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El bróker yonqui que perdió un millón y al que salvó el 'thriller': "Cambié una adicción por otra"
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Entrevista

El bróker yonqui que perdió un millón y al que salvó el 'thriller': "Cambié una adicción por otra"

Chris Whitaker fue apuñalado y perdió mucho dinero en una espiral de drogas y alcohol. Le redimió la escritura y ha tocado el éxito con el 'bestseller' 'Empezamos por el final'

Foto: El escritor Chris Whitaker. (David Calvert)
El escritor Chris Whitaker. (David Calvert)

A los 19 años, Chris Whitaker, que se ganaba la vida repartiendo folletos publicitarios, fue asaltado en Londres para robarle el móvil y recibió tres cuchilladas que casi le matan. De ahí derivaron episodios de insomnio y no poder comer. A los 23, en un giro del destino, se había convertido en uno de esos brókeres de la City que manejan igual de fácil y rápido el dinero que las papelinas de droga y las copas. Una vida a toda velocidad que le llevó a perder un millón de libras solo en una operación. Con menos de 25 años ya tenía una deuda con el banco de 500.000 libras. A los 30 decidió dejarlo todo para largarse a Marbella y ponerse a escribir. Un año después publicaba su primera novela. Y, llegando a los 40, el giro radical: el 'thriller' Empezamos por el final’ (Salamandra), que ahora sale en español, se convertía en el preferido del 'The New York Times' y 'The Guardian' en 2020, ganaba varios premios, vendía algunos cientos de miles de ejemplares y era traducido a una veintena de idiomas. Solo este primer párrafo vale por sí solo para una novela.

Porque con Whitaker, que llega el próximo lunes a Barcelona para participar en la BCNegra, hay que empezar por el principio de su vida más que por el final. Él mismo habla con transparencia sobre sus años más oscuros en la charla que mantiene con El Confidencial a través de Zoom. Y también avisa de que, aunque ahora sea un escritor 'bestseller', tampoco ha cambiado mucho. “Por desgracia, soy igual. Mi mujer me dice que he tenido problemas con la bebida, con las drogas y que he cambiado una adicción por otra. Ahora escribir me absorbe la vida. Sigo levantándome a las tres de la mañana para cambiar una frase. No puedo tomar nota y dejarlo en la mesilla de noche, sino que tengo que bajar, encender el ordenador y cambiarlo todo. Si no, no consigo dormir. Es una locura, pero tengo que darlo todo. Ser lo mejor. Porque la gente se gasta dinero en algo que yo he creado”, manifiesta. Y se define de forma bastante tajante: “Sigo siendo un chiflado”.

placeholder 'Empezamos por el final'.
'Empezamos por el final'.

Alcohol, drogas… y la primera salvación

El escritor es de esos casos por los que ningún profesor, 'a priori', hubiera dado un duro por él. Casi ni sus padres. No se graduó porque la noche antes de presentarse al examen se emborrachó. Empezó así la trayectoria profesional típica. “Tenía trabajillos, estuve de barman, repartí folletos…”, afirma. Y ahí fue cuando la asaltaron. Pero, en vez de darle al otro el móvil y salir corriendo, se encaró. “El tipo me apuñaló tres veces. Por la adrenalina no me di cuenta, pero luego me miré, llevaba una camisa blanca y estaba toda llena de sangre. Solté el teléfono y la cartera, lo cogió y se fue. Yo conseguí llegar al hospital y allí el médico me cosió y todo el mundo me dijo que había tenido muy buena suerte. Pero yo lo veía muy distinto: yo pensaba que había tenido muy mala suerte”, cuenta.

"El tipo me apuñaló tres veces. Por la adrenalina no me di cuenta, pero luego me miré, llevaba una camisa blanca y estaba toda llena de sangre"

Fue la primera entrada en barrena. Dejó de dormir y comer. No se concentraba leyendo. Empezó a beber “demasiado”, “a tomar drogas y hacer cosas que me permitieran olvidar lo que había ocurrido”. La cosa fue a peor cuando entraron las pastillas para el dolor, ya que un día decidió tomárselas todas. Le salvó una biblioteca y un libro. “Sí, saqué un libro de autoayuda que hablaba de que después de un incidente traumático podías modificar los personajes que participan en personajes de ficción y cambiar la localización”, revela. Fue la primera vez que escribió sobre Duchess, la niña de 13 años protagonista de ‘Empezamos por el final’, una chavala dura y a la vez muy frágil, con una vida bastante miserable en algún lugar del Estados Unidos profundo. “Pero yo nunca pensé que eso daría pie a un libro, sino que era solo un ejercicio de escritura y que nadie lo iba a leer nunca”, asegura.

La segunda salvación

Su segunda vida fue la de bróker. Llegó a ello de la forma más surrealista. “Un día en el periódico leí un artículo sobre un bróker. Había una foto y el tipo tenía un Ferrari, un yate y una vida alucinante. Y yo pensé: pues voy a ser un bróker. Lo cual era ridículo porque me había ido fatal en la escuela, las mates se me daban muy mal…, pero me fui a Londres, fui buscando trabajo por todos los bancos, me senté en la sala de espera y al final uno se apiadó de mí y me dio un trabajo”, señala. Así era el nuevo mundo de los 2000. Todo por la pasta, las operaciones financieras arriesgadas y los cochazos.

“Durante los siguientes años trabajé mucho, bebí mucho y tomé muchas drogas. Era la cultura de la época”

“Durante los siguientes años trabajé mucho, bebí mucho y tomé muchas drogas. Era la cultura de la época”, comenta. Y, en ese frenesí, como ocurrió con tantos otros, se pasó de frenada. Perdió un millón de libras en una operación y se lo ocultó a la empresa. “Hasta que un día estaban todos esperándome con abogados y una silla vacía. Me senté y me dijeron que si devolvía la mitad no irían a la policía a denunciarme porque ya había empezado a ganar algo de dinero. Firmé un contrato allí mismo y recuerdo que, cuando volvía a casa en el tren, con 23 años tenía una deuda de medio millón de libras. Mi mujer era estudiante, nos íbamos a casar, los gastos de la boda… Yo no le dije a nadie que estaba perdiendo esa cantidad de dinero, y eso me llevó otra vez al trauma del apuñalamiento”, confiesa.

Otra nueva caída en el hoyo y otra vez que apareció por ahí Duchess. “Volví a escribir sobre Duchess. Era lo único que me ayudaba, ya que estaba contemplando suicidarme otra vez. Pensé: si ella me salvó antes quizá me podía salvar por segunda vez”.

La tercera salvación vía Marbella

Y sucedió, pero con una pequeña ayuda. Esta vez la mejoría llegó con un cambio de aires. Los Whitaker decidieron dejarlo todo y marcharse al sol de la costa española. Empezaron por Alicante y acabaron en Marbella. Chris había leído un libro de John Hart, quien le había contado que, tras una carrera exitosa como abogado, lo dejó todo por escribir. Se encendió una nueva lucecita en el protoescritor y se puso manos a ello. “Escogimos España pensando que podríamos tener más tiempo, vivir cerca de la costa… Estábamos en las afueras de Marbella y vivimos allí durante un año”, revela. Escribió su primer libro de verdad, que en realidad era una recopilación de las épocas más difíciles de su vida. Pero a la vuelta a Londres ya había enfilado su carrera. Y en 2020 por fin llegaba el pelotazo de ‘Empezamos por el final’.

placeholder Chris Whitaker. (David Calvert)
Chris Whitaker. (David Calvert)

Esta novela es más negra que policiaca. Hay crímenes, sí, pero lo que le interesaba al escritor era desarrollar las relaciones entre un grupo de personas en un pequeño pueblo de EEUU. Y qué repercusiones tienen el amor, la frustración, el deseo, la venganza. “Al principio del libro pasa una cosa terrible y luego todos viven a la sombra de eso durante toda la historia. Yo también me sentía así durante un tiempo, como si tuviera una gran nube por encima y no conseguía salvarla, las cosas no funcionaban”, mantiene.

Entre todos los personajes sobresale Duchess, personaje que había creado 20 años antes. “No soy yo, pero era la persona que me permitía proyectar mis problemas sobre la página. Si yo estaba enfadado, ella estaba iracunda, si yo tenía dificultades, ella tenía 10 veces más dificultades. Ella era mi salvadora, mi conciencia, mi diario. Si ella podía estar bien, yo también”, insiste. Suena a tópico, pero en su caso sí que se cumple esto de la redención a través de la literatura. “Sin duda. Eso ha sido lo que ha ocurrido conmigo. Sin este libro y este personaje no estaría aquí. La literatura para mí lo es todo”, apostilla.

Y… al final Disney

La historia tiene un lacito tan feliz que al final hasta entra Disney. ‘Empezamos por el final’ será adaptada por la empresa del ratón y Whitaker espera que para este año ya haya avances. “Fue una época difícil. Estaba trabajando en una biblioteca de día, luego volvía a casa y tenía reuniones de Zoom con los estudios de Hollywood. Era como surrealista. Me reuní con muchos estudios diferentes y hablé con Disney, con Thomas Kail, el director de ‘Hamilton’, que es una obra maestra. Y Tommy lo tenía claro. Se enamoró de Duchess y conectamos de inmediato”, sostiene el escritor.

Whitaker soñó alguna vez con tener un Ferrari y una gran casa como bróker. Al final ha conseguido una buena posición, pero como escritor. La vida es rara

Whitaker soñó alguna vez con tener un Ferrari y una gran casa como bróker. Varias vueltas después, la vida le ha dejado en una buena posición, pero con una profesión con la que pocos pueden aspirar a ciertas comodidades. La vida es rara. “Sí, es una cosa extraña”, concede, “yo de pequeño pensaba que tenía que cumplir con mis padres y triunfar, pero ahora les digo a mis hijos que lo que tienen que hacer es ser felices y lo demás es secundario”. En cualquier caso, a él con la literatura, de momento, no le va nada mal.

A los 19 años, Chris Whitaker, que se ganaba la vida repartiendo folletos publicitarios, fue asaltado en Londres para robarle el móvil y recibió tres cuchilladas que casi le matan. De ahí derivaron episodios de insomnio y no poder comer. A los 23, en un giro del destino, se había convertido en uno de esos brókeres de la City que manejan igual de fácil y rápido el dinero que las papelinas de droga y las copas. Una vida a toda velocidad que le llevó a perder un millón de libras solo en una operación. Con menos de 25 años ya tenía una deuda con el banco de 500.000 libras. A los 30 decidió dejarlo todo para largarse a Marbella y ponerse a escribir. Un año después publicaba su primera novela. Y, llegando a los 40, el giro radical: el 'thriller' Empezamos por el final’ (Salamandra), que ahora sale en español, se convertía en el preferido del 'The New York Times' y 'The Guardian' en 2020, ganaba varios premios, vendía algunos cientos de miles de ejemplares y era traducido a una veintena de idiomas. Solo este primer párrafo vale por sí solo para una novela.