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¿Por qué la escuela progre es una fábrica de juventudes hitlerianas?
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¿Por qué la escuela progre es una fábrica de juventudes hitlerianas?

Aquí van unas instrucciones simples para evitar que la juventud se radicalice. Bienvenidos a esa evidencia que otros artículos sobre los jóvenes de ultraderecha esquivan con denuedo

Foto: La Liga de Muchachas y las Juventudes hitlerianas, unidas por la misma causa. (Archivo Bild)
La Liga de Muchachas y las Juventudes hitlerianas, unidas por la misma causa. (Archivo Bild)
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Termina el curso y hoy nuestros jóvenes son más fascistas, homófobos y machistas que el otoño pasado, según leo en artículos que me hacen reír. ¡Esta juventud! Lo que tienen en común los artículos que leo es que defienden su tesis ante el ataque de la evidencia. Preguntan a cuatro expertos de la misma cuerda ideológica y tiran p’alante. En resumen: parece que los jóvenes son fachas porque consumen a youtubers malignos, mucho porno y además no quieren desprenderse de sus privilegios.

Los privilegios de los estudiantes de instituto, sí. Esos privilegios. Quisiera leer una tesis doctoral al respecto, pero solo aceptaré aquellas que incluyan la palabra "estructural" en cada párrafo, y acaben seis de cada diez palabras en -ismo.

Los adolescentes siempre han sabido cómo irritar a la gente a la que no respetan (vosotros)

Bueno, aunque estos sofocos mediáticos me conducen al cachondeo, hoy voy a intentar ser un poco constructivo, que es mi santo. Aquí van unas instrucciones simples para evitar que la juventud se radicalice. Bienvenidos a esa evidencia que otros artículos sobre los jóvenes de ultraderecha esquivan con denuedo.

Punto primero: dejad de meterles moralina en los apuntes. Los chavales la detectan y la detestan, venga con forma de cirio nacional-católico (en esa época se ponían Pink Floyd y acababan metidos a sindicalistas), con gorra chachi contra los porros (y le pegaban un poquito más a la lejía) o en formato de dildo satisfyer Pam-mata-machistas, lo que les pone a soltar vivas a Franco y despreciar de boquilla a la mujer.

Resumen: los adolescentes siempre han sabido cómo irritar a la gente a la que no respetan (vosotros), o dicho de otra forma a la gente que no se gana su respeto. Así que un poco menos de moralina sería el primer briconsejo.

Foto: La polémica foto de unos alumnos mallorquines que circuló en 2019. (Cedida)

Segundo: quemad todo aquello que ha convertido el sistema educativo en una guardería, es decir, todo lo que ha transformado la escuela en una institución que no se puede respetar si no es con mucha fuerza de voluntad. Gamificación, aprobados gratis, pantallitas, pasar de curso con tres, profes sin autoridad intelectual en un ambiente de autoritarismo burocrático e ideológico… Si le sumamos que el deporte está de moda, es un buen caldo de cultivo para unas nuevas juventudes hitlerianas.

Tercero, derivado del segundo: el fracaso del "facilismo" en la escuela es cada vez más evidente, aquí y en Suecia, por una sencilla razón: los retos difíciles estimulan, la condescendencia y la mediocridad conducen al nihilismo, y esto a posturas radicales, o a la depresión, o al cinismo. ¿Qué otra cosa podría salir de una escuela colorinchi que gente torva? Torva e ignorante, añado, con el consumo como sedante habitual para la angustia y el activismo como protección extra.

Cuarto: aceptad la edad que tienen y asumid la edad que tenéis. No finjáis que entendéis qué es ser joven, porque ser joven no significa otra cosa que asumir la obsolescencia de todo lo que te has encontrado. Comportaos como gente respetable y tal vez os respeten. Demostradles que hay algo en la vida adulta que merece la pena, algo superior a ellos, es decir, algo a lo que pueden aspirar. Premiad el esfuerzo, castigad la vagancia, poned listones altos sin dejar de ser comprensivos y ayudar proactivamente a los tontos, los bobos y los despistados. Y recordad que existen.

Foto: Detalle de portada del libro 'La generación perdida'.

Punto quinto: amueblad cabezas con conocimiento, porque amueblar una cabeza con doctrinas es la mejor forma de crear fanáticos, en dirección a lo enseñado o más frecuentemente en la contraria. ¿Qué desaparece mientras se produce el auge de las cosas malísimas? La Filosofía, la Literatura, el Latín. Algo me dice que una muralla ha sido derribada.

Punto sexto: abandonad la óptica del privilegio estructural y preguntaos cuáles son los problemas en la vida de un jovencito blanco y heterosexual, porque existen y son numerosos. La misoginia militante que algunos chicos han desarrollado no es más que la imagen en el espejo del feminismo victimista que les colocaron como "lo normal". Nacieron en el siglo XXI y no han visto otra cosa que ventajas para las chicas y acusaciones para los chicos. Es insensato esperar comprensión de ellos.

Por cierto: siempre me ha resultado gracioso que os espante la segregación por sexos en los colegios religiosos mientras levantáis otra segregación por sexos mucho peor, de tipo identitario. Vuestra segregación esencialista entre chicos y chicas no les deja más alternativa que recelar los unos de las otras, y viceversa. Y lo mismo para orientaciones sexuales, etnias y culturas.

Si criminalizáis lo más trivial en su expresión de los deseos, entonces los hacéis sentir cómodos y resignados en su papel de criminales

Punto séptimo: los adolescentes no quieren otra cosa que triunfar, construirse libremente, ligar, follar, ser aceptados, admirados, es decir, ser queridos. Si cada acto espontáneo de esa formación libre de la personalidad lo tacháis de vicio, lo exacerbáis. Si criminalizáis lo más trivial en su expresión de los deseos, entonces los hacéis sentir cómodos y resignados en su papel de criminales en potencia.

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Octavo y fin: hablad con ellos no para cambiarles la idea, sino para cambiar la vuestra. Preguntaos, si la escuela ha sido la vanguardia en el proceso de invasión de la corrección política en la vida española, por qué se ha convertido en una fábrica de fascistas y algo peor: gente sin rumbo, sin formación, sin ánimo, sin resistencia, sin flexibilidad y, en el mejor de los casos, supervivientes por méritos propios a un ambiente de mediocridad con lacitos.

Termina el curso y hoy nuestros jóvenes son más fascistas, homófobos y machistas que el otoño pasado, según leo en artículos que me hacen reír. ¡Esta juventud! Lo que tienen en común los artículos que leo es que defienden su tesis ante el ataque de la evidencia. Preguntan a cuatro expertos de la misma cuerda ideológica y tiran p’alante. En resumen: parece que los jóvenes son fachas porque consumen a youtubers malignos, mucho porno y además no quieren desprenderse de sus privilegios.

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