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Muere Jean-Luc Godard a los 91 años en un suicidio asistido, el radical que cambió el cine
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según un comunicado de la familia

Muere Jean-Luc Godard a los 91 años en un suicidio asistido, el radical que cambió el cine

El cineasta creador de la 'nouvelle vague' que ha fallecido este martes deja a sus espaldas una carrera poblada de obras maestras que han marcado la historia del cine

Foto: Jean-Luc Godard en una foto de archivo de 2004. (Reuters/Vincent Kessler)
Jean-Luc Godard en una foto de archivo de 2004. (Reuters/Vincent Kessler)

El París bullicioso de los años 50, cuajado de cafés, bistrós y cineclubs, ofrecía el fermento perfecto para que emergiera una generación de nuevos cineastas, radicales en su trabajo, pero también en lo político, destinados a cambiar la historia del cine. Gente como Truffaut, Chabrol, Rivette. O como el franco suizo Jean-Luc Godard, padre de la 'nouvelle vague' e historia del cine, que ha muerto hoy a los 91 años, tras un suicidio asistido, según informa 'Libération'. "Fue su decisión y para él era importante que se supiera", explica el medio francés citando a otra persona próxima al cineasta. Su muerte tuvo lugaren su domicilio en la localidad suiza de Rolle, donde el suicidio asistido es legal. A sus espaldas deja un legado que forma parte ya de la leyenda del séptimo arte.

Foto: Fotograma del filme

El inolvidable director de 'Al final de la escapada' (1960), 'Banda aparte' (1964) y 'Pierrot, el loco' (1965) decidió justo después renegar de su obra 'aburguesada' previa a esa declaración de propaganda maoísta que es 'La chinoise' (1967) —con estudiantes revolucionarios y complots para asesinar al embajador soviético—, por falta de compromiso político y social. "Mi lucha personal es una lucha contra el cine americano, contra el imperialismo económico y estético del cine americano", llegaría a decir. Por algo acuñó aquello de que "el 'travelling' es una cuestión moral".

Godard nació en París en 1930, pero pasó su infancia y estudios en Nyon, a orillas del lago Ginebra, en Suiza, para regresar a la capital de Francia en los duros años de la posguerra mundial. Allí comenzó a escribir en las nuevas revistas de cine que, como 'Cathiers du Cinema' se subían a la ola de popularidad imparable del aún joven séptimo arte. Entonces Godard era un clásico, amante y firme defensor del cine de Hollywood, de los gigantes Otto Preminger o Howard Haks, y también del irresistible Humphrey Bogart.

'Al final de la escapada' fue un bombazo improvisado prácticamente sin guion en las calles de un París mal iluminado

Los cortometrajes —'Charlotte et Véronique' (1957)— fueron su escuela de formación y comenzaron a fijar un estilo de dirección convenientemente descuidado que llegó a su máxima expresión en 'Sin aliento' / 'Al final de la escapada' (1966), un bombazo improvisado prácticamente sin guion en las calles de un París mal iluminado, protagonizado por la desde entonces superestrella Jean-Paul Belmondo que se alzó como un auténtico hito cultural y le dio a Godard el premio a la mejor dirección en el festival de Berlín.

En los 60, Godard filma desbocado, prolífico en obras, cada vez más cercano a la izquierda radical, se opone a la tortura, ve cómo se le prohíben películas como 'Le Petit Soldat' —no estrenada hasta 1963— y acuña una de sus frases más epatantes de una carrera pródiga en ellas: "El cine es la verdad a 24 fotogramas por segundo". También es entonces cuando conoce a su compañera y esposa, Anna Karina, de la que se divorciaría pronto, en 1965. Fue la primera de las muchas mujeres que se unirían al director.

Jean-Luc y el 68

"Una de las primeras veces en las que se cruzaron, ella se tropezó con él en la escalera del edificio y le gritó '¡Cretino! ¡Imbécil! ¡Estúpido!'. Ella tenía 19 años y estaba en el último curso de Bachillerato. Suspendió Filosofía. Él era 17 años mayor y uno de los directores más importantes del mundo. Ella era Anne Wiazemsky y comenzaba a labrarse una carrera como actriz. Él era Jean-Luc Godard, padre de la 'nouvelle vague, cineasta de profesión y revolucionario de vocación. Y entre medias, los primeros compases transformadores de lo que unos meses después se convertiría en una catarsis mundial: las protestas de mayo del 68". "Jean-Luc aprovechó para explicarme en términos muy claros, con un mínimo de palabras, que había amado apasionadamente a Anna Karina, que había sufrido muchísimo cuando ella lo abandonó, pero que su relación había terminado hacía tiempo. Agregó que había estado enamorado de Marina Vlady hasta el día en que fue a verme a Montfrin. Y al prendarse de mí dejó de amarla". Así lo contaba la propia Wiazemsky en 'Un año ajetreado', la primera de una serie de novelas que sirvieron de argumento a 'Mal genio', la película del oscarizado Michel Hazanavicius sobre Godard que pudo verse en 2017.

Los grupos de jóvenes, chicos y chicas mezclados, luchaban con sus manos desnudas contra las porras de la policía

"La manifestación de los estudiantes continuaba por el boulevard Saint-Germain y la calle Saint-Jacques. Los grupos de jóvenes, chicos y chicas mezclados, luchaban con sus manos desnudas contra las porras de la policía mientras otros lanzaban objetos recogidos de las aceras. A veces, el humo no nos dejaba distinguir quién atacaba a quién. Más tarde supimos que aquel humo era gas lacrimógeno. El teléfono sonó. Era Jean-Luc, muy preocupado porque temía no poder volver a nuestro apartamento. [...] Era el 3 de mayo de 1968", escribe Wiazemsky en 'Un an après', el libro que sirvió de inspiración a 'Mal genio'.

El golpe definitivo ocurrió cuando Godard, que un año antes había firmado con Wiazemsky como protagonista ese manifiesto documental maoísta que fue 'La Chinoise' (1967), junto a otros compañeros revolucionarios del cine, lograron clausurar antes de tiempo, sin que pudieran darse a conocer los ganadores, el Festival de cine de Cannes de 1968 en solidaridad con los disturbios estudiantiles de París y la oleada de huelgas salvajes que sacudían una Francia en estado prerrevolucionario.

placeholder Protestas en Cannes en 1968.
Protestas en Cannes en 1968.

En 1970, Godard conoció a la también directora Anne-Marie Miéville, pronto colaboradora habitual y, más tarde, su pareja tras la ruptura con Anne Wiazemsky. Los 60 habían muerto, las aguas se sosegaban, el desencanto y la reacción se enseñoreaban sobre Occidente y Godard da traspiés sin centro fijo mientras poco a poco deja de hablarse de su cine. Todavía filmará cintas destacadas como 'El Rey Lear' (1987), 'Elogio del amor' (2001) o 'Los puentes de Sarajevo' (2014). Años antes, en 2010, su querido Hollywood reconoció a Godard con un Oscar honorífico "por su nuevo tipo de cine" que el director francés no recogió en persona.

El París bullicioso de los años 50, cuajado de cafés, bistrós y cineclubs, ofrecía el fermento perfecto para que emergiera una generación de nuevos cineastas, radicales en su trabajo, pero también en lo político, destinados a cambiar la historia del cine. Gente como Truffaut, Chabrol, Rivette. O como el franco suizo Jean-Luc Godard, padre de la 'nouvelle vague' e historia del cine, que ha muerto hoy a los 91 años, tras un suicidio asistido, según informa 'Libération'. "Fue su decisión y para él era importante que se supiera", explica el medio francés citando a otra persona próxima al cineasta. Su muerte tuvo lugaren su domicilio en la localidad suiza de Rolle, donde el suicidio asistido es legal. A sus espaldas deja un legado que forma parte ya de la leyenda del séptimo arte.

Jean-Luc Godard