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El Thyssen revela la tradición esotérica en la pintura en una expo hiperentretenida
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Hasta el 24 de septiembre

El Thyssen revela la tradición esotérica en la pintura en una expo hiperentretenida

'Lo oculto' es una de las muestras más divertidas de este verano. Con cuadros de Durero, Rubens, Grosz, Picasso y Munch, entre otros, nos desvela qué esconden muchos de estos lienzos

Foto: La obra: "La partida de naipes" de Balthus exhibida en la nueva exposición en las colecciones del museo Thyssen-Bornemisza
La obra: "La partida de naipes" de Balthus exhibida en la nueva exposición en las colecciones del museo Thyssen-Bornemisza

“Estamos en tiempos en los que puede pasar de todo. Además de terror, la pandemia ha sembrado desconcierto intelectual y es todo posible. Pararse a pensar en lo oculto y esotérico tiene mucho que ver con nuestras incertidumbres”. La reflexión es de Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza y comisario de su nueva exposición veraniega, Lo oculto, una de las más entretenidas y divertidas del año y que se inaugura al público este 1 de julio. Y que como él mismo dice, tiene mucho que ver con este tiempo en el que se acabaron las certezas. La carta astral, el horóscopo, lo que no podemos asir reinan cuando la razón, la lógica, el sentido común se rompe.

Solana lo explica también porque esta nueva muestra, “que no es oportunista”, se adhiere a una corriente museística que pulula por todo el orbe (al menos su parte occidental). En los últimos años, en EEUU se han organizado espectaculares representaciones sobre lo paranormal. También en Venecia. E incluso, señaló, en Helsinki están preparando ahora otra sobre pinturas vanguardistas ocultistas. Surrealismo, magia, espiritismo. “El zeitgeist está yendo hacia esos temas”, manifestó sacando a la luz además a mujeres artistas que trabajaron estos campos.

placeholder 'La llave de los Campos' de René Magritte (i) 'Mujer ante el espejo' de Paul Delvaux (d) (EFE)
'La llave de los Campos' de René Magritte (i) 'Mujer ante el espejo' de Paul Delvaux (d) (EFE)

Y eso que lo oculto, la alquimia, la astrología, aunque han estado siempre presentes en la Historia del Arte, “son temas que han sido considerados incómodos cuando no sospechosos”, ha recalcado Solana. Sobre todo hasta 1986 cuando todo empezó a cambiar con la famosa exposición The Spiritual in Art en el Los Angeles County Museum of Art en la que se reflejó cómo toda la pintura abstracta del siglo XX estaba influida por corrientes ocultistas y esotéricas, y que distinguió la figura de pintoras como la sueca Hilma af Klint -hoy ya toda una figura mainstream- y Agnes Pelton -camino de serlo.

Mucho que ver y leer

Solana ha buceado en la rica colección de los Thyssen para hacer una nueva relectura de algunos lienzos y presentar una muestra de 59 cuadros -es pequeña, fácil, clara- que va a hacer las delicias de todo visitante. Pueden ir con niños incluso. Porque a todos nos llaman la atención los fantasmas, los demonios, los significados que no vemos a primera vista. Hay escritores con este tipo de historias se han hecho millonarios. Y sí, efectivamente, esta es una exposición muy mainstream, pero muy atractiva.

placeholder 'El retrato del doctor Haustein' (1928) de Cristian Schad (EFE)
'El retrato del doctor Haustein' (1928) de Cristian Schad (EFE)

Está dividida en siete partes que además cuentan con cartelas explicativas bastante amplias. Es un ‘Book on the wall’, es decir, como se llama a las exposiciones con toneladas de texto. En este caso hay más de 50.000 caracteres. Pero no abruman, al contrario, son necesarios. “Es una exposición con mucho que ver, pero también con mucho que leer”, ha reconocido su comisario.

Todo comienza con la alquimia, muy cultivada en China, India y el mundo islámico y que apareció sobremanera durante el Renacimiento como se ve en cuadros como el San Juan Evangelista en Patmos (1470-1475), de Cosme Tura. Le sigue la astrología, también muy de esa época, con cuadros con un simbolismo astral muy pertinaz. Ahí está esa luna con rostro humano en el Cristo resucitado (1490) de Bramantino. Pero también aparece en los cuadros de Miró con toda esa obsesión que sentía por las constelaciones, los soles y las lunas. El propio pintor dijo: “Creo en las fuerzas que nos conducen oscuramente. Creo en la astrología. Soy un Tauro con ascendente en Escorpio. Por eso, quizá, en muchos de mis cuadros se ven bolas, círculos que evocan los planetas regentes”.

Miró: "Creo en la astrología. Por eso, quizá, en muchos de mis cuadros se ven bolas, círculos que evocan los planetas regentes"

Otra categoría que se ha inventado Solana tiene que ver con lo demoniaco y es una de las salas más sugerentes precisamente por lo que no salta a la vista. Satán elusivo o contra el que hay que luchar en cuadros de Durero, Lucas Cranach, Grosz o Rubens. El más llamativo, no obstante, es La piedad, de José Ribera, que es un Cristo en su sudario y que desvela un ojo entre sus pliegues. Un ojo que vio por primera vez un vigilante tras horas observando ese cuadro. “La radiografía y la fotografía ultravioleta muestran que la pintura no ha sido alterada, que fue Ribera quien puso ahí ese ojo escondido. ¿Podría ser el ojo del artista? ¿Se trata del ojo de Dios Padre?”, se pregunta Solana. Hay que ir y verlo.

Después se entra ya en la zona del espiritismo, que fue una obsesión a finales del XIX. Todo el mundo quería comunicarse con los espíritus muertos y hacer sesiones un tanto extrañas. A un pintor que le encantaban era a Edvard Munch y acudía de vez en cuando. En la muestra hay un cuadro que invita un poco al terror. Se trata de ‘Atardecer’, de 1888, y en el que aparece una de sus hermanas, pero también se aprecia la figura de otra de ellas que fue borrada, tal y como muestra una fotografía ultravioleta. ¿Un fantasma entonces?

placeholder Atardecer, de Munch, con la fotografía que desvela la imagen borrada (P.C.)
Atardecer, de Munch, con la fotografía que desvela la imagen borrada (P.C.)

La teosofía también fascinó a pintores como Kandinsky, Kupka, Mondrian y Giacomo Balla. se combinaba esta filosofía neoplatónica con el anarquismo, que estaba muy de moda como activismo político. En la exposición podemos ver el fantástico ‘Localización de móviles gráficos I (1912-13) de Kupka. Y justo al lado está la obsesión chamánica de Picasso, Pollock y Chagall. La simbiosis con los animales -que por ejemplo Chagall sentía con los gallos- y las máscaras de otras civilizaciones que no eran las occidentales y que reunían una enorme fascinación exótica.

placeholder 'Localización de móviles gráficos' (1912-13) de Frank Kupka (EFE)
'Localización de móviles gráficos' (1912-13) de Frank Kupka (EFE)

La exposición se cierra con el surrealismo. Con lo oculto en los sueños. Y con cuadros tan explosivos como el famoso Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada segundos antes de despertar (1944), de Dalí, la ‘Partida de naipes’, de Balthus (1948-1950), El retrato del Dr Haustein (1928), de Schad con esa sombra misteriosa que parece un alienígena o Mujer ante el espejo (1936), de Paul Delvaux, que provoca un escalofrío.

Al final, quien vea esta exposición solo puede pensar una cosa: la colección Thyssen es impresionante.

“Estamos en tiempos en los que puede pasar de todo. Además de terror, la pandemia ha sembrado desconcierto intelectual y es todo posible. Pararse a pensar en lo oculto y esotérico tiene mucho que ver con nuestras incertidumbres”. La reflexión es de Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza y comisario de su nueva exposición veraniega, Lo oculto, una de las más entretenidas y divertidas del año y que se inaugura al público este 1 de julio. Y que como él mismo dice, tiene mucho que ver con este tiempo en el que se acabaron las certezas. La carta astral, el horóscopo, lo que no podemos asir reinan cuando la razón, la lógica, el sentido común se rompe.

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