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Tangana, Rosalía, Quevedo y otros moñas de la cosa cultural
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Tangana, Rosalía, Quevedo y otros moñas de la cosa cultural

Hay una tendencia que manejan ahora las estrellas de la canción, esas que no conceden entrevistas alegando que su público no consume los medios de comunicación tradicionales

Foto: Rosalía en un reciente desfile de Louis Vuitton en París (REUTERS Sarah Meyssonnier)
Rosalía en un reciente desfile de Louis Vuitton en París (REUTERS Sarah Meyssonnier)

Hoy para triunfar hay que ser un poco moñas. No se lo tomen mal, ignoro si alguno de ustedes es un triunfador nato, pero si ese es el caso, será usted un moñas. Es imposible contentar a demasiados sin tropezar con alguna de las bobadas que rigen la cultura de este tiempo, pronunciarse sin que alguien te critique, decir de más, me explico.

El otro día, por dejarlo en este mismo año, me llevé un rapapolvo de una tipa que aún hoy me tiene escondido y con la sensación de haber cometido un delito de sangre, como poco. Les contaba que un buen amigo, Pierre, nacido en París, medía el éxito con las mujeres por la cantidad de veces que se hubo avergonzado de sí mismo. Era una teoría curiosa, pero venía a resumir las ocasiones en las que se portó como un egoísta, machista o peores actitudes que a la postre le picaban por dentro. En un momento dado, me referí a Pierre como “el negro”, alegando el tamaño de sus actitudes y porque tiene la piel más oscura que el betún, y ahí me convertí en el blanco perfecto.

Esta mujer me dijo que era un racista, le pregunté si ella tenía algún amigo negro, y después de llamarme de nuevo racista me dijo que no. Le pregunté cómo debía referirme a él hablando obviamente de su color de piel y ella, sin dudarlo ni un segundo, me dijo que debía denominarle afroamericano. Le recordé que Pierre había nacido en París, con lo que era más francés que un cruasán y que le molestaba especialmente que se refirieran a él como afroamericano, sobre todo, porque sus padres y abuelos también eran negros y nacidos en París. Le expliqué que a un blanco como yo, nacido en Madrid, no me decían íbero ni visigótico peninsular para referirse a mi origen, que no somos una pata de jamón que viene con Denominación de Origen, y después de mirar al vacío me pidió que usará la terminología “persona de color”.

¿Se imaginan que tuviésemos que referirnos a las diferencias de piel según el código de color?

Persona de color es una gilipollez todavía más grande que afroamericano, porque Pierre no es hijo del Pantone. ¿Se imaginan que tuviésemos que referirnos a las diferencias de piel según el código de color? Entonces, Pierre sería un 32F2c porque no están oscuro como el 25221B ni mucho menos al 212121c que es un pardo negruzco, cómo bien podría decirse y sin ánimo de ofender, negro azabache. Los asiáticos, F7d719 sí son de China del norte, ya saben, más altos y claros que los 130858 TX, que son mucho más chillones y no en sentido literal. Siempre fueron amarillos, pero entonces alguna cabecera despidió en España a su directora de moda por referirse de esta guisa en una historia de Instagram. Una racista de mierda, vamos.

Estrellas de la canción

Esto viene al caso de esta tendencia que manejan ahora las estrellas de la canción, esas que no conceden entrevistas alegando que su público no consume los medios de comunicación tradicionales: Tangana, Quevedo, Rosalía, Señor Santos —sí, ese torso tatuado con brillantes que puede fumarse un piti (?) en carteles de fachada entera que habrán visto por Madrid y que tiene como slogan “Respeto, honor y Lealtad”—. No conceden entrevistas pero te los comes en publicidad de veinte metros porque las marcas no preguntan como la prensa. Lo más curioso es que ellos son los que se pueden permitir el lujo de decir cualquier tipo de burrada en una letra quedando inmunes a todo lo que su generación considera un “pasote” u otra forma de ser un machista, retrógrado o de temperamento violento. Sin embargo, hay muchos canales que utilizan para dar respuestas vía Youtube, Tik Tok, Twich y demás plataformas que pasan de lado de preguntas que, sin embargo, exigimos a grupos de hace treinta y cuarenta años demostrando que de todos lo moñas posibles, el premio gordo se lo llevan quienes entran al trapo de esa pataleta infantil.

Entonces, ¿realmente ignoran a los medios de comunicación? O, más bien, ¿temen meter la gamba con alguna pregunta que no esté edulcorada en vaselina como si la hiciera El Hormiguero? ¿Tienen los medios de comunicación la culpa que obliga a estos nuevos triunfadores a no pasar por el aro? O dicho de otro modo, ¿son los periodistas y la prensa los nuevos moñas que de tanto sumarse a la moda de la cancelación se ha terminado por cancelar así misma?

¿Tienen los medios de comunicación la culpa que obliga a estos nuevos triunfadores a no pasar por el aro?

Sí echan un vistazo a la actualidad, no sólo la cultural, sino de la sociedad entera, podrán comprobar muchos casos de esta especie de enfermedad que asoma de la estupidez y la doble vara de medir. Casos como el acoso a la Presidenta Ayuso ayer en la Universidad Complutense, justo el mismo día en que la Ministra de Igualdad, Irene Montero, pedía que se juzgara como Violencia Machista el acoso a mujeres que ejercen la política y sufren escraches, sin decir ni una sola palabra que condenara los infames insultos que sufrió una mujer que, entre otras cosas, es Presidenta de la Comunidad de Madrid, demuestra lo moñas que somos como sociedad. Pero peor aún son ese sinfín de plumillas que tienen la tinta de no condenar directamente unos hechos lamentables y justificar en su altura moral los comportamientos acontecidos ayer en la Complutense. Si la mejor de la promoción tenía esa madera comunicando, no quieran saber cómo serán los aprobados raspadillos. Esa es la prensa que nos resta. Agárrense los machos, machistas.

Así que ya saben, si planean dedicarse a cualquier faceta cultural y quieren triunfar, deberán ser unos moñas, no mojarse, no conceder entrevistas, no contestar lo que piensen y mucho menos condenar algún comportamiento que les parezca inadecuado o falso. Dijo Chesterton que “el periodismo consistía esencialmente en explicar que Lord Jones había muerto, a gente que no sabía que Lord Jones estaba vivo”. Sin embargo, ahora el periodismo pesca a Lord Jones ya famoso para no quedarse fuera intentando someterle al juicio de la cancelación.

Así que los moñas quienes son, ¿ellos o nosotros?

Hoy para triunfar hay que ser un poco moñas. No se lo tomen mal, ignoro si alguno de ustedes es un triunfador nato, pero si ese es el caso, será usted un moñas. Es imposible contentar a demasiados sin tropezar con alguna de las bobadas que rigen la cultura de este tiempo, pronunciarse sin que alguien te critique, decir de más, me explico.

Rosalía