Los cinco mejores libros de Annie Ernaux, Premio Nobel de Literatura 2022
La escritora francesa se ha llevado el gran galardón de las letras internacionales y estos son sus cinco grandes títulos para adentrarse en su extensa y fascinante obra
¿Lo escuchan? Es el runrún de una reacción aún tímida pero creciente a esa burbuja gigantesca que ha venido a llamarse literatura del yo o autoficción y que dice así: casi todos los escritores ya solo hablan de sí mismos y de por qué, cómo, cuándo y dónde escriben porque son narcisistas, carecen de imaginación, no tienen nada que contar. Y, de pronto, concedieron en 2019 a Annie Ernaux el Formentor, ahora corroborado por el Premio Nobel de Literatura, y en España nos ponemos a leerla y descubrimos que ella los precedió a todos. Pero sin narcisismo, con parca aunque segura imaginación, con tanto que contar. "La contraposición entre ficción y realidad es un falso problema", alegaba la escritora en una entrevista, "lo importante es escribir la verdad. Y la forma que esta verdad adopte, ya sea la ficción, la no ficción, la autobiografía, no es crucial, lo crucial es la verdad. El que escribe establece una relación con el mundo, se implica en el mundo a través de su escritura".
Proponemos a continuación cinco títulos esenciales de Annie Ernaux traducidos al español para adentrarse en la obra de una mujer que narra sin filtros ni trampantojos de sus felicidades y miedos, de su inseguridad, su síndrome del impostor, de su deseo.
'Memoria de chica'
El libro donde relata su primera y catastrófica noche con un hombre. "He querido olvidar a aquella chica. Olvidarla de verdad, es decir no querer escribir más sobre ella. No pensar más que debo escribir sobre ella, sobre su deseo, su locura, su estupidez y su orgullo, su hambre y su sangre cortada. Nunca lo he conseguido".
'Los años'
Un título capital de la obra de Ernaux donde funde su biografía y la historia reciente de Francia. "Se desvanecerán todas de golpe como ha sucedido con los millones de imágenes que estaban tras las frentes de los abuelos muertos hace medio siglo, de los padres, muertos también ellos. Imágenes donde aparecíamos como niñas en medio de otros seres ya desaparecidos antes de que naciéramos, igual que en nuestra memoria están presentes nuestros hijos pequeños junto a nuestros padres y nuestras compañeras de colegio. Y un día estaremos en el recuerdo de nuestros hijos entre nietos y personas que aún no han nacido. Como el deseo sexual, la memoria no se detiene nunca".
'La mujer helada'
Una reflexión acerca de los sinsabores de la vida de una mujer casada, con hijos y despojada de su curiosidad natural. "Tiene treinta años, es profesora, casada con un ejecutivo, madre de dos niños. Vive en una casa confortable. Sin embargo, es una mujer helada. Igual que miles de mujeres han sentido cómo su curiosidad, su impulso vital se iban anquilosando a fuerza de un trabajo que compaginar con compras que hacer, cenas que cocinar, baños de niños que preparar… Todo eso que se entiende por la condición normal de mujer".
'Pura pasión'
Donde da cuenta de la aprensión de una mujer que espera a su amante casado, pendiente del teléfono y conservando en su seno el esperma de una noche pasada. "He descubierto de lo que uno puede ser capaz. De deseos sublimes o letales, falta de dignidad, creencias y comportamientos que tildaba de insensatos en los demás, hasta que yo misma recurrí a ellos".
'El acontecimiento'
La descarnada narración del aborto al que se sometió una Annie Ernaux estudiante en 1966 cuando todavía era delito en Francia. "Había acabado de corregir los exámenes. Me venía una y otra vez a la cabeza la misma escena borrosa de aquel sábado y de aquel domingo de julio: los movimientos del amor, la eyaculación. Debido a esa escena, olvidada durante meses, me encontraba ahora ahí. El abrazo y los movimientos de los cuerpos desnudos me parecían una danza mortal. Era como si aquel hombre, a quien había aceptado volver a ver con desgana, hubiera vuelto de Italia solo para contagiarme el sida. Sin embargo, no conseguía establecer una relación entre aquello (los gestos, la tibieza de la piel y del esperma) y el hecho de encontrarme en ese lugar. Nunca pensé que el sexo pudiera tener relación con nada".
¿Lo escuchan? Es el runrún de una reacción aún tímida pero creciente a esa burbuja gigantesca que ha venido a llamarse literatura del yo o autoficción y que dice así: casi todos los escritores ya solo hablan de sí mismos y de por qué, cómo, cuándo y dónde escriben porque son narcisistas, carecen de imaginación, no tienen nada que contar. Y, de pronto, concedieron en 2019 a Annie Ernaux el Formentor, ahora corroborado por el Premio Nobel de Literatura, y en España nos ponemos a leerla y descubrimos que ella los precedió a todos. Pero sin narcisismo, con parca aunque segura imaginación, con tanto que contar. "La contraposición entre ficción y realidad es un falso problema", alegaba la escritora en una entrevista, "lo importante es escribir la verdad. Y la forma que esta verdad adopte, ya sea la ficción, la no ficción, la autobiografía, no es crucial, lo crucial es la verdad. El que escribe establece una relación con el mundo, se implica en el mundo a través de su escritura".
- Ernaux: "Los intelectuales que critican a los chalecos amarillos son más racistas que ellos" Daniel Arjona. Pollença. Islas Baleares.