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El verdadero propósito de Hitler no fue el que nos han contado
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El verdadero propósito de Hitler no fue el que nos han contado

El historiador británico Brendan Simms publica una nueva biografía del caudillo nazi donde ofrece una sorprendente hipótesis sobre a quién consideraba sus verdaderos enemigos

Foto: El dictador Adolf Hitler en una imagen de archivo
El dictador Adolf Hitler en una imagen de archivo

Verano de 1918. Las primeras oleadas masivas de soldados estadounidenses, descansados y entusiastas, embistieron por primera vez en la segunda batalla del Marne contra las agotadas tropas alemanas tras cuatro años de guerra. Los efectos en la moral de los germanos fueron devastadores y se vieron obligados a retirarse, no sin antes hacer algunos prisioneros. Del 17 de julio data una nota del ayudante de brigada Fritz Wiedemann que dice así: "El soldado de primera clase Hitler ha llevado dos prisioneros americanos (hechos por el 16º Regimiento de Reserva) a los cuarteles de la 12º Brigada de la Real Infantería Bávara". Una década después, el ya líder del Partido Nacional Socialista Alemán, afirmaba en un discurso: "A mediados del verano de 1918 los primeros soldados americanos aparecieron en los campos de batalla franceses, hombres bien desarrollados, hombres de nuestra misma sangre, a los que durante siglos habíamos deportado y que ahora estaban dispuestos a hundir en el barro a la madre patria".

¿Y si el verdadero propósito de Adolf Hitler no fuera el que la historiografía nos ha contado? ¿Y si el designio que guio su furia destructora no fue tanto el enfrentamiento con la Unión Soviética, el bolchevismo o el judaísmo internacional como la competencia contra Angloamérica y el capitalismo mundial movido por un complejo de inferioridad insoportable que le hizo creerse destinado a "elevar al pueblo alemán" -bien expurgado de semitas y otros 'indeseables'- a la altura de sus rivales británicos y, sobre todo, estadounidenses. Estadounidenses como aquellos dos impetuosos soldados a los que Hitler apresó en los estertores de la Primera Guerra Mundial y que tanto ensombrecieron su ánimo por comparación con la debacle germana. Es lo que defiende el historiador Brendan Simms en 'Hitler: solo el mundo bastaba', el libro que ha sacudido la historiografía sobre el nazismo y la Segunda Guerra Mundial y que ahora Galaxia Gutenberg publica en nuestro país traducido por Victoria Eugenia Gordo del Rey.

placeholder 'Hitler, solo el mundo bastaba'
'Hitler, solo el mundo bastaba'

"Mi biografía rompe con gran parte de las ideas dominantes sobre Hitler", afirma Simms. "Hitler no había puesto al pueblo alemán en un pedestal racial, sino que le obsesionaba el temor de su permanente fragilidad. No creía que Estados Unidos hubiera quedado paralizado por el derrumbe de Wall Street y aquel país siguió constituyendo un factor clave en su pensamiento desde el inicio de la década de 1920 en adelante. Mi libro también refuta la arraigada creencia de que el principal motor de la visión del mundo de Hitler, y la fuente de su virulento antisemitismo, fuera el temor a la Unión Soviética o al bolchevismo. En consecuencia, no acepto la crucial importancia que se cree que tuvo para él el frente del este en la Segunda Guerra Mundial".

Un mundo de enemigos

Han pasado veinte años desde que un crítico alemán dictaminó que sumaban ya más de 120.000 los libros y artículos sobre el Tercer Reich y Hitler, número que habrá aumentado sustancialmente desde entonces. Entre todo ese material destacan las célebres biografías de Alan Bullock, Joachim Fest, Ian Kershaw, Volker Ullrich o Peter Longerich. ¿Qué más se puede decir a estas alturas sobre los años más oscuros de nuestra civilización? "Si lo que yo afirmo se sostiene como válido", responde Simms, "la biografía de Hitler, y tal vez la historia del Tercer Reich en un sentido más amplio, debería replantearse desde su base".

¿Qué más se puede decir sobre los años más oscuros de nuestra civilización?

El lector juzgará si las pretensiones del historiador cumplen lo prometido. Pero el resultado es apasionante. Casi mil páginas que buscan no tanto interpretar a Hitler como exponer sus pretensiones a golpe de constantes y oportunas citas directas en muchas ocasiones desconocidas del propio dictador que abren una ventana a una mente esquizoide obsesionada con vivir en un mundo de enemigos. Especialmente interesante resulta el uso de documentación histórica esencial y obviada hasta la fecha como el Archivo de Guerra Bávaro que proporciona toda clase de material sobre la experiencia de Hitler en la Gran Guerra, como su encuentro trascendental con los soldados estadounidenses y la lucha de su regimiento con los nuevos adversarios al final de la contienda.

"Aquí es, por tanto, donde empezó todo: la preocupación por la debilidad demográfica alemana, para la que el 'Lebensraum' hacia el este iba a convertirse finalmente en el único remedio: el respeto y el miedo a las potencias anglosajonas con sus aparentemente infinitos recursos espaciales, demográficos, naturales y económicos: y la determinación de evitar otra guerra civil racial entre anglosajones y teutones -propiciada por la "judería mundial"- si era posible, o sobrevivir en caso de que un nuevo enfrentamiento resultara inevitable",

Verano de 1918. Las primeras oleadas masivas de soldados estadounidenses, descansados y entusiastas, embistieron por primera vez en la segunda batalla del Marne contra las agotadas tropas alemanas tras cuatro años de guerra. Los efectos en la moral de los germanos fueron devastadores y se vieron obligados a retirarse, no sin antes hacer algunos prisioneros. Del 17 de julio data una nota del ayudante de brigada Fritz Wiedemann que dice así: "El soldado de primera clase Hitler ha llevado dos prisioneros americanos (hechos por el 16º Regimiento de Reserva) a los cuarteles de la 12º Brigada de la Real Infantería Bávara". Una década después, el ya líder del Partido Nacional Socialista Alemán, afirmaba en un discurso: "A mediados del verano de 1918 los primeros soldados americanos aparecieron en los campos de batalla franceses, hombres bien desarrollados, hombres de nuestra misma sangre, a los que durante siglos habíamos deportado y que ahora estaban dispuestos a hundir en el barro a la madre patria".

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