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Ahora o nunca: los editores reinician la máquina ya… y los libreros piden prudencia
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Industria editorial

Ahora o nunca: los editores reinician la máquina ya… y los libreros piden prudencia

La industria editorial quiere reiniciar cuanto antes el lanzamiento de las novedades y las ventas para salvar una temporada aciaga, pero no todos van a las mismas velocidades

Foto: Algunas librerías comenzarán este lunes con cita previa, pero la gran mayoría seguirán cerrada hasta el 11 de mayo (EFE)
Algunas librerías comenzarán este lunes con cita previa, pero la gran mayoría seguirán cerrada hasta el 11 de mayo (EFE)

El lunes 16 de marzo, a L. le comunicaron que su empresa, una editorial veterana, aplicaría un ERTE. 50% de la nómina y media jornada desde casa. No hubo mucha espera por parte de la compañía, que enseguida plegó alas, pasó el programa del lanzamiento de novedades de marzo y abril a mayo, junio y julio, y dispuso a sus empleados a teletrabajar. A día de hoy aún se encuentran en esa situación. Otros han perdido su trabajo.

Un caso como el de L. es el paradigma de la gran mayoría de los trabajadores del sector editorial en España desde el estado de alarma. No se lanzan novedades, las librerías están cerradas -los libros se pueden vender online, pero el volumen, según indican desde librerías que lo han mantenido, es mucho menor- y no se distribuye casi nada. Según la Asociación de Cámaras de Comercio del Libro, que agrupa a editores, libreros y distribuidores, el 50% de las empresas ha puesto en marcha ERTE y dos de cada cuatro han solicitado créditos ante la falta de liquidez, créditos que en el 60% de los casos siguen pendientes ser estudiados. En el sector, por otra parte, la gran mayoría son microempresas. En resumen, los empresarios del libro han calculado en este tiempo unas pérdidas de unos 1.600 millones de euros, que es casi la mitad de la facturación anual de esta industria, si bien algunos miembros del sector ponen las cifras en duda y las consideran infladas.

Foto: Las librerías están cerradas desde el pasado 14 de marzo (EFE)


No obstante, desde esta industria se quiere volver a encender la maquinaria cuanto antes. Es la única manera de salvar la temporada, dicen. Pero hay algunas disensiones, principalmente entre editores y libreros. Los primeros quieren lanzarse ya. Los segundos también, pero piden un poco de prudencia y protocolos. Según el plan de desescalada del Gobierno, este lunes podrían abrir las librerías con cita previa, pero desde CEGAL, la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros, no lo ven tan claro.

No hay un documento por escrito que hable de las librerías y sería muy extraño eso de la cita previa. Nos estamos preparando para el 11 de mayo


“No hay un documento por escrito que hable de las librerías y sería muy extraño eso de la cita previa, como mucho una entrega de libros que te han pedido, pero no tiene mucho sentido. Parece que es más para peluquerías… Nosotros nos estamos centrando en el 11 de mayo. Está bien tener una línea en el horizonte y ya estamos preparando protocolos de protección, aunque ninguna autoridad nos ha dicho nada y nos estamos fijando en otros países”, comenta Álvaro Manso, portavoz de esta confederación que agrupa a más de 1.400 librerías, a El Confidencial. Habrá que ver qué ocurre el día 11 y tampoco pasará lo mismo en todas las provincias.

Abrir “como Dios manda”

Para algunos los editores las librerías ni siquiera deberían haber cerrado. Así lo estima Gonzalo Pontón, veterano editor ahora al frente del sello de historia y filosofía, Pasado & Presente: “Me hubiera gustado que las librerías no hubieran cerrado nunca, porque va tan poca gente… Entiendo que se cierre un estadio de fútbol o una iglesia porque la gente va a en masa y eso provoca contagios. Y sigo criticando que continúen cerradas. Porque cerrar las librerías es cerrar todo: distribución, almacenes, transportes, trabajos editoriales, traductores, correctores, imprentas. Es romper una cadena a la que, en principio, le hubiera afectado muy poco el coronavirus porque es una cadena que trabaja en casa. Ya no trabajamos con linotipias. Si el Gobierno no fuera tan ajeno a la cultura como han sido siempre con todos los Gobiernos…”.

Si la máquina no vuelve a entrar pronto en funcionamiento “puede cerrar hasta un 15% de las librerías"


Pero las librerías, como todos los comercios, cerraron. Y ahora, como dice Antonio María Ávila, director de la Federación del Gremio de Editores (FGE) lo que toca es abrir ya “y abrir como dios manda porque la librería es el principal canal de venta. El lunes 4 habrá una apertura muy especiall, que es servir online y eso ya lo hacen. Pero es que a medida que la situación se alargue será peor”. Ávila sostiene que si la máquina no vuelve a entrar pronto en funcionamiento “puede cerrar hasta un 15% de las librerías. Creo que puede haber mucho cadáver y esos no resucitan”.

Reinicio de las novedades

Otros editores son menos taxativos, pero también aprueban que todo vaya empezando a moverse, aunque sea como desperezarse por las mañanas. “En cuanto los criterios de sanidad lo permitan, y haya algún tipo de prescripción clara de cómo puede haber ciudadanos en sitios cerrados a la hora de comprar, la librería debería abrir. Cuanto antes empiece una normalización mínima del pulmón del sector, que son las librerías y la venta, antes podremos salir todos. El sector está muy tocado y ahora son las librerías, pero dentro de dos meses vamos a ser los editores cuando recibamos las liquidaciones de estos dos meses y los siguientes van a ser los autores cuando cobren las liquidaciones del próximo año”, mantiene Juan Casamayor, editor de Páginas de Espuma.

Por su parte, Miguel Águilar, editor de Penguin Random House, resalta a título particular y no del grupo, que también es necesario pulsar el botón de reinicio. “Es necesario recuperar un poco de normalidad, que haya gente en la calle y algo de actividad comercial – tiendas de ropa, de antigüedades, peluquerías… no solo librerías. Pero en el caso de los libros, tanto su producción como su consumo suceden en soledad, así que son (somos) un sector bastante bien adaptado a las medidas profilácticas, mucho mejor que cines, teatros, museos, etc. Pienso que cuanto antes, mejor”.

El sector está muy tocado y ahora son las librerías, pero dentro de dos meses vamos a ser los editores


De hecho, en esta desescalada las editoriales ya están comenzando a enviar a la prensa sus catálogos de novedades con aquellos libros que se habían pospuesto. En Anagrama, su directora editorial Silvia Sesé reconoce que van a retomar su actividad este mayo “en cuanto abran las librerías, la promoción y publicidad de las novedades de marzo que salieron una semana antes del estado de alarma: ‘pequeñas mujeres rojas’, de Marta Sanz; ‘Poeta chileno’, de Alejandro Zambra; la recuperación de ‘Testo yonqui’, de Paul Preciado; 'La extranjera', de Claudia Durastanti. Después, retomaríamos el envío de novedades a librerías, hacia finales de mayo”. Sin embargo, Sesé también indica que no se va a volver con toda la carne en el asador: “Vamos a posponer al año que viene alrededor de un 20% de las novedades previstas para este”.

Ayudas del Gobierno

Con todo, los libreros siguen advirtiendo ante este entusiasmo de los editores. “Para el 11 de mayo nos da tiempo a preparar el protocolo, pero hay algunos detalles que faltan como, por ejemplo, cómo se van a reincoporar las plantillas, el 60% de ellas están en ERTE y por aforo no se va a necesitar a toda la plantilla. Estimamos que que gradualmente se vayan incoporando los trabajadores y los ERTE se conviertan en ERTE por motivos económicos”.

placeholder Librería La Central de Madrid, cerrada (EFE)
Librería La Central de Madrid, cerrada (EFE)


A su vez, los libreros creen que el Gobierno también debe implementar las medidas urgentes que le ha pedido el sector y que, previsiblemente, se deberían hacer públicas el próximo 5 de mayo. Entre ellas se encuentra una línea de crédito directo para el sector, sobre todo para las pequeñas empresas, 85 millones de compra pública de libros para las bibliotecas, un bonolibro que permita a los ciudadanos gastar en libros, un fondo de 100 millones de euros para viajes promocionales y una desgravación fiscal en la compra del libro educativo.

“El Gobierno tiene la oportunidad de cerrar un año difícil como este salvando al tejido de las librerías, potenciando las bibliotecas y como resultado aumentando índice de lectura del país. Ya tenemos dos meses sin facturación, es una pérdida considerable. El horizonte de la normalidad no llegará hasta navidad, y eso afectará al sector claramente”, insiste Manso.

Sant Jordi en julio y fechas

Dentro de la nueva normalidad, la expresión de moda, esa que se pretende para finales de junio, se han enmarcado las nuevas fechas de Sant Jordi -23 de julio- y la Feria del Libro de Madrid, prevista para octubre, aunque desde su organización todavía insisten en que su celebración “es una incógnita” y todavía podría quedarse en un simulacro virtual.

placeholder La Feria del Libro de Madrid, en mayo de 2019 (EFE)
La Feria del Libro de Madrid, en mayo de 2019 (EFE)


El sector, no obstante, no quiere que se caigan. Son una tabla de salvación, aunque también se sabe que las ventas serán menores que si hubiera sido un año normal. “Ayudará a retomar plenamente el negocio y al reencuentro de autores, libreros, lectores y editores. Con las medidas de seguridad que sean necesarias, claro está. Es importante esa inyección de facturación para todos, desde los libreros hasta los editores de cuyo negocio depende también una larga cadena de trabajadores editoriales”, comenta Sesé sobre el nuevo Sant Jordi. “No creo que se pueda reproducir en este momento prevacuna/pretratamiento ninguna acumulación de gente como las habituales en Las Ramblas o el Retiro, pero seguro que hay maneras de combinar salud pública y firmas de ejemplares. Si no se celebran las ferias, habrá que buscar otros modos de dar protagonismo al libro e incentivar las ventas”, señala, a su vez, Aguilar.

Habrá cambios en el mercado “hacia una mayor concentración: los dos grandes grupos de España no tendrán problemas"


Casamayor recuerda que ya hay fechas que han tenido que ser canceladas como la de Bogotá y la de Buenos Aires ha sido aplazada. “El valor de las ferias es económicamente muy importante y sin esos momentos de sociabilización y visibilidad de los libros se rompen vamos perder ventas todo el año. Porque un libro que llega fuerte a una feria y en la feria se revitaliza continua a lo largo del verano y parte del otoño. Por lo tanto, las ferias son fundamentales”.

Un futuro concentrado

Lo que sí parece claro para todos es que este año será muy diferente a los demás. Todavía está por ver, dice Ávila, si tendrá unas consecuencias como la crisis económica de 2008, pero para otros como Pontón lo que sí ven evidente es que se va a producir un cambio en el mercado “hacia una mayor concentración: los dos grandes grupos de España no tendrá problemas, recibirán créditos hasta que se harten, pero pequeños libreros y editores no van a poder… Es gente que no está capitalizada y vive al día, a no ser que muchos se apunten a los préstamos del ICO”.

Esto redundará en la bibliodiversidad “que ahora ya hay muy poca. La salvan editoriales vocacionales, libros que no quieren los dos grandes grupos. Todas estas destrucciones conllevan una pérdida, no solo de variedad sino de concentración en la oferta de ficción. Lo que se produce es una huída hacia libros que no te amarguen la vida. Después del tiempo que te has pasado encerrado lo que quieres es algo que te distraiga. Dime tú quién se va a poner ahora a leer un libro de filosofía”. La nueva normalidad.

El lunes 16 de marzo, a L. le comunicaron que su empresa, una editorial veterana, aplicaría un ERTE. 50% de la nómina y media jornada desde casa. No hubo mucha espera por parte de la compañía, que enseguida plegó alas, pasó el programa del lanzamiento de novedades de marzo y abril a mayo, junio y julio, y dispuso a sus empleados a teletrabajar. A día de hoy aún se encuentran en esa situación. Otros han perdido su trabajo.

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