena de festivales musicales y conciertos, incluidos los que iba a dar el violinista Ara Malikian, descendiente de armenios, y los de cantante kurda de pop-folk Aynur Dogan.

El año pasado el Gobierno turco canceló más de una docena de festivales musicales y conciertos, incluidos los del violinista Ara Malikian

Por no hablar de Burning Days, una película dirigida por Emin Alper que denuncia la corrupción, el sistema de privilegios, el populismo, la homofobia y la intolerancia que campan a sus anchas en Turquía. El filme se estrenó en la edición de 2022 del Festival de Cannes y ha recibido varios premios… Aún así, sus productores fueron obligados a devolver la subvención que habían recibido del ministerio de Cultura después de que Burning Days fuera calificada por algunos medios afines al Ejecutivo de "propaganda homosexual".

Importantes figuras del mundo de la cultura están de hecho entre rejas. Es el caso de la arquitecta Mucella Yapic, de los cineastas Mine Ozerden y Cigdem Mater y del filántropo y activista pro derechos humanos Osman Kavala: todos ellos fueron encarcelados a raíz de las protestas contra el Gobierno que tuvieron lugar en 2013 en Gezi Park, un parque próximo a la Plaza Taksim de Estambul. Otros, como los escritores Can Dundar o Asli Erdogan, se exiliaron en Alemania tras pasar por la cárcel y ser puestos en libertad.

placeholder Vista de Estambul desde el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo. El tejado del edificio está cubierto de agua para contribuir a su climatización. CEMAL EMDEN
Vista de Estambul desde el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo. El tejado del edificio está cubierto de agua para contribuir a su climatización. CEMAL EMDEN

Ante todo eso, es obligado reconocer la enorme valentía de Merve Dizdar, quien en mayo pasado se convirtió en la primera mujer turca en ganar el premio a la mejor actriz en Cannes por su papel en About Dry Grasses, dirigida por Nuri Bilge Ceylan. Dizdar dedicó su premio a "las almas que luchan por los días mejores que Turquía se merece".

Todas esas persecuciones han llevado a muchos artistas turcos a practicar la autocensura, a cortarse ellos mismos, de criticar las políticas de Erdogan. Y eso es algo que se percibe palmariamente en el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Estambul. Apenas hay obras con mensaje político, y las poquísimas que sí lo tienen es de manera sutil y resbaladiza. Tanto que cuesta mucho trabajo encontrarlo.

En el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo hay, por ejemplo, varios vídeos de performances de la gran artista turca Gülsün Karamustafa. En uno de ellos aparece atrapada bajo una escayola, a excepción de los brazos. Con ellos sostiene una maza y un cortafrío con los que va golpeando la coraza de yeso que la aprisiona, hasta destruirla por completo y quedar libre.

placeholder Unos niños, junto a un vídeo de la artista turca Gülsün Karamustafa en el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Estambul. IHV
Unos niños, junto a un vídeo de la artista turca Gülsün Karamustafa en el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Estambul. IHV

Hay también un cuadro —un díptico en realidad— de 1982 de Erol Akyavas (1932–99) que lleva por título Explosion y que muestra una gran salpicadura de sangre y un castillo saltando por los aires. El lienzo hace alusión a los tiempos violentos y sangrientos que vivió Turquía tras el golpe militar de 1980, pero la cartela junto al cuadro no lo menciona en ningún momento.

Y eso que el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Estambul no es público, es privado. Existe gracias al apoyo financiero de la Fundación para la Cultura y las Artes de Estambul, una organización sin ánimo de lucro que aglutina a varios empresarios y amantes del arte encabezados por las familias Eczacıbaşı y Şahenk. Es ese ente el que ha pagado los 35 millones de euros que ha costado el nuevo edificio creado por Renzo Piano, el que desde 1987 organiza la prestigiosa Bienal de Arte de Estambul, el que se encuentra detrás de la inmensa mayoría de actividades de arte contemporáneo que han proliferado en la capital de Turquía en los últimos años.

placeholder Una joven, ante el cuadro de Erol Akyavas que lleva por título 'Explosión'. IHV
Una joven, ante el cuadro de Erol Akyavas que lleva por título 'Explosión'. IHV

Sin embargo, y aunque se trata de un museo privado, Erdogan acudió en mayo pasado (en plena campaña electoral) a inaugurarlo, aunque ya para entonces el centro llevaba días abierto al público. Y en su discurso, dejó muy claro cuál es su gran objetivo cultural. A pesar de cortar la cinta roja del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Estambul, el presidente turco no pudo evitar lamentar la poca atención que en su opinión se presta a la cultura del imperio otomano.

El enaltecimiento del pasado otomano es una obsesión para él, el motor que le ha llevado a levantar más de 20.000 mezquitas, a transformar Aya Sofía en lugar de culto musulmán (tras ser delarada museo en los años 30), a reabrir en abril pasado la famosa Mezquita Azul tras cinco años de restauración, a inaugurar en 2021 una gran mezquita en la céntrica plaza Taksim de Estambul (muy cerca del parque en el que en 2013 se iniciaron las protestas contra su gobierno que se saldaron con ocho muertos y casi 9.000 heridos), a exigir el regreso a Turquía de piezas grecorromanas que se encuentran en varios museos de occidente, a retirar permisos a expediciones arqueológicas que no son turcas…

En la inauguración el presidente turco no pudo evitar lamentar la poca atención que se presta a la cultura del imperio otomano

El miedo que inspira Erdogan se percibe sin duda en el nuevo Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Estambul, conocido popularmente como Istanbul Modern, donde las obras con carga política ya hemos dicho que brillan por su ausencia. Hay piezas estupendas, eso sí, tanto de importantes artistas modernos y contemporáneos turcos, así como de creadores internacionales, incluidos Yüksel Arslan, Mark Bradford, Tony Cragg, Olafur Eliasson, Gülsün Karamustafa, Anselm Kiefer, laure Prouvost, Sarkis, Nil Yalter, Fahrelnissa Zeid y Refik Anadol.

placeholder La escalera del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Estambul, donde se ha instalado una obra de Olafur Eliasson. CEMAL EMDEN
La escalera del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Estambul, donde se ha instalado una obra de Olafur Eliasson. CEMAL EMDEN

Sin embargo, el arquitecto Renzo Piano reivindica que el edificio que alberga el Istanbul Modem sí que tiene carga política. "La palabra política, no nos olvidemos, viene del término griego polis (ciudad). Y este museo es parte de la polis, de la sociedad civil. Es un museo hecho para la gente", aseguraba el arquitecto. "Los dirigentes de la Antigua Grecia hacían un juramento al tomar posesión de su cargo: ‘Atenienses, prometo devolveros Atenas más bella de lo que me la entregáis’. Ese es un mensaje político en el sentido profundo del término. Se trata de hacer mejor la ciudad".

Y su edificio sin duda hace mejor a Estambul.

"Es como un buque en suspensión, como una criatura marina que hubiera salido del agua y levitase sobre el suelo". Así define el arquitecto italiano Renzo Piano su última y magnífica creación: el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Estambul.

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