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Este español sí que conoce al nuevo Nobel de Literatura y tiene una opinión al respecto
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Este español sí que conoce al nuevo Nobel de Literatura y tiene una opinión al respecto

Chema Caballero es experto en literatura africana, uno de los editores de Libros del Baobab y, probablemente, el único español que ha leído la obra de Abdulrazak Gurnah

Foto: Diseño: Raquel Cano.
Diseño: Raquel Cano.

A Abdulrazak Gurnah (Tanzania, 1948) le pilló el Nobel de Literatura en la cocina. "Pensaba que me estaban gastando una broma. Coges el teléfono, no sabes quién llama. Alguien te dice: 'Has ganado el Premio Nobel'. Y tú dices: 'Ya, claro'". Y Gurnah no fue el único desconcertado. El nombre del escritor africano, afincado en el Reino Unido desde 1960, no resonaba en las quinielas literarias habituales. Ni Murakami, ni Ernaux, ni Atwood... Este año, el Nobel de Literatura ha recaído en un autor con tan solo tres obras traducidas y editadas en España. Una de ellas, por un sello que ya ha desaparecido.

—No sé si es consciente de que probablemente sea usted la única persona en España que sí ha leído la obra del último Premio Nobel.

—¡De eso me estoy dando cuenta ahora!

Chema Caballero ríe al otro lado del teléfono. Es cooperante, experto en literatura africana y uno de los editores de Libros del Baobab, el sello de Libros de las Malas Compañías para autores africanos. "Hay muy poquita gente en España que conocía a Abdulrazak Gurnah. Y eso que se publicaron tres libros suyos aquí, pero supongo que pasaron desapercibidos...".

Foto: Abdulrazak Gurnah en la catedral de Canterbury en junio de este año (REUTERS)

Pero a Gurnah no lo conocen en España... ni en su 'casa'. Caballero responde a las preguntas de este periódico pocos días después de regresar de un viaje a Tanzania, tierra natal del Nobel. "Estaba en una videoconferencia con unos tanzanos y les mencioné el tema del premio, les pregunté qué les parecía que se hubiera concedido a un compatriota. Me dijeron: 'Pero es que aquí nadie sabe quién es este tío. No sabemos qué hace ni de qué habla'. Varias personas me repitieron la misma impresión".

Gurnah nació en la isla de Zanzíbar, en 1948. Se trasladó al Reino Unido como estudiante cuando tenía 17 años para asistir al Christ Church College. En 1980, asistió a la Universidad Bayero Kano, en Nigeria. Y, cuando tenía 34, se doctoró en Literatura Inglesa por la Universidad de Kent, donde impartió clases hasta su jubilación. Su lengua materna es el suajili, pero ha publicado toda su obra en inglés. "Es un autor que conozco, leo y me gusta. Creo que el reconocimiento del Nobel es justo y no pongo en cuestión su calidad literaria, pero sí cuestiono el encasillamiento de la literatura africana", opina Caballero.

"Es africano, sí, pero ha pasado casi toda su vida en Reino Unido, publica con editoriales británicas y escribe en inglés. En su país de origen casi nadie lo conoce y es difícil comprar libros suyos allí". Caballero opina que el viraje de la Fundación Nobel responde al afán por premiar nuevas voces. En especial, tras el escándalo de abusos sexuales que salpicó a la Academia sueca en 2018, al que siguió una cascada de dimisiones y provocó que el Premio no se concediera aquel año. "La Academia está intentando abarcar todos los continentes. Están jugando a eso y este año parece que tocaba un africano, pero Gurnah no me parece el autor más representativo en ese sentido".

La literatura africana... según los suecos

La obra de Abdulrazak Gurnah está dominada por la identidad desdoblada del exiliado, de quien abandona su tierra, su lengua y su cuna. "Para algunos de mis lectores potenciales, había una forma de mirarme que tenía que tener en cuenta. Sabía que me tendría que representar ante unos lectores que se ven a sí mismos como normativos, libres de cultura o etnia, libres de diferencias. Me preguntaba cuánto contar, cuánto conocimiento asumir, cuán comprensible sería mi narrativa si no lo hiciera", explicaba el propio escritor.

Este es el quinto autor africano que recibe el Premio, tras Wole Soyinka (Nigeria, en 1986), Naguib Mahfuz (Egipto, 1988), y los sudafricanos Nadine Gordimer (1991) y John Maxwell Coetzee (2003). Ninguno de ellos ha publicado sus trabajos en lenguas nacionales africanas, a excepción de las obras en árabe de Mahfuz. El otro gran favorito para el Nobel de este año, Ngũgĩ wa Thiong’o,(Kenia, 1938) es un caso distinto para Caballero. "Thiong'o sí es conocido en su país de origen y en toda África. Escribe y publica desde allí, y lo hace en inglés y en su lengua materna: el kiyuyu".

"Este escritor tiene solera y trayectoria para un Nobel. Como Armand Gauz, de Costa de Marfil... Plantean temas muy de actualidad y revisan el colonialismo, uno de los temas claves de Gurnah. Mujeres como Fatou Diome también hacen mucho hincapié en la inmigración. Pero el problema de estos autores es que son muy críticos y revolucionarios, y esto a la Academia sueca probablemente le chirría un poco. Buscan gente un poco más 'suave', no sé cómo decirlo. Que planteen estos temas, pero desde un punto de vista menos reivindicativo".

"Pregunté a unos tanzanos por el Nobel y me respondieron: 'Es que no sabemos quién es este tío'"

En una entrevista para una publicación académica de la UCLA, el propio Gurnah plantea la incógnita: ¿qué es literatura africana, lo que se lee en África o los autores africanos reconocidos por la academia occidental? "No estoy seguro de si existe un canon de literatura africana oriental. Es un asunto controvertido. Pero si estás hablando desde el punto de vista de una institución occidental o de fuera de África, es posible confeccionar una lista de libros que podrían conformar ese canon. De hecho, el canon africano se ha establecido con esas maniobras, por gente extranjera que construye su lista de lecturas".

El canon literario africano no existe, salvo que estés fuera de África y no te lean en África. "Es cierto que esa es una larga discusión", plantea Caballero. "¿Qué es la literatura africana? ¿Un invento? ¿Una etiqueta comercial porque necesitamos que todo tenga un cajón? Es cierto que en Tanzania hay una literatura que vende mucho, que está escrita en suajili porque es la lengua que se habla y se estudia allí. Desde nuestro prisma literario, esas obras nos parecerían un poco tontas, casi como culebrones. Pero es lo que vende. La gente que accede a la literatura en Tanzania lee eso porque le gusta, mayoritariamente".

"Sí hay tendencias, gustos y modas literarias en Tanzania, y normalmente las conforman escritores que escriben desde allí. Es muy difícil conocer a esos autores fuera de África. Los autores que llegan fuera son africanos que emigran y triunfan en Reino Unido, en Francia, en Estados Unidos… Y los que nos llegan a España son los que triunfan en esos países. Sin decir que exista un canon, sí hay unas tendencias y unos gustos que se plasman en los libros que la gente africana lee de verdad", zanja Caballero.

placeholder Chema Caballero.
Chema Caballero.

El propio Gurnah sondeaba la incógnita acudiendo a Daniel arap Moi, el que fuera presidente de Kenia hasta 2002 y uno de los artífices de la descolonización británica. Moi se propuso reformar el sistema y el currículum educativo keniano. En lo relativo a la enseñanza del inglés, el equipo encargado sustituyó el estudio de Shakespeare por autores africanos y caribeños. "Y Moi, siendo el presidente que era, anuló la comisión y dijo: 'No, no podéis sacar a Shakespeare'. Lo devolvió al currículum y extrajo todos esos libros extraños de escritores africanos. Su perspectiva del canon africano no es tan diferente a la de cualquier institución occidental".

"¿Deberíamos enseñarles el canon internacional, que es básicamente el canon occidental? ¿O deberíamos enseñarles algo dirigido hacia una necesidad cultural, que no es necesariamente la necesidad educativa de los alumnos? Según Moi, enseñar inglés sin enseñar a Shakespeare es dejar a sus alumnos mal formados", reflexionaba Gurnah.

Foto: Las tres novelas del Nobel de Literatura Abdulrazak Gurnah. (EC)

Que el nombre de Abdulrazak Gurnah emergiera por sorpresa ha suscitado el debate en la comunidad literaria. Para Chema Caballero, un Premio Nobel de Literatura otorgado a un autor que se encontraba fuera de todo radar es, hasta cierto punto, una arbitrariedad. "Me parece casi una lotería... Lo positivo de este premio es que ahora todo el mundo va a querer leer a Gurnah. He un libro suyo vendiéndose por 96 euros en internet. Eso, en el fondo, es positivo. Que se empiecen a leer otras literaturas, porque nos abren la mente y nos abren a otras realidades. Pero estos premios son cosa de los suecos que se reúnen allí. Sus criterios, sus filias, sus fobias... Es cosa suya".

Para iniciarse en la lectura de la obra del Nobel, Chema Caballero recomienda 'Paraíso' (El Aleph, 1997), novela nominada en el Booker Prize y en el Whitebread Prize. Narra la historia de Aziz, un tanzano que se ve obligado a alistarse en la armada alemana con el estallido de la Primera Guerra Mundial. "La obra de Gurnah es interesante por varios motivos. Es uno de los pocos autores que retrata el colonialismo alemán en África, que fue igual de bestial y con los mismos genocidios que el francés o el británico".

"Este autor relata cómo el colonialismo rompe con su mundo, con sus costumbres y jerarquías, y cómo eso genera violencia. No es tan ingenuo como Chinua Achebe en su ‘Todo se desmorona’, por ejemplo, que idealiza el mundo precolonial, como una sociedad donde todo es maravilloso. Gurnah es mucho más realista. Retrata lo precolonial como algo despiadado y contradictorio, aunque en búsqueda de sus propias formas de convivencia. La llegada del colonialismo alemán impuso sus propias normas y rompió con el sistema del África oriental alemana. Esos son temas muy originales en la literatura africana".

Los derechos tras el Nobel

Ocurrió con Louise Glück, la ganadora del Premio Nobel en 2020. Tras recibir el galardón, la autora, hasta entonces minoritaria y editada en España por Pre-Textos, se revalorizó en el mercado y su agente literario terminó vendiendo los derechos de la obra al sello Visor. "Nos ha ocurrido recientemente al negociar los derechos de autor de un escritor que llevamos años traduciendo. Su precio se ha doblado porque nos han dicho que Netflix está interesada en hacer una serie sobre su obra. Ni siquiera se sabe si se va a hacer o no... Pues imagínate con un premio de este tipo. El mercado de los derechos de autor es un negocio como otro cualquiera, en mano de grandes compañías que especulan con estos derechos. Seguro que alguna de las grandes editoriales españolas ya ha estado tanteando y el precio se habrá disparado".

A Abdulrazak Gurnah (Tanzania, 1948) le pilló el Nobel de Literatura en la cocina. "Pensaba que me estaban gastando una broma. Coges el teléfono, no sabes quién llama. Alguien te dice: 'Has ganado el Premio Nobel'. Y tú dices: 'Ya, claro'". Y Gurnah no fue el único desconcertado. El nombre del escritor africano, afincado en el Reino Unido desde 1960, no resonaba en las quinielas literarias habituales. Ni Murakami, ni Ernaux, ni Atwood... Este año, el Nobel de Literatura ha recaído en un autor con tan solo tres obras traducidas y editadas en España. Una de ellas, por un sello que ya ha desaparecido.

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