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¿Pero no habíamos quedado en que "libertad", señora Ayuso?
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'TRINCHERA CULTURAL'

¿Pero no habíamos quedado en que "libertad", señora Ayuso?

Siempre es lo mismo. La censura institucional se disfraza de burocracia, "vuelva usted mañana". Así le ha sucedido al dramaturgo Paco Bezerra en la Comunidad de Madrid

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Zipi Aragón)
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Zipi Aragón)

Parece que a la Comunidad de Madrid no le gusta el almeriense Paco Bezerra, ni sus obras de teatro. Siempre que a un ente político le disgusta un artista, el resultado es cutre, sórdido y aburrido. No por más previsible es menos desesperante. Quien no sea muy aficionado al teatro se preguntará tal vez quién es Paco Bezerra. Le cuento:

Bezerra es dramaturgo. Sus textos se representan con gran afluencia de público y, además, por su calidad literaria, se pueden leer en forma de libros. Los publica la editorial La uña rota, que saca también a los dramaturgos Angélica Liddell, Rodrigo García o Juan Mayorga, es decir, a los mejores.

Foto: Blanca Li y la consejera de Cultura de Madrid, Marta Rivera de la Cruz. (EFE/J. Martín)

En el volumen 'Velocidad mínima', que recoge las obras de Bezerra, está la que nos ocupa: un monólogo en que Santa Teresa, reducida a reliquias y desperdigada, resucita y ha de recomponer su cuerpo. En nuestro tiempo vive mal. Se droga, la violan, malvive en la indigencia y se hace puta.

No es un sacrilegio. Es una santa en el arroyo. Un drama artístico que indaga de dónde bebería hoy el estigma, la escara, la mística y la compasión. Pero claro, con la iglesia hemos dado, Sánchez, digo Sancho.

Por ideas como esta Bezerra se ha ganado los laureles. A sus cuarenta y cuatro años, la carrera es meteórica. Le dieron el Premio Calderón de la Barca del Ministerio de Cultura, el Premio Jardiel Poncela de la SGAE y el Premio Nacional, y esto sin contar con las becas ni la taquilla, de modo que le faltaba, para la gloria, la otra parte: los palos, pasaporte necesario para ingresar al parnaso de los dramaturgos en un país tan aficionado a despreciarlos —esto lo dijo Valle Inclán— como España.

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Y los palos han llegado al fin en la Comunidad de Madrid, cuyo gobierno se vendió con el anacrónico y disparatado dilema de "comunismo o libertad". Bezerra denuncia hoy la censura. Sin abandonar el silogismo de Isabel Díaz Ayuso en campaña: dado que la libertad ha sido intervenida por la tijera rancia de toda la vida, me pregunto, ¿acaso se ha vuelto comunista la presidenta?

Lo ocurrido es siniestro

"Muero porque no muero (La doble vida de Santa Teresa)" iba a representarse en los Teatros del Canal bajo la dirección de Matías Umpierrez, con Belén Cuesta encarnando a la santa. Aunque un monólogo teatral se caracteriza por el bajo presupuesto comparado con cualquier entremesillo con mucho elenco, el teatro público de la Comunidad de Madrid canceló la representación por supuestas razones económicas.

Era raro, pero Blanca Li, la directora del teatro, aseguró a Bezerra que la obra se iba a programar de nuevo para la temporada siguiente. Bezerra creyó en sus palabras, esperó y buscó pasta por su cuenta. La encontró: su obra fue seleccionada para la red Prospero, fondo europeo para la difusión del teatro innovador, que asegura representaciones en varios países y alivia el 50% del gasto al teatro.

Con esto todo el asunto presupuestario parecía arreglado, pero hete aquí que, durante la presentación de la nueva temporada en Madrid, Santa Teresa volvió a hacer mutis por el foro. ¿La responsable de cultura de la Comunidad de Madrid, Marta Rivera de la Cruz, se había olvidado? ¿Un traspapele? ¿Un despiste?

Era raro, pero Blanca Li, la directora del teatro, aseguró a Bezerra que la obra se iba a programar de nuevo para la temporada siguiente

Siempre es lo mismo. La censura institucional se disfraza de burocracia, "vuelva usted mañana", así que preguntó Bezerra a Blanca Li, "oye, qué pasa", y dice el dramaturgo que la jefa del teatro público confesó, avergonzada, buscando su complicidad, que ese texto tan atrevido no se iba a representar. Ante las preguntas del artista, pronunció Blanca Li la frase que tantos autores teatrales han tenido que oír a lo largo de su carrera: la obra no se iba a estrenar en los Teatros del Canal porque así lo habían decidido "los de arriba". No, lo siento, ella no podía hacer nada para evitarlo. La decisión era firme.

Bezerra se indignó y la emprendió a cabezazos contra Blanca Li. La directora se queja de una campaña de acoso y derribo por parte del artista, que la acusa de mentirosa y le recomienda dimitir, si es que no es capaz de imponer su criterio artístico ante los tijeretazos oxidados del poder. Pero la pregunta que seguía en el aire, y que Blanca Li no respondió, es esta: ¿quiénes son "los de arriba"?

Desde 'El País' le pidieron explicaciones, y los de Ahora Madrid preguntaron a Isabel Díaz Ayuso. Jazmín Beirak, de ese grupo, dijo: "La obra de Paco Bezerra se canceló por una decisión de cargos políticos, y los políticos no deben tomar decisiones artísticas porque la cultura necesita independencia. Y la necesita porque la libertad creativa, en su expresión más pura, exige que sea posible incomodar al poder".

Le recomienda dimitir, si es que no es capaz de imponer su criterio artístico ante los tijeretazos oxidados del poder

¡Cuánto me gustaría que ese eslogan se mantuviera siempre! Pero ya sabéis: lo que unos respetan, el templo donde encienden velas, los otros lo pisan. Todavía me acuerdo cómo se jactaban por la izquierda de cancelar representaciones en teatros públicos del espectáculo del cómico Jorge Cremades. ¡Esos valores no!, decían. Lo mismo que -supongo- hace el PP aunque no lo diga.

Lo sagrado va por barrios (esto lo sabía Santa Teresa) y la libertad de expresión y creación artística siempre se las ingenia para molestar a alguno de sus supuestos valedores.

Lo siguiente que ocurrió, en plena polémica, fue que a Paco Bezerra le negaron el acceso a una biblioteca pública de la Comunidad de Madrid para una charla del Festival Eñe, y el festival lo recolocó en una librería, la Alberti. ¿Golpecitos poco sutiles del gobierno regional al artista díscolo? Todo hace suponer que sí, y así lo han visto editores y autores. Se han bajado del Festival Eñe en protesta por estos movimientos repulsivos de la CAM. Lo único que le reprocho aquí a Bezerra es que haya llamado "gallinero" a esa librería. Está muy bien. Pero su rabia por el veto en sitios públicos es comprensible.

Por mi parte, como no estaba invitado al Eñe, no puedo cancelar mi participación. Lo haría. Pero sí puedo dejar escrito esto en el periódico: mientras Isabel Díaz Ayuso no salga a dar explicaciones y aclare quién es el alto cargo que usa cilicio y la tiene tomada con Paco Bezerra, mientras no se encargue de solventar ese veto, tendré que ponerle comillas a la palabra "libertad" siempre que ella la pronuncie.

Parece que a la Comunidad de Madrid no le gusta el almeriense Paco Bezerra, ni sus obras de teatro. Siempre que a un ente político le disgusta un artista, el resultado es cutre, sórdido y aburrido. No por más previsible es menos desesperante. Quien no sea muy aficionado al teatro se preguntará tal vez quién es Paco Bezerra. Le cuento:

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