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¿Tiene sentido una Feria del Libro descafeinada que deja fuera a los libreros del extrarradio?
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¿Tiene sentido una Feria del Libro descafeinada que deja fuera a los libreros del extrarradio?

Una treintena de librerías no estará presente en el Retiro por el inicio del curso escolar, el aforo estará reducido un 75% y habrá también una limitación de firmas

Foto: El montaje estos días de la Feria del Libro en el Retiro. (Maica Rivera)
El montaje estos días de la Feria del Libro en el Retiro. (Maica Rivera)

Alfredo Jiménez acaba de recibir 100 cajas de libros de texto en su librería La Osera de la Sierra, en Moralzarzal, un municipio al norte de Madrid, muy cercano a Cercedilla y Becerril de la Sierra. Dice que está agobiado. Especializada en literatura infantil y juvenil, el inicio del curso escolar supone siempre días de muchísimo trabajo y solo son dos en esta librería que abrió hace cinco años y medio. Por eso responde contundente cuando se le pregunta por qué este año no va a acudir a la Feria del Libro de Madrid, que empieza el próximo 10 de septiembre. “No íbamos a poder llegar a los dos momentos tan fuertes de ventas. Nosotros no podemos estar en dos sitios a la vez que están muy distantes. Queríamos ir, pero es que era inviable. Si lo pienso, ¡ahora estaría atacado!”, explica a El Confidencial.

Su librería no es la única que este año, con una fechas tan excepcionales por la pandemia —habitualmente se celebra entre mayo y junio—, se queda fuera de la feria. Una treintena de las que acuden puntualmente a la cita no estará presente en el paseo de coches del Retiro. La gran mayoría, de fuera de la capital. Para casi todos, las razones son las que apuntaba Alfredo. “No podemos dejarlo estos días porque los libros de texto son una parte muy importante de nuestros ingresos. Lo raro es que la organización no lo sepa…”, abunda también Emilio Vázquez, de Atenas, mítica librería de Fuenlabrada donde lleva despachando libros y material escolar desde hace casi 50 años.

"No podemos dejarlo estos días porque son una parte importante de nuestros ingresos"

Pero también hay otros motivos que han escocido a estos libreros, y es que apenas se haya pensado en ellos en un mes como septiembre. “Si te fijas, casi todas las librerías que van son del centro y no tienen material escolar. Podrían haber bajado las cuotas de las casetas al 50%, y a lo mejor con eso habríamos acudido”, manifiesta con más enfado Javier, de la librería Carmen, en Parla. Esta será la primera vez que no vaya a la feria en 22 años. La cuota se ha mantenido en los 1.670 euros para los libreros por el alquiler de una caseta (para los editores, el coste es de 2.434 euros). Hay que recordar que para los libreros el porcentaje del precio del libro que se lleva es del 30%. Más o menos como el del editor, que en este caso, al no pasar por librería, se lo ahorra. El resto va a parar al distribuidor y al autor.

placeholder Mapa de la feria de este año, con casetas en el centro.
Mapa de la feria de este año, con casetas en el centro.

Y, además de eso, este librero vaticina que no va a ser un buen año en ventas. “Septiembre es el inicio escolar, atascos, lluvia, y no tienes tiempo. La gente va al trabajo, no hay jornada continua. En junio, muchos coles van a la feria, pero ¿qué excursiones se han preparado para septiembre? Y menos con el covid. A los que vayan, les deseo que les haga buen tiempo porque, como llueva, les cierran el Retiro. Se van a comer un mojón. Creo que las ventas van a ser un 50% menos”, sentencia, no sin antes recordar que a la feria “se va a hacer dinero. Yo para exponer me quedo en mi casa. Se pasan muchas calamidades como para decir voy gratis. Se han encabezonado en hacerla, pero se podría haber esperado a 2022”.

La organización: "Sí habrá ventas"

Desde la organización, son conscientes de que este año acudirán menos libreros. Y que la feria prácticamente estará copada por los editores, lo que suele ser habitual, pero este año de forma aún más evidente, puesto que en términos totales el número de casetas apenas ha descendido. Si en 2019 —en 2020 no se celebró por el covidhubo 371, este año serán 320. “El descenso viene por las librerías. Hemos pasado de 113 a 78. Es porque su modelo de negocio está muy basado en el libro de texto, pero en el resto de expositores las magnitudes son muy similares”, reconoce a este periódico Manuel Gil, director de la Feria del Libro y al frente de una comisión en la que están presentes editores, libreros y distribuidores.

"Deseo que les haga buen tiempo porque, como llueva, les cierran el Retiro"

Este año, decididamente, tenían que organizarla. “Como otros sectores, el libro también tenía que ponerse en marcha. Por eso es la feria del reencuentro. Hay unas ganas de ir a la feria tremendas. La puñeta es que tendremos un control de aforo, pero es que estamos ante una fase de transición de los eventos presenciales”, manifiesta Gil, que insiste en que se han estudiado a fondo las fechas. “Hemos hecho muchos números por el consumo. La gente ha ahorrado. Sí hay una parte que se ha trasladado este año a los viajes, pero hay una parte de ese consumo que va a ir a la feria. Yo espero unas cifras similares de ventas. La gente que va a la feria sí tiene 40 euros. O los carga en la tarjeta. El embolsamiento del ahorro es brutal y la gente no se lo ha gastado todo en Torrevieja”, redunda. ¿Y qué pasa con el tema de los libros de texto? “La población infantil está disminuyendo todos los años, por lo que ese no es el problema”, zanja.

Como recordatorio: en 2019 se recaudaron 10 millones de euros, hubo cerca de 550.000 ejemplares vendidos y casi dos millones de visitantes, según las cifras que dio la propia organización.

Aforo reducido

Si lo de las ventas es todo un futurible, lo que parece cristalino es que no se alcanzarán los dos millones de visitantes. Por una obviedad: la normativa madrileña reduce el aforo al 75%. Por ese motivo, explica Gil, también se ha reducido el espacio que ocupará la feria, cerrado y circunscrito esta vez únicamente al Paseo de Coches (es decir, no empezará en la Puerta de Madrid, de la calle Alcalá).

La razón es que esta parte es más controlable, tiene menos recovecos y hay menos peligro de que nadie se salte una valla. La cantidad de personas a la vez que habrá en ese espacio será de 3.900 (el cálculo sale del 75% que se tiene que aplicar al aforo total en ese lugar, contando con las casetas, bares y otros pabellones, que es de 5.100 personas) y se controlará mediante un sensor que medirá las entradas y salidas (y cuyo número estará disponible en una aplicación de móvil). Pero como avisa Gil: “El concepto del aforo es dinámico. Según hemos calculado, por el tiempo que la gente está en la feria, al día podrá haber hasta unas 40.000 personas”. Si hacemos el cálculo por los 17 días que dura, se podría llegar a los 680.000 visitantes en total.

placeholder Presentación del cartel oficial de la Feria del Libro. (EFE)
Presentación del cartel oficial de la Feria del Libro. (EFE)

“Es verdad que vamos a perder visitantes, pero lo que vamos a perder es la compra por impulso. Gente que iba a darse un paseo y de pronto ve que está no sé quién y se compra el libro. Pero es que ahora la gente va a venir con la lista de los libros que se quiere comprar. Es decir, va a venir el comprador pata negra. El que quiere comprar con comodidad”, señala Gil.

"Vamos a perder visitantes, pero lo que vamos a perder es la compra por impulso"

Las firmas, que son uno de los grandes reclamos de la feria, también se han limitado, aunque, de momento, ya hay unas 1.000 cerradas. La organización ha optado por que sean las editoriales las que se autorregulen para impedir que haya una masificación de personas. Desde Planeta, donde publican autores hipermediáticos como los 'youtubers', confirman que se evitarán al máximo este tipo de firmas y que no habrá más de 30 personas en las colas. “Yo no soy partidario de las prohibiciones, sino de la sensatez. He considerado que no había que tomar ninguna medida cuando los grandes grupos nos han dicho quién va a firmar y a qué hora. Y hemos estudiado que no haya dos firmas cercanas con colas muy grandes. Pero todo eso lo vamos a seguir estudiando y a lo mejor hay que cambiar firmas de horas”, sostiene Gil.

Pese a este entusiasmo, si hay libreros que no van a acudir porque temen la bajada de las ventas, también hay editores que reconocen que no va a ser igual que otros años. “Puede que sea una feria simbólica, y hablo a nivel de facturación”, comenta Donatella Ianuzzi, de Gallo Nero. No obstante, el sentir en la parte editorial es de cierto frenesí. “Me gusta que se haga, que la gente sepa que está ahí y se sigue haciendo. Es una manera de reivindicarse: estamos de esta forma, pero estamos. Además, es que se ha trabajado dos años en esto. Creo que hay mucho trabajo detrás y si ha costado tanto…”, añade esta editora. Gil, por su parte, refrenda: “Hay editores que me han dicho que si no hay feria, los ingresos son cero”.

Dos años sin presupuesto

La Feria del Libro de Madrid lleva dos años y medio sin celebrarse. La de mayo de 2020 se descartó en marzo de ese año. La organización le dio varias vueltas y durante unos meses se pensó en la posibilidad de hacerla en octubre, una vez más, gracias al voluntarismo de los editores. Incluso se contaba con una ayuda extra de la Comunidad de Madrid de 300.000 euros. Se desestimó a finales de agosto ante el crecimiento de lo que se conoció como segunda ola y con una población que aún estaba sin vacunar.

placeholder Esta foto es de un domingo de junio en 2019. No se repetirá este año. (EFE)
Esta foto es de un domingo de junio en 2019. No se repetirá este año. (EFE)

Todos los esfuerzos se destinaron a 2021. Mayo volvía a ser imposible. “No nos hubieran autorizado, por sentido común. Se estaba empezando a vacunar…”, rememora Gil. El día D se fijó en el 10 de septiembre. “Pero para entonces hemos estado sin ingresos desde abril de 2019. Hemos sobrevivido hasta ahora porque nuestra facturación bajó un 100%”, observa el director, que revela que la feria tiene un presupuesto de 1,69 millones de euros, que proceden de las cuotas de las inscripciones, subvenciones de las instituciones públicas (ayuntamiento, comunidad y Ministerio de Cultura), CaixaBank, Unilever-Frigo, otros patrocinadores y la restauración.

“Y tiene que quedar beneficio para sostener la feria hasta el año siguiente”, añade. Ahora acaban de recibir 100.000 euros extra de la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid en concepto de patrocinio —habrá carteles de la comunidad por la feria— que atenuarán, dice, los sobrecostes que este año se han añadido por la seguridad y el control “y la situación económica complicada que teníamos”.

El director de la feria: "Hemos estado sin ingresos desde abril de 2019"

Con todos estos mimbres, el director confía en que sea una feria muy parecida a la de años anteriores. A los libreros que no van a poder ir, sin embargo, les produce cierta decepción. “Parece una feria de editoriales, ¡y eso que la organizamos los libreros! Pero es que para ellas no es tanto problema estar presentes o no en la feria. Pero nosotros… Todos tenemos ganas, pero en nuestro caso lo tuvimos que pensar dos veces. Llegamos a pagar la tasa, pero nos retiramos”, cuenta con cierta tristeza Alfredo entre caja y caja. Habrá que esperar a 2022 para ver una feria real.

Alfredo Jiménez acaba de recibir 100 cajas de libros de texto en su librería La Osera de la Sierra, en Moralzarzal, un municipio al norte de Madrid, muy cercano a Cercedilla y Becerril de la Sierra. Dice que está agobiado. Especializada en literatura infantil y juvenil, el inicio del curso escolar supone siempre días de muchísimo trabajo y solo son dos en esta librería que abrió hace cinco años y medio. Por eso responde contundente cuando se le pregunta por qué este año no va a acudir a la Feria del Libro de Madrid, que empieza el próximo 10 de septiembre. “No íbamos a poder llegar a los dos momentos tan fuertes de ventas. Nosotros no podemos estar en dos sitios a la vez que están muy distantes. Queríamos ir, pero es que era inviable. Si lo pienso, ¡ahora estaría atacado!”, explica a El Confidencial.

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